El Colegio de Educación Especial Gloria Fuertes de Andorra recibe este miércoles la Cruz de San Jorge, máxima distinción de la Diputación Provincial de Teruel. Con 41 años de historia trabajando por las personas con discapacidad y su plena inclusión, desde la comunidad educativa -al frente de la cual está su directora Lola Oriol-, reciben este premio «abrumados» y con la responsabilidad de «continuar trabajando» por un proyecto comprometido y vital. En una entrevista a La COMARCA, Oriol analiza los avances conseguidos y los retos futuros.
Enhorabuena por la medalla ¿Cómo recibe este máximo reconocimiento de la DPT?
Muchísimas gracias. Estamos abrumados por la cantidad de afecto que nos está llegando estos días. Estamos muy agradecidos y lo recogemos con humildad y con el convencimiento de que nos va a animar a continuar trabajando en esta línea.
¿Qué implica para el Gloria Fuertes?
A lo largo de los 41 años de nuestra historia hemos recibido a alumnado de más de 50 localidades. Es un reconocimiento, no solo al colegio y a todos sus alumnos que provienen de la provincia, sino también a la escuela rural que lucha por dar una educación de calidad. Los que trabajamos en ella reivindicamos cada día que es un gran laboratorio de la educación y de la enseñanza. Estamos súper contentos.
¿A qué cree que responde esta distinción?
Desde luego es un premio compartido. Es un premio a la trayectoria de una comunidad educativa. No podemos olvidar nunca que para que se construya el Gloria Fuertes y para que seamos lo que somos ahora, mucha gente ha trabajado en ello y mucha gente ha creído en ello. En primer lugar las familias han creído profundamente en la forma de hacer y entender la escuela y la atención al alumnado con discapacidad intelectual. Ellas forman parte de esa comunidad educativa . Los profesionales, el alumnado y toda la red de trabajo con la que colaboramos cada día estamos plenamente felices. No podría ser de otra forma.
¿Qué le han trasladado las familias después de darse a conocer la noticia?
El fin de semana ha sido muy intenso de llamadas. Yo creo que hay emoción y agradecimiento a la Diputación Provincial, a su equipo de gobierno y a todos los grupos políticos que la conforman, por reconocer al colegio con la Cruz de San Jorge. Esto supone el convencimiento de las familias de que lo que se hace con sus hijos e hijas se pone en valor. Se visibiliza un centro de educación especial ideal, y con él se visibiliza a sus hijos e hijas. Tanto las familias, como los profesionales estamos orgullosos y desbordados de la emoción.
¿Cómo define el trabajo que se realiza en el Gloria Fuertes, más allá de la educación?
Yo tuve la suerte de llegar hace 23 años al colegio y que ya estuviese creada una estructura de trabajo que se ha consolidado con el tiempo. Yo creo que parte de la magia para que esto siga creciendo es el trabajo en equipo. Todas las personas que trabajamos en el centro tenemos una visión conjunta de lo que hay que hacer, de cómo atender al alumnado con discapacidad intelectual. Hay un trabajo mano a mano con las familias, de creencia profunda en nuestras líneas pedagógicas y la forma de entender la educación. Hay muchas entidades e instituciones que creen a su vez en nosotros, ya sea el Departamento de Educación, Servicio Provincial, la Diputación Provincial…Así como los medios de comunicación que tenéis un papel fundamental. Todos estos ingredientes han hecho que el colegio sea lo que es. Sin duda pasa todo por un equipo humano comprometido con la atención a las personas con discapacidad y que se deja cada día la piel. Gente que aporta y suma. Queremos seguir construyendo.
¿Qué retos ha tenido que enfrentar usted como directora y el centro en general?
Si tuviese que hablar de uno complicado, ese ha sido la pandemia. Yo llevo 17 años en la gestión y ese ha sido un momento crítico. No solo para nosotros, para todo el mundo. En el colegio se vivió de una forma bastante dura y lo tengo muy presente. Si hiciste una visión más global, otro de los retos fue que el colegio se pudiese construir al lado de un colegio de educación infantil y primaria. Eso supuso un antes y un después, una forma diferente de entender la educación especial. Supuso una lucha importante para la gente que apostó por eso. Seguramente fue el momento más duro en los inicios para la gente que empezó el proyecto. También seguimos peleando mucho para la inserción sociolaboral, como otro de los retos, aún vigentes.
Se refería a la ubicación espacial del colegio, ¿por qué supuso un antes y un después?
Porque la filosofía del centro es diferente. No es habitual que dos centros educativos como el Gloria Fuertes y el colegio Juan Ramón Alegre compartan el patio de recreo, las actividades deportivas, educativas, formativas y las reuniones de coordinación de los equipos directivos. No es habitual ni en el Estado español, ni en países de Europa. La ubicación espacial no es baladí, al contrario. El estar juntos, el compartir el recreo cada día, hace que la inclusión sea una realidad.
