En el último trimestre de 2017 se apartaron los que caducaron pero el Gobierno Central aún no se había comprado los nuevos
La escasez de medios con los que cuenta la Guardia Civil del medio rural es una constante a todos los niveles y ahora se hace aún más patente después de que las advertencias de que la falta de efectivos materiales y humanos pudieran influir en el escaso dispositivo para capturar a Norbert Feher después de que disparara a matar en el masico de Albalate. Los cuarteles del territorio tuvieron que reorganizar en el último trimestre de 2017 sus chalecos antibalas debido a que el Gobierno Central no fue previsor y no dio la orden de comprar otros nuevos antes de que se retiraran del uso los que caducaron por esas fechas. Ahora en algunas localidades tan solo cuentan con dos, para la patrulla, a la espera de que lleguen los nuevos. De hecho, durante la noche del triple crimen de Andorra, sobre las diez de la noche, cuando se estaba desplegando el operativo para buscar a Norbert Feher, la Policía Local de Andorra recibió una petición para dejar sus chalecos a la Guardia Civil. Finalmente se prestaron tres, de los que en ese momento podía disponer el Ayuntamiento de la Villa Minera.
Piden chalecos individuales
Esta escasez de chalecos agrava la situación que ya había anteriormente y que suponía una de las principales reclamaciones del cuerpo. Los guardias civiles no cuentan con chalecos individuales que se adapten a sus medidas físicas sino que son compartidos.
La falta de previsión para renovar los chalecos caducados no es un problema solo del medio rural sino que es una tónica en toda España. La adjudicación de la compra de 21.000 chalecos por parte de la Jefatura de Asuntos Económicos no llegó hasta finales de diciembre y se prevé que se distribuyan en los cinco primeros meses de este año aunque no toda la partida por entero. También se repartirá parte de los 21.000 chalecos entre 2019 y 2020.
Esta falta de previsión hizo que algunos cuarteles del territorio se quedaran sin chalecos por lo que hubo que realizar una reorganización de los mismos. La máxima es que hubieran cómo mínimo dos chalecos por cuartel para los dos agentes que patrullan.
Solo dos por cuartel
La falta de chalecos individuales adaptados a sus características físicas siempre ha sido una de las principales consultas que los agentes han realizan a sus respectivas asociaciones sindicales. Sin embargo, desde el triple crimen de Andorra las preguntas han aumentado debido a que los chalecos antibalas que portaban los dos guardias asesinados fueran perforados por los disparos. El motivo de que no cumplieran su cometido es uno de los asuntos que se estaría investigando y que se podría conocer cuando se levante el secreto de sumario. Son varias las circunstancias. Por un lado, la pistola que utilizó Norbert Feher, aunque un modelo italiano que ahora ya no se utiliza, no sería perforante. Así lo atestiguan los cartuchos encontrados aunque lo que ahora se está investigando son las balas ya que pudo haber cambiado las originales y utilizado algunas que perforasen y que sí se podrían conseguir en el mercado negro. Otra cuestión que se investiga es desde qué distancia disparó porque si lo hizo muy cerca, a quemarropa, llevar un chaleco antibalas no serviría de nada. Ambas cuestiones se conocerán una vez se levante el secreto de sumario.
«Indicios de que no funcionaron»
Al ser preguntados por esto, desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) «dudan de la eficacia» de los chalecos y recalcan que «hay indicios de que no funcionaron». «Hay dos agentes fallecidos, es un hecho probado que los chalecos, que eran oficiales, no cumplieron con su función», afirman desde el sindicato. Por ello, una vez se levante el secreto de sumario y se conozcan todos los detalles, pedirán responsabilidades penales contra quien o quienes fueran responsables de que los dos chalecos no resultaran efectivos. Unas responsabilidades que podrían ser tanto para quien ordenó su compra como para el fabricante de los mismos.