Juan Marco, presidente de Cáritas Diocesana de Teruel, trabaja por impulsar la inserción laboral en el medio rural
Desde 2011, Juan Marco dirige Cáritas Diocesana de Teruel. En este tiempo ha trabajado por impulsar la inserción laboral y social en el medio rural. Asegura que uno de los principales problemas del territorio es la pensión de las personas mayores y dirige un mensaje optimista a la sociedad.
Siempre es positivo ver más presencia de Cáritas en el medio rural…
Es fundamental acercar los servicios al medio rural, es uno de nuestros objetivos. La capital tiene ventanas, Teruel está en desventaja con Zaragoza y nuestros pueblos están en desventaja con Teruel.
¿Cuáles son las mayores necesidades del medio rural?
Una de las mayores pobrezas que tiene nuestra provincia, y lo trabajamos poco debido a su complejidad, son nuestros mayores. Hay pensiones muy bajas. Cada vez somos más viejos y las condiciones de vida se complican. ¿Cómo pasas de manera digna un mes con 600 euros?
Una respuesta complicada…
Hay que ser positivos pero, en muchas ocasiones, como dicen, un pesimista es un optimista informado. Los datos muchas veces te amargan pero nosotros trabajamos por ser una muleta para que caminen mejor.
«Una de las mayores pobrezas de la provincia son nuestros mayores»
¿Ha aumentado el número de voluntarios?
Hay más que hace diez años. La crisis ha hecho mella en la sociedad. Vivimos en un mundo complicado en el que hay mucha voluntariedad pero hay que enfocarla hacia lo que la gente necesita.
¿Y qué necesitan?
Muchas veces lo que más necesitan es que se les escuche. Volvemos al caso de los mayores. Pasan muchas horas solos y por ello es importante mover actividades para tener grupos de atención a mayores que los visiten. No todo consiste en dar bienes materiales. Lo que más necesitan es tener un hombro en el que apoyar la cabeza para poder soltarse y eso hay que intentar acercarlo.
¿Se trabajará en esto desde el centro de Alcorisa?
Trabajaremos por formar a nuestros voluntarios en esta materia. Hay que estar preparado para entrar en la esfera de una persona y saber cómo actuar.
¿Qué hay que tener en cuenta?
La libertad es lo más sagrado de cada persona y nadie tiene derecho a infravalorarla por el hecho de ser pobre. Solo se podrá mejorar a través del respeto y la consideración.
«La libertad es lo más sagrado y nadie lo puede infravalorar por el hecho de ser pobre»
¿Cree que falta comprensión en la sociedad?
Nos falta mucha. Estamos perdidos en un tránsito hacia un nuevo modelo social en el que prevalece por encima de todo la producción, la eficacia y el dinero. Necesitamos una revolución en sentido contrario. Para cambiar el modelo y avanzar hay que retomar el lema de la independiencia francesa y caminar hacia la revolución de la fraternidad.
¿Mensaje esperanzador?
Por supuesto. Las personas somos capaces de mucho. Pongámonos en buena dirección. Un mundo mejor se puede conseguir, no el mejor, pero mucho mejor.