La Diputación de Teruel ha lanzado una campaña para la prevención del suicidio que han puesto en marcha, entre otros institutos, en Andorra y Alcañiz. Javier Ibáñez es psicólogo, miembro de Psicara y explica en qué ha consistido este programa.
¿En qué ha consistido el proyecto?
Es un proyecto impulsado por DPT y el principal objetivo es prevenir el suicidio en la adolescencia. Para ello hemos recorrido tres institutos de la zona rural de la provincia y hemos trabajado tanto con el alumnado como con el profesorado para abordar esta problemática. El proyecto tenía además un componente que consistía en ir un poco más allá de las aulas y a través de representantes de los propios alumnos hemos grabado un spot que verá la luz en unas semanas y que pretende concienciar y prevenir el suicidio en la población en general.
¿Por qué el proyecto se ha focalizado en la población más joven?
La juventud, pero concretamente la adolescencia, es un periodo en el que podemos ser más vulnerables a diferentes problemáticas de índole emocional. Al final el suicidio hay que prevenirlo a nivel general, pero si trabajamos específicamente con este colectivo logramos ya una mayor concienciación. Todos hemos sido adolescentes y nos acordamos de cómo comenzamos a enfrentarnos a problemas de adultos pero sin tener la experiencia y el bagaje que tiene un adulto. Entonces pensamos que era importante trabajar en este rango de edad y la verdad es que ha tenido muy buena acogida.
¿Cuales son las principales conclusiones que habéis extraído?
La principal es que es un tema tabú y cuando les preguntamos si alguna vez en clase les habían hablado de ello decían que no. El problema de que sea un tabú es pedir ayuda cuando una persona puede tener pensamientos de suicidio. Muchas personas los han podido tener en algún momento de su vida y al ser un tema del que no se habla resulta muy complicado pedir esa ayuda o hablar de este tema tabú. Hemos tradado de trabajar con los jóvenes algunos mitos y he de decir que los jóvenes tienen mucho que decir sobre salud mental. En nuestros talleres abrimos un clima de debate y surgen ideas muy interesantes. A partir de ahí lo que les enseñamos a detectar síntomas y señales de alarma para que esa persona pida ayuda. Al final a una persona con esos pensamientos le cuesta mucho hablar por el estigma que existe ante el suicidio.
¿Qué debe hacer el círculo cercano de una persona que tiene esos pensamientos?
El entorno puede jugar un papel muy importante. No podemos caer en errores como minimizar, justificar y reprochar que una persona tenga esos pensamientos. Si a una persona que piensa eso le decimos que simplemente son cosas de la edad o le decimos que se le pasará pronto lo que hacemos es echar más piedras sobre su mochila. Lo primero que hay que hacer es estar ahí con esa persona para escucharla, para apoyarla y para que esa persona pueda expresar su malestar y encuentre un espacio donde pueda hablar con seguridad, una vez tenga ese apoyo tenemos que orientar a esa persona para que pida ayuda. Muchas veces esa persona puede necesitar la intervención de un profesional.
¿Cómo se debe actuar?
Cuando vemos que una persona tiene pensamientos de suicidio, debemos de buscar ayuda. Cuando vemos casos en los que la persona lo manifiesta claramente y dice que quiere hacerlo de forma inminente tenemos que buscar ayuda inmediatamente, llamar al 112 o a los servicios sanitarios. Si el riesgo no es tan inminente habrá que buscar una ayuda que dependerá del momento en el que nos encontremos. A los chavales les explicamos que si un compañero manifiesta que tiene pensamientos de suicidio, lo que tienen que hacer es comunicárselo a un adulto que puede ser de la familia, el profesor o el orientador. A partir de ahí ya se puede buscar ayuda a través del médico de cabecera que determinará si se necesita algún profesional de salud mental o algún psicólogo que pueda haber por la zona.
Cuando una persona que tiene esos pensamientos inicia este proceso es importante que esté acompañado?
Es recomendable que la persona tenga una red de apoyo más allá únicamente de la profesional. Al final, el entorno puede jugar un papel favorable en el avance del proceso.
¿Crees que la sociedad está avanzando en sensibilizar la salud mental y sobre el suicidio en particular o continúa el hermetismo?
Creo que se avanza pero también hay hermetismo. Cuando hablamos de estigmas vinculados a la salud mental, el suicidio es uno de los más estigmatizados. Creo que vamos en la buena línea llegando a los más jóvenes. También los medios de comunicación juegan un papel importante para que se hable sobre ello. Falta mucho por recorrer pero vamos en el buen camino y eso es esperanzador. Tenemos que estar preparados a nivel social para afrontar que una persona tenga pensamientos de suicidio. Todos nos acordamos cómo hace varios años se trataba directamente de loco a una persona que dijese que iba al psicólogo o estaba en algún tipo de terapia y en ello hemos avanzado mucho. Al igual que cuando tenemos una dificultad física vamos a un profesional, en la salud mental es lo mismo y tenemos que tenerlo muy claro. Quiero recordar que existe el teléfono de la esperanza y el 024.