En nuestro «Diario de un confinamiento» nos acompaña para escribir la siguiente página la caspolina Lidia Ralfas. Ella es psicóloga de la Asociación de Ayuda a las Personas con Discapacidad de Caspe y Comarca (ASADICC). Ha pasado en el último mes, de asesorar y orientar a usuarios de la agrupación, a estar pegada al teléfono. En estos momentos complicados ASADICC ha puesto en marcha varios servicios para ayudar a las personas más vulnerables de la sociedad. Es el caso de la atención psicológica telefónica, que coordina Ralfas desde casa.
¿Qué tal estás?, ¿Cómo llevas el confinamiento?
Pues bien. Trabajando desde casa, utilizando mucho el teléfono.
Te encargas de coordinar el nuevo servicio de atención de ASADICC.
Sí. Se trata de un servicio de atención psicológica que lo que busca es apoyar a las personas, darles ese soporte emocional que necesitamos todos estos días, y sobre todo escuchar y orientar en los aspectos de autocuidado que se necesitan.
¿Quiénes pueden acceder a este servicio?
Está dirigida a esa población denominada ‘de riesgo’. Es decir, todas aquellas personas de edad avanzada, con algún tipo de discapacidad o dependencia, familiares y cuidadores, nuestros socios y usuarios de ASADICC, y toda la población en general. En estas circunstancias todos podemos sufrir algún tipo de ‘desajuste emocional’ con este confinamiento. Pueden llamar de cualquier pueblo del Bajo Aragón Histórico.
¿Qué circunstancias tienen las personas que han llamado hasta el momento?
Por el momento nos hemos puesto en contacto con nuestros propios usuarios. Queremos realizar un seguimiento continuo para saber que todos están bien. Además, nuestros programas de inclusión continúan activos: tenemos a todo nuestro personal disponible tanto para realizar talleres de manera telemática, proponerles actividades y juegos en casa… Lo más positivo de esta experiencia es que nos hemos dado cuenta de que todas estas personas vulnerables (especialmente las que viven solas) tienen una importante red de apoyo. Les llaman vecinos, familiares, les ofrecen su ayuda, de lo cual nos hemos alegrado un montón.
¿Algún caso en concreto curioso?
Nos ha llamado la atención que las personas que más necesitan este soporte no son las que están solas, sino las que viven en familia o con pareja. Necesitan el servicio para ‘desahogarse’, para compartir miedos y preocupaciones. Es común encontrar ahora en todo el mundo esa sensación de incertidumbre y de pérdida de control y de libertad. Creemos que este servicio telefónico es una buena vía para hablar de esos temas. Esa sensación de miedo hay que normalizarla y compartirla con los demás.
Esto es algo que comparte toda la población, no solo la de riesgo.
Así es. Está claro que las personas con discapacidad o mayores que viven solos tienen más miedo por la situación que estamos viviendo, pero todos en mayor o menor medida lo tenemos. Desde los más pequeños de la casa a los más ancianos, esos trabajadores que no están acostumbrados a teletrabajar… todos tienen sus preocupaciones y su miedo por esta situación que no se puede controlar. Y es algo normal. No todos tenemos esos recursos para adaptarnos a la situación, por eso es bueno que si lo consideran necesario, nos llamen. El teléfono es 647 293 264
¿Podrías darnos unos consejos, a la población en general, sobre cómo hacer para frenar esos miedos y para llevar mejor el encierro?
Lo ideal es llevar la rutina muy similar a la que llevábamos antes. No es bueno estar todo el día en pijama, en el sofá, o levantarse muy tarde. Hay que planificar los días, qué queremos hacer cada día de la semana. Las cosas que podemos hacer muy beneficiosas para nuestra salud mental y física son:
- Comunicarse con los demás y socializarse, ya sea con los de casa o por otras vías de medios de comunicación (redes sociales, teléfono, videollamadas, internet…).
- Mantenerse informado pero de forma moderada. No sobreinformarnos porque eso crea un estado de miedo constante.
- Tener una actitud positiva y realista, gestionar las emociones de la mejor manera posible distrayéndonos para eliminar esa carga.
- Practicar la solidaridad, hacerse voluntario de alguna asociación (como la nuestra), fabricar mascarillas y material sanitario como está haciendo mucha gente…
- Practicar ejercicios de meditación y relajación.
- Hay un montón de cosas que podemos hacer en casa, que antes no nos daba tiempo de hacer, y con las que podemos disfrutar muchísimo, y si es en compañía, mejor: coser, cocinar, leer, ordenar y limpiar la casa, hacer pasatiempos, juegos de mesa, hacer ejercicio físico, ver películas… Lo que sea pero sobre todo no hay que pensar en el futuro, hay que vivir en el día a día, hoy más que nunca.