El Centro Alfonso Zapater acoge desde la pasada semana la nueva biblioteca de Albalate
El edificio no es desconocido para los vecinos de Albalate, que siempre lo han sabido como las escuelas viejas. Y a pesar de eso a algunos les cuesta encontrar la entrada a la nueva biblioteca, situada en en el lateral izquierdo, una vez superada la puerta del reciento y atravesado el gran patio. Ahora es otro el nombre que figura en su fachada: Centro Cultural y de Formación Alfonso Zapater. El nuevo edificio, moderno y elegante, acoge la sede de Adibama y también, desde a pasada semana, la nueva biblioteca. Los 10.700 libros que la componen han viajado hasta allí después de haber vivido durante muchos años en el anterior local, situado en el colegio Román García.
Huele a nuevo y las estanterías medio vacías prometen todavía un futuro por construir. La luz se cuela por las ventanas enrejadas que se disponen a lo largo de la sala principal. La otra, dedicada al estudio, dispone de una mesa igualmente iluminada en la que los estudiantes puedan encontrar el silencio que necesitan.
Mesas, ordenadores y libros que estarán a disposición de los albalatinos en horario de cuatro a ocho. No obstante, a Ana Bueno, la encargada de este espacio, le preocupa la nueva localización. «En el anterior sitio los niños salían de la actividad deportiva y se metían a la biblioteca, salían del colegio y venían. Estaba al lado del parque también», explica. A pesar de eso espera que la afluencia de gente sea similar. Un día normal, una decena de adultos y en torno a cincuenta niños traspasaban la puerta. «Hay más población en esta zona. Espero que ahora vengan más adultos », comenta Bueno. La amplitud es la principal ventaja de esta biblioteca. «Hay un espacio tremendo para hacer todo tipo de actividades, para venir a leer, consultar el periódico, los ordenadores…», relata ilusionada.

Club de lectura
El mismo día que abrió este espacio el Club de Lectura aprovechó para reunirse. Las 25 integrantes -solo hay un hombre en el grupo- esperaban recibir un nuevo libro. Es la Diputación Provincial de Teruel la que presta el lote escogido. «Normalmente nos damos un mes, lo leemos, nos volvemos a reunir y hablamos sobre el tema. Es una experiencia muy chula, y si viene el autor aún más», detalla la bibliotecaria. En esta ocasión el libro es 'La línea invisible del horizonte' y a finales de octubre está prevista una charla con Joaquín Berges.
La batalla por el público infantil
La mecánica del Club de Lectura es algo que Bueno plantea extender al público infantil, aunque por el momento es tan solo una idea. Y es que atraer a los niños no es tarea fácil. «En el colegio una vez a la semana los llevan a la biblioteca escolar para que se cojan un libro. Pero yo no quiero eso, yo quiero que vengan y se lo cojan porque quieran», explica.
Los talleres pueden ser un aliado para atraer a los más pequeños y que se familiaricen con los libros. «La idea que llevo es hacer talleres infantiles de manera que los padres me traigan a los niños y tengan esa costumbre de que si vienen a la biblioteca a hacer un taller, se puedan coger un libro, puedan leer». Son varias las actividades que ya se realizan , aunque dependen mucho de las fechas. Por ejemplo en Navidad los niños decoraban la biblioteca y en carnaval creaban antifaces. Todo para intentar que los 10.700 libros de la biblioteca conozcan cuanto antes a sus futuros lectores.