Los vecinos de Andorra que ahora mismo tienen entre 70 y 80 años de edad todavía recuerdan todas las veces en las que, cuando eran pequeños, acompañaron a sus padres al balsete de San Macario. Este espacio recogía entonces el agua de la lluvia para abastecer a la población a falta de un sistema de agua corriente y por él pasaron cientos de persona, incluyendo ermitaños. Se cree que podría tener al menos hasta 100 años de antigüedad, pero aún así, pese a ser una muestra más del paso del tiempo y la historia del municipio, este llevaba abandonado, entre maleza y sin ningún cuidado desde hace «más años de los que uno puede recordar». De hecho, tal era su aspecto que hay quien a día de hoy, a pesar de visitar muchas veces al año a la ermita, nunca antes había sabido nada sobre su existencia. Por lo menos no hasta que la Junta 2021-2023 de San Macario decidió restaurarlo de forma completamente voluntaria para convertirlo en lo que ahora es: un espacio en el que no solo se ha recuperado el balsete, sino donde también se ha acondicionado la vegetación, se han instalado mesas, bancos y farolas, e incluso se ha construido un camino nuevo como guía hasta este enclave natural.
Su restauración comenzó hace ocho meses, cuando un grupo de vecinos le propuso a Sergio Bielsa y Antonio Cuerva, los dos procuradores de la junta actual de San Macario, volver a dar vida a un lugar que albergaba recuerdos de gran parte de la población. En su momento, «todo el mundo» acudía allí para beber el agua del balsete que los ermitaños que allí vivían colaban en una tinaja y una jarra que a día de hoy pueden encontrarse al subir al campanario como dos reliquias del tiempo, según recuerdan algunas vecinas.
Con el fin de poder recuperar esta «querida» estampa que los más mayores tenían del balsete, Bielsa y Cuerva movilizaron al resto de la junta de este año y pronto sus 24 integrantes se pusieron a trabajar en ello «siempre que tenían un rato libre». «Todos nos hemos implicado como hemos podido en el proceso de restauración. Hay que tener en cuenta que tenemos vidas y profesiones aparte, por lo que los únicos momentos libres en los que podíamos trabajar más eran los fines de semana. Pero no nos importaba porque sabíamos que estábamos haciendo algo para el pueblo», explica Bielsa.
Para los trabajos, especialmente el empedrado del terreno y el camino que se ha construido para poder llegar al balsete, la junta requirió también de otros vecinos que sí disponían de máquinas de construcción o eran especialistas, por lo que son más de 30 vecinos los implicados en el resultado final. «Pensamos que podría convertirse en un sitio de paseo. De hecho, desde que lo hemos restaurado hemos visto ya varios animales como pájaros y cabras que, al haber agua, acuden allí. Al lado también está el poblado íbero, así que es fácil que reciba muchas visitas», añade Bielsa, quien también hace hincapié en que el coste de los materiales toda la remodelación ascenderá entre los 12.000 y los 15.000 euros y correrá a cargo del Ayuntamiento, tal y como solicitó la junta.
En el espacio sus integrantes, que también han realizado todo tipo de arreglos en la ermita en sí como marca la tradición, también colocaron una estampa de San Macario en honor a la protección de su patrón. El pasado domingo esta fue bendecida durante la inauguración del enclave, a la que acudió un gran número de vecinos, incluyendo los más mayores, que ahora vuelven a verlo igual o incluso mejor de lo que recordaban. «Hubo vecinos que incluso lloraron de emoción al ver el resultado. Solo por eso ya nos damos por satisfechos», concluye Bielsa.
Enhorabuena y felicitaciones por ese excelente trabajo.
La union y la illusion consiguen algo tan bonito como habeis logrado hacer.
Habeis detenido el tiempo como homenaje a vuestros mayores.
Salud para disfrutarlo a todos.
Con todo mi respeto.
No es todo como se cuenta,los ermitaños llenaban la tinaja de agia para beber de un algibe que tenian en la propia ermita y que recogian el agua de lluvia del tejado, el agua del balsete se utilizaba para fregar y lavar, no para beber
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