El Cachirulo «Teresa Salvo» lleva 50 años potenciando la jota a través de sus escuelas y colaborando con la ciudad
Pocas entidades pueden presumir de una agenda tan intensa y variada como la de la Asociación Aragonesa El Cachirulo «Teresa Salvo» de Alcañiz. De febrero a finales de año realizan numerosas actividades que se complementan con su escuela de rondalla, canto y baile. El Cachirulo, que este año celebra su 50º aniversario, participa en todo lo que se le pide colaborando con la sociedad y el Ayuntamiento en los actos más importantes de la ciudad. También está muy presente en todo el Bajo Aragón Histórico acompañando a otros cachirulos.
Su compromiso con Alcañiz y su trabajo incansable por el mantenimiento y preservación del folclore aragonés han llevado a esta asociación a ser una de las nominadas al premio Bajoaragoneses del Año en la categoría de Sociedad y Cultura. «Estamos en todos los lugares que nos piden. Somos una peña cultural que tiene como símbolo el folclore aunque la gastronomía también tiene un papel importante», explica su presidente, Jesús Buisán.
Comienzan con San Valentín, cuando reúnen a más de 100 personas en una cena en la que se sortean regalos con apoyo de las tiendas y empresas. En abril organizan sus jornadas culturales que terminan con una cena en la que se entrega el Cachirulo Fiel y a finales de junio tiene lugar el final de curso de las escuelas. Ese mes también festejarán su 50º aniversario, una celebración en la que han invitado a cachirulos de toda España. La preparación de la carroza y la presentación de la Real Moza son los actos previos a las fiestas patronales, en las que cuentan con un programa de actos propio. Todos los días tienen comida y cena para un centenar de socios y orquestas. Después llega el Pilar y al final de año, Expoguay.
El Cachirulo nació hace medio siglo y cuenta con más de 400 socios, lo que la convierten en una de las asociaciones con más solera. Su principal objetivo es la pervivencia del folclore aragonés, con la jota como principal emblema. No obstante, son conscientes de los cambios sociales por lo que entre sus retos también está hacer viable económicamente la entidad, rejuvenecerla y eliminar las normas machistas de los estatutos. «Tenemos una sede impresionante que es como dar de comer a un elefante, solo contamos con las cuotas de los socios y ayuda del Ayuntamiento. Cada día es más difícil pero no vamos a cerrar, seguiremos vivos», explica.
El nacimiento del Cachirulo se remonta a 1968. Fue Demetrio Galán Bergua quien impulsó su formación cuando asistió a un homenaje a la jotera alcañizana Teresa Salvo «La boyera» en su retirada. Nació de un grupo de personas, muchos de ellos médicos, amantes del folclore; y llegó a tener una gran relevancia social y cultural en los años en los que no toda la sociedad podía acceder a las fiestas. Un ejemplo, algunos niños de la época llegaron a pensar que los festejos patronales eran los que vivían en el Cachirulo. También hubo años en los que se encargaron de organizar la Cabalgata de Reyes.
Todo su recorrido se podrá conocer en profundidad en el libro conmemorativo que ultima el periodista Ramón Mur que llevará por título «Por amor al arte» haciendo referencia no solo al sentimiento por la jota sino también el trabajo voluntario de los socios, por ejemplo, en la construcción de su sede.
[button link=»/premios-bajoaragoneses-2018/» type=»small» color=»orange» newwindow=»yes»]VER TODOS LOS NOMINADOS[/button]