Entrenar a fútbol en el equipo de su pueblo, pasar la tarde con sus amigos, o acudir a clase son algunas de las actividades que tanto Álex Gilart como su familia no esperaban que le ayudasen tanto a sobrellevar el cáncer con el que el pequeño de 8 años está conviviendo. Hace tres años le detectaron un neuroblastoma y, cuando parecía estar curado, en octubre de 2022 recayó en la enfermedad y volvió a empezar desde cero la lucha. A lo largo de todo este tiempo, la familia había barajado multitud de opciones, actividades o juegos que le ayudasen a distraerse y divertirse, dejando el cáncer a un lado durante unos minutos. Y, finalmente, dieron con el fútbol.
Varios días a la semana Alex entrena con el equipo de fútbol sala de Nonaspe, donde se junta con el resto de niños de su edad. Allí, hace deporte con sus amigos y se divierte. «De hecho, fue él quien nos propuso que le apuntáramos a este deporte a pesar de que no le gusta especialmente, pero Álex sabía que le ayudaría el poder pasar tiempo con sus amigos», recuerda su madre Tere Navarro.
Desde que los ingresos en el hospital, los tratamientos y la quimioterapia comenzaron, Álex no había podido ir al colegio y, por tanto, no tenía ocasión de coincidir con los demás niños del pueblo. Ahora, con la nueva andadura que comenzaron en octubre, ya puede acudir a clase y también ha empezado con los entrenamientos de fútbol. Además, los Reyes Magos no han podido dejar pasar la oportunidad e, incluso, le han traído una pelota para que pueda practicar todavía más este deporte.
Y es precisamente a través del fútbol como los vecinos de Nonaspe decidieron echarles una mano y recaudar fondos a favor de ASPANOA, asociación con la que trabajan Tere Navarro y Esteban Gilart, los padres de Alex. La grada nonaspina no había visto en mucho tiempo tal afluencia, pues ningún vecino se quiso perder la ocasión de ayudar al pequeño en el partido que jugaron la U.D. Nonaspe contra el C.F. Mazaleón. Así, el dinero recaudado se ha destinado a ASPANOA. La Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Aragón ha ayudado «mucho, mucho» a esta familia nonaspina, insiste Gilart.
Cuando Álex ha estado ingresado en un hospital de la capital aragonesa, la asociación ha ofrecido a los padres la posibilidad de que se alojaran en un piso de acogida del que disponían. Así, para la familia ha sido más fácil la estancia allí y el cuidado de su hijo mientras requería de las continuas visitas médicas. Pero para Álex, esta asociación también ha sido de gran ayuda, ya que «en el hospital siempre hay voluntarios que realizan actividades de musicoterapia, juegan con ellos, en la habitación les divierten, les facilitan videoconsolas y la televisión de manera gratuita… En definitiva, ponen a su disposición todo tipo de entretenimiento», señala agradecida Navarro.
Por todo este apoyo que la familia nonaspina recibe por parte de la asociación, tanto Tere Navarro como Esteban Gilart están «enormemente agradecidos, ya que ha significado que tratar esta enfermedad viviendo en el medio rural no suponga un problema». Así, la familia ha podido llevar de mejor manera el cuidado y tratamiento de su hijo. «También nos ha ayudado mucho que Álex siempre ha llevado la enfermedad muy bien y nunca ha puesto ninguna queja por los traslados a Zaragoza o por todo lo que conlleva el tratamiento», incide la madre.
Además de estas facilidades, Álex en ningún momento ha recorrido solo este camino. Su hermana Elsa y sus padres le han dado el cariño que ha necesitado pero, sus amigos de Nonaspe «siempre lo han apoyado y han jugado con él como antes», recuerda Navarro. Estos mismos niños fueron quienes le echaron una mano el pasado sábado para marcar un gol al cáncer. Todos ellos le acompañaron en el partido benéfico en el que Álex dio el pistoletazo de salida al evento deportivo con un gran chute de saque de honor.