Turismo Alcañiz oferta un paquete con visitas guiadas a explotaciones y cooperativas que permite a los visitantes conocer a fondo el fruto
Además de ser uno de los principales reclamos gastronómicos y comerciales que sitúan a la comarca en el mapa, actualmente el melocotón también supone un interesante filón turístico. La empresa Turismo Alcañiz, que oferta visitas guiadas por la localidad y sus alrededores, ofrece desde el mes pasado la «Ruta del Melocotón», una opción para grupos en la que se visitan Alcañiz y la cooperativa San Miguel de Calanda.
Por la mañana los turistas conocen a fondo Alcañiz, con una visita guiada de dos horas y media en la que se ven los principales atractivos de la localidad. Es a partir de la comida cuando el melocotón toma fuerza. Los visitantes se trasladan hasta Calanda, donde disponen de varios menús con platos típicos, incluido el melocotón. Tras esto se visita la cooperativa San Miguel, en la que los turistas aprenden todo lo relacionado con el fruto, desde el embolsado hasta la preparación para venta, pasando por la selección y el tratamiento del producto. Posteriormente, los visitantes conocen campos cercanos y tienen la opción de comprar cajas de melocotón.
Diego Romero, de Turismo Alcañiz, explica la importancia de que se promocione este alimento. «El objetivo es que los visitantes conozcan este manjar tan preciado, e intentamos que sea una experiencia y que sepan de primera mano cómo es todo el trabajo que hay que realizar para conseguir el producto final», comenta.
El embolsado, clave
Uno de los aspectos en los que se incide en la «Ruta del Melocotón» es en el embolsado de la fruta, que a los turistas se les explica en la cooperativa y pueden visualizar en los campos. Samuel Sancho, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen, explica el proceso. «Viene de hace ya muchísimos años, y se lleva a cabo para aislar al melocotón de la mosca y que no lo estropee», comenta. Esto supone una mejora notable en la calidad de la fruta. «Al estar cubierta no se requieren tantos tratamientos fitosanitarios, porque gracias a la bolsa no hay que sulfatarla», detalla. De esta forma, el melocotón mantiene su pureza y se aísla de productos químicos y agentes externos.
Cabe destacar que el embolsado se realiza en los dos últimos meses de crecimiento del fruto, que coinciden con la época estival. «El de las variedades más tempranas empieza a principios de julio, y el de las más tardías dura hasta el 15 de agosto», destaca el presidente del Consejo Regulador. Se trata de un trabajo realizado de forma artesanal, embolsando cada fruto uno por uno a mano.
*Más información en la edición impresa.