La asociación Esboira cierra con éxito de participación «Cuentavieja», sus primeras jornadas literarias
Antiguamente las personas más mayores de los pueblos reunían a la comunidad en torno a la palabra. Ellos eran los encargados de contar historias, mitos y leyendas con el fin de hacer volar la imaginación de pequeños y mayores.
Precisamente, con el objetivo de revivir esta tradición oral y promover la literatura a lo largo y ancho de la comarca del Maestrazgo, la joven asociación Esboira organizó el pasado sábado la pionera iniciativa denominada 'Cantavieja'. Con ella, durante un día, los cuentos se convirtieron en la espina dorsal por la que discurrieron diferentes actividades que atraparon a todos los habitantes. Desde cuentacuentos, mercadillos de libros de segunda mano, talleres de marca páginas hasta un paseo literarios por los rincones más evocadores de la capital de la comarca. «Queríamos acercar la lectura a los vecinos de manera original: fomentando el diálogo, talleres, intercambios con otras generaciones, etc», explicaba Stéphanie Tirly, una de las integrantes de la asociación cultural.
Uno de los momentos más especiales tuvo lugar por la tarde con el paseo por las calles y rincones de la localidad en la que las personas mayores contaron diferentes cuentos y leyendas. Desde la clásica 'Cueva de la Bruja', la leyenda de «San Jorge y el dragón» hasta diversos trabalenguas basados en la tierra fueron algunos de los instantes que captaron la atención de los más pequeños que, bajo el embrujo de la palabra, siguieron atentos las historias que han pasado de generación en generación en la Comarca.
Durante la tarde la actividad siguió hasta bien entrada la noche. Tras el paseo, todos los vecinos disfrutaron de la gastronomía en una «merienda de cuentos» organizadas por La Bodega de Castellote y la escuela de verano en la que los bocados estuvieron acompañados por un mercadillo de libros y álbumes infantiles.
Al caer la noche, llegó el turno de los adultos ya que fueron ellos los invitados a sentarse y dejarse llevar por las historias narradas por la cuentacuentos francesa afincada en Zaragoza Céline Rainoird. Con sus recursos narrativos fue capaz de transformar la plaza San Miguel en un escenario de fantasía haciendo viajar al público a su más tierna infancia.
Así, con la lengua como arma, la asociación cumplió con éxito su ilusión de «gozar de la magia de la narración» con todo el pueblo, algo que servirá de acicate para continuar trabajando los próximos meses.