El Ayuntamiento de Monroyo actuará en una nueva fase de estabilización de la montaña de La Mola que preside el casco urbano de la localidad. El consistorio invertirá más de 100.000 euros en consolidar y asegurar los márgenes de este promontorio rocoso para evitar que se produzcan desprendimientos.
La actuación se llevará a cabo en uno de los flancos de La Mola, concretamente en su vertiente sur, la más próxima a la travesía de la localidad. La inversión es posible gracias a un FITE. Las obras se adjudicaron a principios de esta semana y podrían comenzar a ejecutarse en las próximas semanas. La intención es poder tener la obra finalizada a lo largo del próximo mes de octubre. «Estamos muy agradecidos al Gobierno de Aragón y con la receptividad que encontramos en la consejera Mayte Pérez. Entendieron desde el principio que es una cuestión que es prioritaria para nuestro municipio», explica Gloria Blanc, alcaldesa de Monroyo.
Desde el servicio de Geología de la Diputación Provincial de Teruel se han ido realizando diversos informes en los últimos años sobre la situación del macizo, determinándose hasta trece puntos en los que es necesaria llevar a cabo una actuación para minorar el riesgo de desprendimientos de rocas y material del mismo. Tres de estos puntos, situados en el talud bajo la Muela, necesitan una actuación «urgente» al considerarse «potencialmente peligrosos». Parte del talud está sujeto con red de cable y se precisa que siga en el resto de la zona.
El mayor escollo fue lograr llevar a cabo un estudio geológico pormenorizado y dar con la empresa adecuada que analizase todo el entorno. Este nuevo estudio servirá para poder ejecutar diferentes actuaciones ya que las grandes dimensiones de La Mola imposibilitan que se haya podido actuar, hasta el momento, en todo el perímetro de la montaña. «Finalmente, y tras mucho trabajo, contamos ya con este estudio general el cual nos va a ser de gran utilidad para futuras actuaciones», añade Blanc.
Varios años de actuaciones
El proceso de estabilización y consolidación de La Mola no es nuevo. Sucesivos consistorios han ido actuando en los últimos años en diferentes flancos de este promontorio rocoso para evitar desprendimiento después de que varios informes geológicos hayan aconsejado en los últimos años una actuación urgente para eliminar el riesgo que corren decenas de viviendas. En todos estos años han sido frecuentes las caídas de piedras y rocas de grandes dimensiones y varias toneladas de peso. Uno de los mayores desprendimientos se produjo en 2013 cuando se cayó un bloque de 450 metros cúbicos de volumen.
Por su parte, otra de las actuaciones más importantes que se llevaron a cabo fue en 2016 en el flanco más meridional y que se sitúa encima de numerosas viviendas. En aquel momento fue necesario desmontar los primitivos depósitos de agua potable y construir unos nuevos de agua potable en otra ubicación dado que los anteriores estaban situados en la base de La Muela y resultaron afectados por los desprendimientos.
La inestabilidad geológica de La Mola viene determinada por su composición arcillosa y los bloques de arenisca y conglomerado que la conforman. Los cambios de temperatura y humedad y las lluvias y sequías provocan que el sustrato arcilloso se dilate algunas temporadas y se contraiga en otros casos, lo que provoca que las rocas de grandes dimensiones acaben quebrándose y se desprendan. Especialmente inestable es la roca conglomerada que tiene a desmenuzarse.