Guitarricadelafuente conoció por primera vez en su vida «la semilla de la música» en Cuevas de Cañart, donde ha pasado todos los veranos y ha vivido tantas fiestas populares y jaranas caseras. Después de comer subía al granero de la casa familiar con sus abuelos, sus padres, sus tíos, su hermana y sus primos, «y se ponían a tocar». «Era una fiesta. Como la puerta de la casa estaba siempre abierta, cuando venían nuestros amigos a buscarnos, también subían y se unían», cuenta el artista (Álvaro Lafuente) en una entrevista publicada en El País con motivo de la amplia gira de verano que está realizando para presentar su primer álbum, «La Cantera».
El título del disco hace referencia a la «cantera» de los pueblos, a todo ese grupo de chavales que, como él, llegan cada verano a los sitios de donde vienen sus familiares. «En el pueblo todos éramos de sitios diferentes y eso era muy enriquecedor. Cuando nos poníamos a tocar en la plazuela, había uno de Barcelona, otros de Zaragoza, otros de Madrid, otros de Valencia… Había músicas y estilos diferentes, y los compartíamos todo el tiempo», recuerda Guitarricadelafuente en la entrevista que firma el periodista Fernando Navarro. Cuando comenzó a crear el álbum desde su habitación de Benicàssim, ciudad valenciana de la que es natal, necesitó regresar a sus orígenes, a Cuevas de Cañart. «Creo que el lugar de origen es muy importante. Mi pueblo es un punto de partida con el que quiero llegar a otro espacio más grande», subraya.
El estilo particularísimo que tiene el talentoso joven impregna el disco, en el que se citan influencias folclóricas aragonesas con otras latinoamericanas, y los avances de las músicas urbanas y contemporáneas. «Cantar con mis primos en las peñas del pueblo influyó en mi base, en mi gusto. Tocábamos rumbas, jotas, cosas animadas y fáciles… Éramos como Los Delincuentes. Solo queríamos estar en familia y entre amigos», explica en El País. La nostalgia por la forma de vida en los pueblos impregna el imaginario del álbum. Las canciones reviven aspectos emocionales compartidos por todos esos pueblos despoblados de la España vacía.
«Creo que un mensaje muy representativo de mi generación en el ímpetu por recuperar los genuino. Vivimos en una sociedad con demasiadas cosas al alcance y, de tanto, te quedas con nada. Hay un gusto clarísimo por lo genuino en la comida, el paisaje, las relaciones… Es decir, tenemos ímpetu por recuperar lo de verdad», señala el músico en el diario nacional. Cuenta, además, que el disco busca «tener ese vínculo con las enseñanzas de nuestros bisabuelos y antepasados» y «llevar el pasado al futuro».
Álvaro Lafuente recuerda cómo su abuela Carmina presidía las reuniones familiares improvisadas en Cuevas de Cañart, y cómo su tío Juan Carlos se ponía a tocar la guitarra. También cómo ese ambiente hizo que con 15 años aprendiese de forma autodidacta –con vídeos de Youtube- a tocar la guitarra que le regaló su padre. Empezó a moverse como músico amateur, participó sin éxito en los castings de La Voz y Operación Triunfo, y se ofreció a tocar en bares de Benicàssim con el mismo resultado negativo, hasta que el mismo internet que le había enseñado a tocar, le abrió una ventana al mundo. Subió tres canciones que comenzaron a sumar muchas reproducciones: El Conticinio, Catalina y Guantanamera, esta última dedicada a «la vida en la plazuela» de Cuevas de Cañart.
En 2018, Guitarricadelafuente consiguió dos actuaciones en Benicàssim, otra en Valencia, una cuarta en Madrid, y otra quinta en la capital, donde vendió todas las entradas. Esos dos últimos conciertos despegaron su carrera y en diciembre de 2019 empezó a trabajar con Raül Refree, músico y productor por cuyas manos han pasado artistas de la talla de Rosalía. Dos años y medio de trabajo después, el primer álbum del joven de 24 años -que forjó su amor por la música en el granero familiar y en la plazuela de Cuevas de Cañart- ha salido a la luz para el deleite de todos nosotros.