Mientras espera a que den las ocho de la tarde, José María Clemente (Alloza, 1955) reflexiona acerca de su trayectoria. En toda obra de arte hay un proceso de exploración, de indagación e investigación y aquí también. Va repasando sus figuras geométricas con la memoria y son muchas. Todas ellas, resultado de investigaciones en un mundo tan apasionante como curioso también para quien se acerca a él desde la inexperiencia. «La geometría es pura fantasía por su puro realismo. Es tan real que se convierte en fantástico», apunta.
En 2017 publicó «Cubo Metatrón. Descripción» (Ed. Manuscritos), un libro que recoge su último gran proyecto. Un camino de 16 años jalonado de desarrollos geométricos y que arroja conclusiones extrapolables a su aplicación en diferentes ámbitos como la arquitectura, ingeniería, el arte o la metafísica, entre otros muchos. Sólo es preciso «googlear» las palabras Cubo Metatrón para empaparse de todos los universos que giran en torno a esta figura, un «Mapa de Principios» como lo define el allocino en el libro. En él explica también los «mutuos», una forma de engarzar planos con el que dio en 2001 y que le permitió llegar a distintas figuras geométricas según el elemento empleado. Clemente primero trabajaba con el triángulo recto y luego cambió al equilátero «que da más pie». Se puso a sacar figuras y más figuras y otros ejes hasta que se repitió el Principio esférico (el vector en equilibrio de Fuller) cada vez más completo. «Ya estaba el desarrollo al que había llegado desde diversos caminos y cuando vi el Cubo Metatrón era lo mismo pero añadiendo dos figuras», dice.
El libro es un desarrollo de todo lo que está dentro del Cubo. Todas estas figuras geométricas le llevaron a realizar varias exposiciones. A finales de 2018 por la biblioteca de Alcañiz pasaron decenas de estudiantes de los colegios que pudieron manipular las figuras, montar, desmontar y atender a sus explicaciones. «Para los docentes fue útil porque las figuras se muestran transparentes y es más sencillo asimilar el concepto y por lo tanto, el alumnado capta mejor el mensaje», apunta. Tal y como la presenta, la geometría abandona las dos dimensiones para adquirir una forma «real» en la que se ve cómo desde el interior se va concibiendo hacia el exterior.
«Fue una experiencia muy bonita, los pequeños se lanzaron a por los materiales y disfrutaron. Yo también disfruté mucho de estar en Alcañiz», cuenta acerca de esa exposición tan especial por, entre otras cosas, ser en su tierra. Antes de Alcañiz fue Crivillén. Clemente presentó una de estas obras en la III Bienal de Arte de la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos en 2015 de la que formaba parte del jurado el pintor alcañizano Joaquín Escuder, artista que maneja la geometría como pocos. Él, anterior protagonista de EncontrARTE, propuso a José María para esta sección. «No he tenido más contacto con él pero la propuesta que presentó me gustó… Creo que en todo el proceso que lleva a cabo ofrece cosas muy interesantes», argumentó. Clemente recogió el testigo «muy agradecido» y «encantado de que llegue desde alguien del territorio».
El de Alloza mantiene un canal de Youtube en el que se pueden ver algunas de sus creaciones y también un blog con buena muestra de ellas.
Criado en el mundo de la enseñanza
José María es autodidacta. Ni su formación ni sus trabajos han estado relacionados con estos derroteros aunque siempre ha mostrado destreza para el dibujo y ha vivido en contacto con las artes. «Vengo de una familia de maestros, nací en una escuela se puede decir, así que, estos temas siempre me han interesado», sonríe.
Comenta con orgullo el pasado y presente de su familia con la enseñanza y buena parte de ella la ejerce en el territorio, especialmente entre Andorra y Alcañiz. «El padre de Eloy Fernández Clemente, primo carnal, decía del mío que era el mejor matemático de la provincia», señala. «Era un maestro de escuela al que le encantaba su profesión y tremendamente inquieto, siempre lo veía indagando retos», rememora. «Y mi abuelo fue secretario de Alloza», ríe.
Circunstancias de la vida obligaron a aparcar un plan de José María como es la recuperación del espíritu de la Escuela de Gramática de Alloza que «entre los siglos XVIII y XIX fue importantísima». El proyecto está hecho «y muy trabajado» y se movió en su día. De momento aguarda pero sigue vivo entre los planes de José María ansioso ya por dejar atrás los paseos restringidos en franjas horarias. «Yo no me aburro pero hay ganas de pasar a otra cosa», concluye.
José María Clemente dice
Muchas gracias a La Comarca, especialmente a Beatriz Severino por su profesionalidad y su amabilidad… también por abrir la puerta a ese mi deseo de instalación de lo que sería una Casa o Escuela de Geometría.