Son gestionados por ayuntamientos y comarcas y cada una ofrece unos servicios y unas condiciones
Las escuelas infantiles rurales o guarderías se han convertido en uno de los servicios fundamentales para luchar contra la despoblación y evitar que las familias jóvenes se marchen a vivir a las ciudades. Buena parte de los pueblos del Bajo Aragón Histórico que tienen colegio cuentan también con servicio de guardería infantil, pero las condiciones y servicios que ofrecen no son los mismos en todas.
Aunque las instalaciones dependen directamente de la Consejería de Educación del Gobierno de Aragón, son los ayuntamientos -o las comarcas en el caso del Matarraña-, quienes las gestionan a través de subvenciones y en función de los recursos propios que puedan o quieran destinar a este servicio.
Por ello, se producen diferencias considerables como el servicio de comedor, las horas de apertura, el límite de edad e incluso el precio, que varía en función del centro. «No existe una coordinación ni unos parámetros comunes a todos los centros, algo que se echa en falta porque nos sentimos abandonados», dice la directora de la Escuela Infantil Señora Pabla de Urrea de Gaén, Isabel Pamplona. En su caso, reconoce que la guardería sigue abierta gracias a que se matriculan niños y niñas de otros pueblos pero considera que sería conveniente contar con una coordinación y un apoyo de cara a mejorar los recursos, tanto materiales como de personal. «Es importante dar unos servicios mínimos para conseguir que las familias jóvenes se queden. Y este es fundamental».