Dos meses- septiembre y octubre-, le han bastado a Pablo González Arruego, que acaba de finalizar un Erasmus Rural en el Maestrazgo, para realizar un interesante estudio sobre la escalada deportiva en el Maestrazgo para sentar las bases de un futuro desarrollo de la capacidad del territorio en esta materia, dados los recursos naturales «espectaculares» con los que cuenta. El joven, que desciende de Mirambel, conoce bien el territorio y es amante de sus picos. Las prácticas que acaba de finalizar dentro del proyecto «Desafío Arraigo Teruel» le han servido para profundizar en él y analizar pormenorizadamente el estado actual que tiene la escalada en el territorio.
Graduado en Ciencias Ambientales y Master en Ordenación Territorial y Medioambiental por la Universidad de Zaragoza, Pablo es un apasionado de los deportes al aire libre y de la escalada en particular. En su investigación ha conseguido recopilar información sobre un total de 25 sectores con una superficie aproximada de 2,01 hectáreas, que permiten la práctica de la escalada con «seguridad». «Si comparamos este resultado con el total de ocupa la superficie potencialmente atractiva para la escalada (1.672,06 ha), se puede ver la insignificancia que supone el territorio actualmente explotado frente al total de roquedos que se ubican en el territorio», recalca. Es por eso que considera que el potencial en materia de la escalada aún por desarrollar «es enorme».
El primer paso de la investigación ha consistido en caracterizar las «escuelas» y «sectores» de escalada presentes actualmente en la comarca, es decir, los lugares habilitados ya para la práctica de este deporte. Según su estudio el Maestrazgo cuenta en la actualidad con 7 escuelas de escalada (Castellote, Cantavieja, Cuevas de Cañart, Dos Torres de Mercader, Ladruñan, Molinos y Pitarque) con más de 250 vías equipadas. «Estas escuelas difieren mucho entre sí en lo que se refiere al uso y afluencia de personas, así como en el volumen de vías y sectores equipados con los que cuentan», matiza.
Actualmente Castellote es considerada como la «escuela» de «mayor tamaño e importancia», habiendo en sus paredes más de 100 vías de escalada y con potencial para prácticamente «doblar el número actual», explica Pablo. La «complejidad estructural de Molinos» no ha impedido que cuente con otros 5 sectores diferentes con un total de 59 vías equipadas y semiequipadas, lo que la convierte en la segunda mayor escuela por volumen e importancia en el Maestrazgo. «En cualquier caso ambas presentan gran potencial para aumentar su oferta», destaca Pablo.
Otros dos sectores de escalada se ubican en la escuela de Cantavieja, aunque uno de ellos es «testimonial» ya que existe únicamente una vía equipada. La escuela de Cuevas de Cañart cuenta con otros cuatro sectores equipados hace tiempo. Otra pequeña vía ferrata y otras dos vías de escalada deportiva ya equipadas se encuentran en Dos Torres de Mercader. En el análisis de Pablo se une también Ladruñan, donde se encontraban los sectores más antiguos de la comarca, actualmente desequipados por las «restricciones medioambientales» como el Plan de Protección del Águila Perdicera. Por último Pitarque alberga otros dos sectores de escalada deportiva que cuentan con un total de 16 vías así como varias rutas de varios largos e incluso crestas.
Una vez analizado el estado de la cuestión el estudio plantea aumentar el potencial del territorio para el desarrollo de esta actividad. Una de las medidas que propone es el desarrollo de los roquedos no equipados dentro de las escuelas de escalada, así como implementar nuevas en sectores aún no explorados. Una tercera fase imprescindible debiera ser un estudio de la «capacidad de carga» que presenta el medio natural. Por último, se debería aumentar los sectores/escuelas hacia las más «recónditas o dispersas».
«Participación social»
La participación social en el proceso será fundamental, según explica, a través por ejemplo de un «órgano gestor-consultor». «El siguiente paso sería coordinarse con los agentes sociales. Todos aquellos que pueden tener un interés en este deporte, teniendo muy en cuenta el sector turístico y por supuesto el factor medioambiental», explica esperanzado de que el territorio «avance en esta materia».
La oportunidad que presenta este deporte, gestionada de la mejor manera, podría llevar al Maestrazgo a tomar «un renombre en la comunidad escaladora». «Hay muchísimo potencial. Antes de empezar a equipar tendremos que generar un modelo que pueda interesar a todos los actores y no únicamente al sector de la escalada», puntualiza. Aquí entrarían los sectores de la agricultura, la ganadería además del turístico ya mencionado. «Debe haber una coordinación mutua y respetar las sensibilidades de cada uno, así como salvaguardar la biodiversidad».
Lo cierto es que la comunidad de los escaladores es un colectivo «que se mueve mucho» y que además «repiten experiencias». «Si un escalador ha estado a gusto en una zona y si se siente cómodo tiende a ser un público que vuelve a ese lugar», matiza, por lo que la actividad permite un tipo de turismo cíclico que supera la estacionalidad, aunque en cierta manera es «específico».
A pesar de la «fidelidad» de los escaladores» hacia un lugar determinado, todavía es necesario «generar una cultura de la escalada» y abrir esta actividad a un mayor número de usuarios potenciales de estas escuelas. «Ahora mismo en esta zona son pocos los escaladores. Algunos ayuntamientos están trabajando en hacer más equipaciones de cara precisamente a incrementar este hábito».
Lo que está claro es que este valioso estudio supone una base muy interesante que marca el camino para futuras decisiones y actuaciones. «Da pie a una infinidad de oportunidades». Realizar un seguimiento continuo sobre los sectores y las vías de escalada, potenciar la promoción de las escuelas ya existentes de nueva creación, fomentar la aparición de negocios representativos para la comunidad escaladora y favorecer los actuales son otras líneas de trabajo que propone el estudio. «El Maestrazgo es un territorio natural increíble y en lo que se refiere a la escalada, aún por descubrir».