Más conocido como Gabi, este argentino, natural de Buenos Aires, hizo las maletas desde Londres para establecerse en Lledó
Dicen que el amor es capaz de moverlo todo. Y así fue en el caso de Gabriel García, Gabi, argentino de Buenos Aires y que tras vivir varios años en Londres cambió las grandes urbes por la tranquilidad y el sosiego del Matarraña después de conocer a su pareja Esperanza, veraneante desde muy joven en Valderrobres y una enamorada del Matarraña.
Ambos decidieron cambiar la gran ciudad y establecerse en el paisaje matarrañense en 2004. Tras residir una temporada en Valderrobres decidieron establecerse en Lledó, donde junto a su hija de 10 años disfrutan de la naturaleza y el sosiego. Reconoce que su tiempo en la vibrante capital inglesa no había terminado, pero el amor hizo que no dudase en cambiar el ámbito urbano por el medio rural. «Puedo decir que lo nuestro fue una historia de amor», explica después de reconocer que desde el primer momento le subyugaron los paisajes matarrañenses.
Gabriel nos recibe a los pies de la casi milenaria iglesia de Lledó, una de las más antiguas del Bajo Aragón y reconoce que una de las cosas que más le atrae de todo el país pero del Matarraña en particular, es la antigüedad y los siglos de historia que atesoran buena parte de sus edificios. Lo primero que le llamó la atención fue lo acogedor y abierto de la gente del territorio. Destaca la vida social que tiene, no solo el Matarraña, si no toda España, además de la abundancia de bares y lugares para socializar. «En Argentina en contra de lo que pueda parecer no hay apenas bares. Aquí hay mucha vida de bares», explica.
Desde hace varios años Gabi forma parte del equipo de trabajo del Departamento de Medioambiente de la Comarca del Matarraña. Reconoce que su intención es quedarse a vivir aquí. «Es un territorio único en el que me encantaría quedarme», añade.
El elevado tono de voz, las fiestas populares y la acogida de la gente fue otra de las cosas que más le llamaron la atención. Otro de los aspectos a los que Gabriel se ha acostumbrado es al ritmo de vida rural, algo que después de vivir en mega urbes como Buenos Aires y Londres nunca hubiese imaginado. «Volví a Buenos Aires hace unos meses y me costó retomar ese ajetreo. Nunca lo hubiese imaginado. Me encanta la tranquilidad que hay aquí», explica. Sin embargo, añade, echa de menos a sus familiares y amigos argentinos. En el plano gastronómico echa mucho de menos los dulces de leche y los alfajores argentinos. Como dato curioso, apunta sin embargo, que le llama la atención la similitud de las comidas navideñas entre España y Argentina, teniendo en cuenta que en el país suramericano, es verano. «En Argentina también comemos turrones y lo mismo que se come aquí. Ahora pensemos que allí en Navidad estamos a 35ºC», apunta.
Sobre su lugar o rincón favorito del Matarraña reconoce que le cautiva la paz que se vive en las montañas de Ráfales. De su Buenos Aires natal se queda con la ribera del Río de la Plata y la Costanera.
En el plano deportivo y después de no poder resistirnos a preguntarle sobre sus preferencias futbolísticas, Gabi deja claro que es fiel seguidor del Boca Juniors. En el plano político teme que muchas de las cosas que Argentina vivió en lustros pasados, puedan pasar en España y en el resto de Europa. «Siempre he pensado que Argentina era un laboratorio político. Y me preocupa que muchas de las cosas negativas que ocurrían allí, están empezando a pasar aquí», explica.