Bajoaragoneses por el mundo: Santiago Lozano Mulet ha desarrollado toda su carrera profesional en Marruecos
El inicio de mes está siendo el inicio de una nueva etapa para Santiago que cambia Marrakech por Tánger. El motivo es el mismo por el que decidió hace casi treinta años salir de España: su profesión. Nacido en Cretas, el pueblo al que siempre regresa, estudió Ingeniería Técnica Textil en la Universidad de Zaragoza y en Marruecos encontró su oportunidad.
«Me ofrecieron un trabajo de dirección de una empresa y sin pensármelo dos veces me vine, entonces el textil en España estaba desapareciendo y necesitaba desarrollar mi carrera profesional donde fuera», explica. El primer destino fue Casablanca y después, -hasta hace unos días-, llegó Marrakech.
Este miércoles llegó a Tánger donde dirigirá una empresa de confección con 300 empleados y seguirá compaginando su trabajo con una faceta no menos apasionante como es la representación de artistas plásticos. «Monto una pequeña exposición de cuadros y esculturas para quienes están interesados por el arte o en invertir en ello», comenta. En Tánger tiene planes de continuarla y de ampliar horizontes.
«Debido a mi trabajo durante unos meses en Marrakech dirigiendo una galería tengo una gran lista de artistas. Son tanto marroquíes como extranjeros instalados en Marruecos pero con mis contactos en España quiero empezar a traer artistas españoles», avisa. «En estos momentos solo busco disfrutar con lo que hago», añade.
Sus proyectos también le llevan por Europa. Uno de los que ocupa su tiempo es una colección de vestidos de bailar tango. La está preparando para un desfile que acogerá la ciudad francesa de Burdeos en el marco de una concentración internacional de tangueros. «No, no bailo… ¡lo que me faltaba!», ríe.
Esto lo dice porque, aparte de su apretada agenda laboral, tiene sus aficiones, entre ellas, la equitación, una práctica que le ha llevado a estar en el circuito de los concursos de salto de obstáculo de Marruecos. Polux se llama su último caballo que vendió hace dos años cuando dejó lo que define como una de sus «grandes pasiones».
El Marruecos «real»
Santiago ha crecido laboral y personalmente. Llegó con su entonces esposa y en Marruecos se han criado sus cuatro hijos (los dos menores nacieron allí). «Les ha permitido hablar varios idiomas y tener una visión del mundo diferente y bastante abierta», reflexiona. Argentina, Inglaterra y España son ahora los países donde residen bien por su profesión o por sus estudios. Santiago diferencia entre el Marruecos tradicional que proyectan las agencias de viajes, con el real.
«Es mucho más abierto. La mayoría de las mujeres van sin velo y las encontramos siendo policías, pilotos de aviones comerciales, militares, directoras de empresas y con estudios universitarios de alto nivel», dice y sigue. «Hay templos de diferentes confesiones así como sinagogas y hay población importante de judíos marroquíes. Hay que ser o musulmán o judío, no se puede tener nacionalidad marroquí declarándose católico», cuenta como dato.
Visita cuando puede Cretas, Teruel y Valderrobres, donde además de hermanos está también su madre. Pero sigue de cerca la actualidad de España y su desarrollo, que personalmente, dice, le preocupa si lo compara con 1992, cuando se marchó. Respecto a Marruecos y la situación en la que encontró el país hace 26 años, asegura que ahora no tiene nada que ver. «Y el crecimiento tampoco, esto hace que las diferencias entre ambos países vayan desapareciendo más rápido de lo que creemos», dice.
«En el ámbito laboral, Marruecos es más fácil que en Europa en general, es un país que está en desarrollo, hay más movimiento y es más fácil crear un proyecto», continúa. «Hay que ir quitándose de la cabeza que es un país islamista atado a las tradiciones», concluye.