Información de Ana I. Gracia
Feher creó una vida fantaseada apropiándose de la vida de presidiarios y personajes de películas
Nunca fue Rambo, ni un sicario a sueldo, ni ninguna de las vidas que se inventó (hasta 23). Por no ser, ni se llama Igor ni es ruso. Y es que Norbert Feher cuenta como propia una biografía que jamás le perteneció.
Aparentemente, el asesino del triple crimen de Andorra es un experto francotirador que arrastra un gran historial delictivo desde que huyó de Serbia, su país de origen. Pero en realidad solo es un vulgar criminal de manual: un hombre en permanente huida, disfrazado de militar, armado, alcohólico, que no siente ningún aprecio por la vida de los demás. Llegó a hacerse pasar por 23 personas distintas, pero su verdadero nombre es Norbert Feher. Incluso se adueñó de la vida de su compañero de cárcel en Italia, Ivan Kazlavic, un auténtico francotirador del ejército ruso. Su historia le fascinó tanto que decidió bautizarse como Igor Vaclavic. En la cárcel italiana también se convirtió al catolicismo y se bautizó con el nombre de Ezequiel por otras de sus obsesiones, Pulp Fiction.
En su Serbia natal se le acusó de numerosos robos y fue condenado a 11 años de prisión por una violación que él siempre negó. Ahí empezó una permanente huida hacia adelante plagada de mentiras y medias verdades que terminó con su detención el 15 de diciembre en Mirambel.
Abandonó Serbia y llegó directamente a Italia en un trayecto de miles de kilómetros en el que elegía los caminos menos transitados, con mapa y brújula en mano, para no ser descubierto. A él le gusta contar que en este punto de su vida estuvo en Siberia, una vasta región rusa donde las temperaturas pueden alcanzar los -60 grados. Asegura que ingresó voluntariamente en el servicio militar y que pronto despuntó por tener una «capacidad sobrehumana» para acertar el tiro y entró a formar parte de la élite de sicarios destinada a quitar de en medio a los criminales más peligrosos. Sin embargo, emprendió de nuevo la huída porque erró en un encargo y mató a la persona equivocada.
Llegó a Italia en 2006 de la mano de Ivan Pajdeck, el líder de una banda de delincuentes del este de Europa (lo más destacable de su currículum delictivo oficial) y estuvo en prisión por extorsionar y robar con un arco con flechas en casas de campo muy similares a las que atacaba en Andorra y Albalate. Al salir de la cárcel por primera vez en 2010, sobrevivía de nuevo robando a través del mismo modus operandi, aunque esta vez utilizaba un hacha para intimidar a sus víctimas. Volvió a estar entre rejas hasta 2015.
Al salir de la prisión volvió a atracar, sobre todo a ancianos, a los que golpeaba salvajemente. Participó también en otro robo con agresión sexual incluida. Fue al darse a la fuga cuando mató a tiros a dos personas, pero consiguió escaparse de un cerco policial inédito en Italia en el que se desplegaron hasta mil carabinieris para cazarlo. No lo encontraron jamás y pudo por fin apuntarse esa hazaña como su gran triunfo vital. Desapareció durante ocho meses, como si se lo hubiera tragado la tierra, hasta que lo identificaron con las huellas dactilares en Mirambel. Ocho horas antes había matado a sus tres últimas víctimas.
En su declaración ante la juez de Alcañiz alegó que tenía formación paramilitar y que iba armado porque siempre estaba «preparado» para una «guerra» que en realidad solo había visto en la pantalla de su móvil. Investigadores que le han seguido muy de cerca apuntan a un vídeo para desmontar su biografía militar grabado el 1 de abril de 2017, el minuto que duró el forcejeo con el camarero de Budrio Davide Fabrri antes de matarlo.
En esa cinta se ve a Feher vestido con pasamontañas, ropa militar y un fusil. Pedía «dinero» al dueño del bar por supuestos trapicheos pasados, según la versión del asesino. se aprecia cómo la víctima pudo arrebatarle de la mano el fusil sin ningún problema. Fabrri le golpeaba con todas sus fuerzas mientras el ladrón se refugiaba en la cocina, donde consiguió matarlo al sacar un arma corta, la Smith &Wesson de calibre 9 x 21 que utilizó meses después en Andorra. «Su forma de actuar no parece la de un sicario profesional», destacan las mismas fuentes.
Esta grabación desmonta la versión que él mismo cuenta sobre su vida. Describía a sus allegados con un nivel de detalles increíble para ser mentira cómo era su vida en Siberia: contaba que podía pasarse días enteros subido a un árbol, que creaba un cordón de seguridad con cámaras web o campanas en mitad del monte para sentirse protegido o que podía dormir en el campo con un metro de nieve a 40 grados bajo cero. También destacaba que cada misión le ponía más que la anterior y sus «impecables» trabajos le hicieron pronto prosperar en un mundo oscuro donde los policías se mezclaban con asesinos en serie como él. Una mentira continuada en el tiempo que mantenía a base de grandes dosis de alcohol. Si algo caracterizaba los robos de Feher en las casas de campo que asaltaba era que se llevaba todos los licores que encontraba.
Los hechos del masico de Albalate también desmontan que fuera un experto paramilitar con un pasado sanguinario del calibre de un sicario. Igor estaba apuntando a quema ropa con el arma al cerrajero Manuel Marcuello cuando éste se abalanzó sobre él, lo tiró al suelo y le intentó quitar la pistola. No pudo porque la llevaba atada a la muñeca. Durante el forcejeo, este vecino intentó morderle la yugular sin éxito porque el criminal se protegía con un abrigo militar que le tapaba hasta la barbilla. El asesino consiguió darle una sola vez en el brazo. Al otro paisano le alcanzó con otra bala en el hígado. Quemó una veintena de casquillos y los dejó heridos de gravedad. Pero no los mató. «No tiene aprecio por la vida ajena y tiene la sangre fría de matar a cualquiera. Pero es un criminal de libro: se infló a disparar y falló. ¿Qué sicario profesional deja vivos a dos vecinos de a pie?», se preguntan las mismas fuentes.
Si el nombre no es serbio y esto se a visto desde el primer momento , el nombre y apellido es ungaro cien por uno por ciento.