El primer curso del ciclo superior de Electricidad diseña una estación de bombeo fotovoltaico
El talento de los jóvenes bajoaragoneses se podría convertir en una gran ayuda en el Sahara, el mayor desierto del mundo, y por ende, con muchos problemas para acceder al agua potable. Los alumnos del primer curso del ciclo superior de Electricidad del CPIFP Bajo Aragón están llevando a cabo un proyecto para diseñar un prototipo de bomba de agua que en un futuro se podría llevar al Sahara en colaboración con Bajo Aragón Solidario (Basol). Precisamente, esta asociación, que promueve entre los estudiantes actividades relacionadas con la educación para el desarrollo y la solidaridad, nació en 2010 después de un viaje al Sahara de un grupo de alumnos y profesores.
Los 12 estudiantes de Electricidad están diseñando una estación de bombeo fotovoltaica para extraer agua en el desierto con ayuda de una placa solar y una bomba. Unas investigaciones constataron que existen acuíferos subterráneos a 40 metros de profundidad. No obstante, primero será necesario realizar unos estudios previos por lo que, como pronto, podrán trasladar su proyecto al continente africano en las Navidades de 2018 aprovechando el periodo de vacaciones escolares.
La iniciativa surge a partir de la implantación de una nueva metodología en el centro que plantea situaciones reales y lleva por nombre «trabajo por retos». Se propone a los estudiantes un objetivo y ellos deben buscar información e idear cómo llevarlo a cabo. «Es el primer año que lo hacemos y les sugerimos que en el desierto existe la posibilidad de obtener agua del subsuelo. Se han creado grupos y cada uno aporta una solución», explica el jefe de estudios adjunto del CPIFP Bajo Aragón, Javier Arenzana. Dedican a este proyecto dos días a la semana y los otros tres realizan clase.
Los primeros prototipos ya han sido probados con éxito y antes de que finalice el curso debe estar lista la construcción completa. Más adelante habrá que estudiar cómo se desarrolla. Uno de los problemas que se encontrarán es cómo realizar un pozo de 40 metros de profundidad sin maquinaria o, en caso de que se opte por ella, cómo conseguirla porque su adquisición aumentaría notablemente los costes. «Habría que comprobar, por ejemplo, si otros ya lo han hecho antes. No tenemos un estudio ecológico de la zona donde se implantaría y ver si es viable. ¡Imagina que secamos un oasis!», comenta Arenzana.