El alcañizano acaba de terminar el Grado de Tecnologías Industriales y el máster con especialidad en automóviles
¿Qué es para un alcañizano una competición como esta?
Llevo cuatro años en el proyecto y esta es mi segunda edición. El primer año «flipé». Está bastante bien a nivel de proyectos.
¿Qué atractivos tiene para un estudiante de Ingeniería?
Básicamente, se trata de llevar el mundo de la competición a la universidad y poder realizar diseños un poco más experimentales de lo que se lleva en la realidad. Por ejemplo, nuestro motor es un KTM de calle, un tipo que no hay en competición. Implica que te tengas que buscar la vida para que rinda lo que tiene que rendir. En 2016 llevamos uno de Honda y respecto a este cambia completamente anclajes, tipología… Hay que adaptarse y eso te hace dar muchas vueltas a las cosas.
Este año UNIZAR está en las dos categorías, ¿cómo ha sido?
Casi en la recta final de las inscripciones porque se animaron unos cuantos ingenieros eléctricos. Equilibramos para tener dos equipos con gente que sepa de mecánica y eléctrica en el Electric y aquí (Petrol) a nivel de motores. Nos ayudamos porque piezas y herramientas son iguales. En la universidad compartimos nave.
¿Qué te animó a participar?
La competición. Estamos en Alcañiz y esto básicamente te lleva a la competición. Hay equipos de Motostudent que acaban compitiendo en campeonatos como el italiano de velocidad o el de España como hacen los de la UPV y funcionan. Ese es quizá el siguiente paso a este proyecto.
Con los estudios recién terminados, ¿por dónde ves el futuro?
Depende de cómo termine este proyecto a lo mejor continuamos hacia el campeonato de España. Si no, trabajar de lo que haya en la zona.
¿En casa hay tradición de motor?
No y a mí me gustaría dedicarme a ese mundo pero está bastante complicado en España. Hay un poco en Barcelona con Monlau y este tipo de equipos quizá, y en Aragón, Motorland y Technopark, pero en general está difícil.
¿De qué manera ayuda Motostudent a la introducción al mercado laboral? Peso en el currículo, por la implicación empresarial…
Creo que es una manera de abrir puertas pero más que en currículo, -porque según qué empresas no lo conocen-, con los patrocinadores. Para nosotros, es muy importante la lona que llevamos con unos 60 patrocinadores impresos en Motostudent. Ellos se retroalimentan de nuestro proyecto, les gusta y muchas veces es la forma de introducir nuevos empleados a la empresa. Muchos han hecho «feedback» y hay gente del equipo que ha entrado en la empresa. Eso ha pasado en otras ediciones. Nosotros hemos buscado a gente para que entrase y también somos un punto de encuentro entre empresa y universidad.
¿Cómo son los patrocinios?
Salvo alguna cosa puntual, la moto es prácticamente aragonesa. Han intervenido desde empresas pequeñas de 3 ó 4 trabajadores hasta grandes. No disponemos de más de 5.000 euros en metálico pero hay valor en piezas de cerca de 20.000. Esa es la gran colaboración. No nos cobran y nosotros llevamos su marca. Lo hacen por amor al arte pero creo que les es satisfactorio ver que su trabajo se puede convertir en algo muy bonito.
No es solo la moto, os encargáis de hacer todo el plan de negocio…
Tienes que hacerlo todo. Balance de cuentas, crear una asociación y todo lo que conlleva a nivel legal y jurídico, organizar transporte, las relaciones con empresas… Ahí es cuando se nota lo que es Motostudent. No es lo mismo llegar con tu empresa y pagar para que te hagan una pieza, a que lleguemos nosotros a pedir por favor y explicar lo que somos. La universidad este año se ha implicado, y poco a poco va ayudando pero creemos que aún le queda y puede ayudar más dejándonos material.
¿Con qué te quedas?
(Sin dudar) Llevarte a este grupo de amigos para toda la vida. La experiencia es inolvidable.