En cuanto a la inserción laboral de las personas con discapacidad, ¿en qué punto nos encontramos?
Es uno de los grandes retos, no solo del colegio, sino de la sociedad. Es imprescindible que cuando los chicos y chicas terminen la etapa educativa, que en el centro concluye a los 21 años, tengan centros ocupacionales, centros de día, residencias, pisos tutelados, centros especiales de empleo…. y tengan apuestas por la Administración y por las empresas para inserción laboral. En la provincia de Teruel contamos con la red de ATADI, una entidad sobradamente reconocida. Desde aquí agradezco su apuesta y su trabajo conjunto con nuestro centro.
¿Valora la implicación de las empresas y entidades en esta materia?
Desde 2018 dos personas con discapacidad se encargan cada día de la limpieza del colegio, que requiere de mucha profesionalidad. Se trata de ex alumnos que han cursado el programa de cualificación de limpieza de edificios. De alguna forma estamos exportando un modelo en el que creemos profundamente. Yo coordino la formación en centros de trabajo y me facilita mucho la labor a la hora de llamar a los empresarios. Esto nos da una carta de presentación y les hacemos ver que, si nosotros apostamos por este modelo, ¿por qué ellos no van a hacerlo? Quiero agradecer a todas las empresas, entidades y ayuntamientos que se han implicado. Cuando desde la dirección levantamos el teléfono y llamamos para preguntar, casi siempre nos dicen que sí y encontramos aliados en este proyecto de inserción laboral. Creo que Teruel es un ejemplo y que todos podemos construir por la inserción laboral. Todos deberíamos hacer una reflexión de cómo podemos colaborar para que ellos y ellas sean ciudadanos de primera.
Esa convivencia en el patio del colegio de la que hablaba, ¿se traduce después en inclusión social?
Las personas con discapacidad, ex alumnos, asisten a las actividades ordinarias como cualquier persona de la sociedad de Andorra porque son ciudadanos de primera. Y creo que una parte importante de esta convivencia parte de esa ubicación espacial conjunta entre el Colegio Gloria Fuertes y el Colegio Juan Ramón Alegre que comentaba. Las generaciones de chicos y chicas sin discapacidad han normalizado que sus compañeros de juegos y de actividades sean personas con discapacidad. Han convivido cada día, han solucionado los conflictos y han jugado en el recreo. La convivencia se normaliza y de alguna forma cambia la mirada. Todo tenemos que cambiar la mirada.
¿Con cuántos alumnos cuenta el centro?
Ahora mismo tenemos alumnado de 27 localidades de la provincia de Teruel y de la comarca del Bajo Aragón-Caspe. Tenemos 88 alumnos escolarizados. Localidades como Alcañiz, Caspe o Alcorisa aportan más alumnado. Vienen cada día en 7 rutas de transporte y a las 16.30 vuelven a casa. El alumnado se incorpora al colegio en función de sus capacidades. Este curso de ha implementado el aula de 2 años, que es verdad que no está puesta en marcha porque no ha habido demanda, pero la oferta está disponible. Hay alumnos y alumnas que requieren estar escolarizados desde los 3 años, por el tipo de discapacidad o dificultades que presenta. Otros se incorporan al centro después de cursar la educación infantil o primaria en sus centros ordinarios de su localidad de origen. Incluso hay algunos alumnos que entran al Gloria Fuertes habiendo cursado el primer ciclo de la ESO en institutos de nuestro entorno.
¿Están cubiertas todas las necesidades?
A nivel de personal sí, aunque es verdad que estamos viendo una línea ascendente en la matriculación en el centro. El año que viene seguramente estaremos más cerca de los 100 alumnos y eso ha requerido siempre pedir más unidades en el centro. De hecho, vamos a realizar una solicitud de nuevas unidades. Hasta ahora siempre se nos han dado por parte del Departamento de Educación.
Siempre se aboga por apostar por la educación en el medio rural, ¿más si es especial?
Acercar la educación al medio rural es fundamental. Los dos colegios de Educación Especial (Arboleda y Gloria Fuertes) son primordiales para atender las necesidades de la provincia. Es un recurso necesario y además yo creo que nadie cuestiona que hay alumnos y alumnas que en una etapa de su vida requieren una atención más individualizada, de unos recursos más específicos y de una formación más profesionalizada.
¿Qué deseos tiene de cara al futuro como directora del Gloria Fuertes?
Quiero jubilarme en el colegio. Quiero que los chicos y chicas se desarrollen al máximo. Ese es mi mayor sueño. Seguir dando respuestas a las familias, ayudándolas en el proceso de aceptación a veces, y de acompañamiento. Quiero seguir trabajando con la plantilla con la que trabajo, un equipo comprometido con la discapacidad. Sin todos ellos nada de esto sería posible. No sería posible la Cruz de San Jorge.
Cuanta falta haría más personas así(todo el colegio),mejor iría la Sociedad.FELICIDADES!!!