En plena crisis por el COVID-19 el Ayuntamiento de La Fresneda se ha visto obligado a considerar el agua corriente como no potable y prohibir su consumo por estar contaminada por nitratos. Todo ello tras el último análisis que la comarca del Matarraña llevó a cabo el pasado viernes y que arrojó un resultado de 57 miligramos de nitratos por litro de agua, cuando el límite es 50. Por todo ello el Ayuntamiento emitió un bando en el que se deja claro que el agua de la red de abastecimiento no debe usarse ni para beber ni para cocinar, solo se puede usar para usos sanitarios.
De igual modo se recordó que «no se puede» salir de casa debido a las obligaciones que comporta el estado de alarma. Por todo ello el consistorio optó por comprar directamente garrafas de agua y repartirlas, casa por casa, a todos los vecinos sin que exista ningún contacto entre vecinos y repartidores. Son la propia corporación municipal y los trabajadores del consistorio los encargados de llevar a cabo esta labor. “Hemos tenido que adoptar esta medida en plena crisis por el coronavirus. He de agradecer a toda la corporación y trabajodres del Ayuntamiento el esfuerzo que están llevando a cabo para repartir a todos los vecinos el agua potable”, explicó Frederic Fontanet, alcalde de La Fresneda.
Lo cierto es que los análisis superan por muy poco el límite máximo y por ello creen que los valores volverán a la normalidad en las próximas semanas. Todo ello después de 3 meses de abundantes nevadas y lluvias, algo que favorece la disolución de los purines que se van acumulando en la superficie. La situación se repite después de que en 2015 y tras una situación de lluvias y nevadas, la localidad estuviese varios meses sin poder consumir agua de boca por el mismo problema. Está previsto que el miércoles se inspeccione un emplazamiento ya propuesto hace varios años para ubicar allí una nueva captación en sustitución de la actual. «Vamos a ponernos a trabajar para resolver este problema lo antes posible con una nueva captación directamente en el río, evitando así tener que estar siempre a expensas de que pueda volver a repetirse este problema», añadió Fontanet.
En esta ocasión el aumento de los niveles de nitratos es todavía más inoportuna, si cabe, por la crisis del coronavirus. Debido a la situación extraordinaria y a los riesgos que ello podría conllevar, en esta ocasión se ha optado por repartir el agua en garrafas y por ello, por el momento, desde el consistorio se ha desaconsejado recurrir a los camiones cisterna de los bomberos de la Diputación Provincial. Cabe recordar que en todo el Matarraña son varios los municipios y manantiales afectados por altos niveles de contaminación de nitratos provocados por los excedentes de purines que son diseminados en los campos de labor. En La Portellada el municipio tuvo que construir una nueva toma en el río Matarraña tras más de 3 años sin poder consumir agua de la histórica captación del río Tastavins. De igual modo varios manantiales de Cretas presentan periódicamente altas concentraciones de nitratos.