El día de Reyes es un momento especial para niños, pero también para padres. Este lunes serán muchas las casas que amanezcan llenas de juguetes gracias a sus Majestades de Oriente. Los pequeños mirarán con ojos nuevos el tren o la cocinita que tanto esperaban, mientras que los mayores recordarán que los juguetes con los que tan bien lo pasaron no distan tanto de los que ahora tienen sus hijos entre manos. Y es que aunque la industria del juguete ha cambiado mucho desde hace 100 años, la esencia tiende a permanecer .
Un ejemplo palpable de esa evolución es la muestra recogida en el Museo del Juguete de Urrea, que aguarda una selección de los juguetes que han marcado a cada generación. «Aunque hay referencias más antiguas encontramos piezas desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Es decir, entre 1890 y 1960 aproximadamente», calcula Ignacio Martínez, responsable del museo. Y es que, si nos fijamos bien, los juguetes y el uso que se les ha dado y se les da dicen mucho más de lo que parece. «Podríamos ver cómo era la sociedad de cada época precisamente a través de sus juguetes: cómo son las relaciones sociales, el arte, la técnica, la cultura…», asegura Martínez.

Enormes casas de muñecas conviven en este museo con pequeñas figuras, trenes y juegos didácticos que sorprenderían a más de uno. Y es que juguete y educación siempre han ido de la mano, y el uno dice mucho del otro, y viceversa. «Yo pienso que no hay nada menos inocente que un juguete, porque está formando y a la vez deformando», indica convencido Martínez.
Los juguetes, al igual que todos los productos, siempre iban dirigidos a un público en concreto. Algunos de ellos lo evidenciaban de forma clara, no dejando dudas de para qué género o estrato socioeconómico estaban ideados. También la religión y la política lograban colarse en el día a día de los niños. «‘Camino del cielo’ era un juego de la Oca pero que en vez de ir de oca en oca ibas de pecado en pecado y de virtud en virtud y que se utilizaba para enseñar religión. También había otro similar de la época de la Segunda República, caías en Azaña y pasabas a Prieto… y era una manera de que los niños conocieran los personajes políticos de la época a través del juego», explica.
Actualmente la tendencia está marcada por las nuevas tecnologías. También en el mundo de los juguetes. En la carta a los Reyes Magos no faltan smartphones, relojes inteligentes, consolas, tablets, ordenadores… y un sinfín de artilugios modernos que sí distan de lo que podemos encontrar en el museo de Urrea. «La inmediatez nos ha marcado. Un juego en el que tengamos que estar pendiente mucho tiempo no va a funcionar ya», argumenta. «No obstante y aunque parezca mentira hay cosas que nunca pasan de moda», señala Martínez.
Si buceásemos en la historia del juego y el juguete podríamos encontrar tres capítulos principales. Al inicio se usaban elementos naturales como cañas o el barro para conformar esos juguetes primigéneos. Después, como comenta Martínez, llegó la industrialización. «Y ahora que nos inunda la tecnología, la electrónica y la informática eso queda también reflejado perfectamente en el mundo del juguete», explica. Es en esta última etapa en la que andamos sumergidos. «Imitar la realidad: en eso se basa el juguete, lo que pasa es que a veces cambia el medio», así concluye el responsable de un museo que espera crecer la próxima temporada. Y que, quien sabe, quizá acabe aguardando el reflejo de nuestra generación gracias a algunos de los juguetes que los Reyes repartan en todos los hogares del Bajo Aragón Histórico este año.