Joaquín Murillo, a través de la compañía de teatro Che y Moche, dirigió la Conmemoración del Compromiso entre 2005 y 2016. Habla de aquellos años, de las ideas que incluyeron y de lo importante que fue para él la ciudad de Caspe.
La Conmemoración del Compromiso de Caspe cumple 25 ediciones. Casi la mitad se han dirigido desde la compañía de Teatro Che y Moche...
Sí, así es. Doce de ellas. Al pensarlo y recordarlo se amontonan y agolpan muchísimos recuerdos y sentimientos. Personas, momentos, ensayos, obras… Y la mayoría son buenos y maravillosos.
¿Cómo definiría, con sus pros y sus contras, esos doce años al frente de la Conmemoración?
Si soy sincero, yo puedo hablar sobre todo de los pros. Es un lujo absoluto que te encarguen un acto y una conmemoración tan complicada. Al fin y al cabo lo que haces es un trabajo que año tras año es juzgado por sus verdaderos dueños, los caspolinos. Estar tantísimos años al frente lo considero como un éxito absoluto. Para mí fue un orgullo y un placer el poder dirigir, defender, crear y participar en uno de los actos más importantes de España y me atrevería a decir que incluso de Europa. No creo que haya ninguna fiesta de este tipo tan importante como la del Compromiso de Caspe.
¿Qué se encontraron en 2005 y hacia dónde hicieron evolucionar la fiesta?
Nos encontramos un volcán de energía y talento además, por supuesto, de una gran predisposición para trabajar. El año de antes estuvimos ya participando en la parte del mercadillo medieval. Prado Murillo, de la que todos guardamos el mejor de nuestros recuerdos, nos propuso el tomar las riendas, algo que a mí me pareció como un bombón exquisito y suculento. Estábamos ansiosos por empezar a realizar cosas tan seductoras y atrayentes como fue dirigir el Compromiso. Propusimos una serie de ideas, como las farsas, que todavía siguen siendo parte importante del eje de esta celebración. Fue fascinante descubrir Caspe con ambiente medieval por primera vez. Era una mina para poder escribir e idear. Fue una aventura maravillosa.
Como dice, son esas farsas, en gran parte, lo que siguen dando vida a los barrios durante la Conmemoración del Compromiso.
Sin ninguna duda, hay sitios en lo que todavía nos recuerdan lo que hicimos allí. No solamente en Caspe. Conseguimos ser referencia. Fue un absoluto acierto y hoy en día continúan. Marian, que las dirigió, hizo un trabajo enorme. Tiene un talento maravilloso y nos aportaba muchísimo. También otras personas como Jesús Pescador o Miguel Ángel Ortín. La simbiosis y el equipo que se formó fue realmente la pieza angular del trabajo.
También se profesionalizó la Conmemoración con la llegada de Che y Moche.
Prado Murillo quiso hacerla crecer. Para ello necesitaba contar con una dirección que lo dinamizase desde un grupo humano que se dedicase profesionalmente y de forma absoluta durante esos días. Luego estaba la acción y el trabajo amateur de los vecinos de Caspe. Ambas cosas nos dio el equilibrio perfecto. Yo siempre he dicho que el teatro aficionado es una mina para que el teatro y la cultura se siga expandiendo.
Un mensaje para los vecinos de Caspe que están a punto de celebrar esta 25 edición de la Conmemoración del Compromiso.
Decirles que les echo mucho de menos y que les mando todo mi amor y mi cariño. Ellos me lo dieron también y me siento muy orgulloso de haber formado parte durante tantos años. Pedirles también que sigan empujando porque el Compromiso de Caspe se merece estar entre las fiestas más importantes. Mi más absoluta enhorabuena y muchas gracias por todo. Adoro Caspe y os echo de menos.