Martín Calvente se reunió 45 minutos hace una semana con su cliente y este viernes ha vuelto a Zuera. Se desconoce quién le paga pero el Ruso pidió 2.500 € a un medio para hablar
Norbert Feher, quien durante este año había sido asistido legalmente por un abogado de oficio, ha contratado recientemente a un letrado. Se trata de Juan Manuel Martín Calvente, con despacho en Calatayud, quien sustituye al poblano Raúl Vicén, a quien ya le ha solicitado la venia para ser quien defienda al criminal.
Tan solo hace unos días que se ha encargado del caso pero el contacto con Feher ya está siendo más intenso.
Hace una semana se reunió con él durante 45 minutos y este viernes lo ha visto por segunda vez en la cárcel de Zuera. Martín Calvente explica que prefiere no entrar a hablar del caso porque aún no ha podido adentrarse en el largo sumario pero tiene constancia de todo lo ocurrido en el último año a través de la prensa. Sí se ha pudo llevar una impresión de él en el citado encuentro muy similar al carácter que ha mostrado en prisión este último año y que han reflejado los medios de comunicación. «La cita fue bien, es un hombre educado, correcto, formal, aseado y religioso», explica el nuevo abogado del caso.
Aunque sí reconoce que «es Feher quien le ha contratado», prefiere no decir si es él mismo quien le paga o alguna persona de su círculo aludiendo al secreto profesional. De su vida en el Bajo Aragón Histórico, robando y durmiendo de masico a masico se deduce que no tenía dinero por lo que quien abone la minuta del nuevo letrado podría ser uno de sus posibles cómplices en la banda criminal en la que trabajó. De hecho, recientemente escribió una carta que llegó a la redacción de El Español en la que pone precio a romper su silencio, 2.500 euros; e indica que hay claves que solo tiene él, «ni siquiera la Policía».
Tal y como publica la andorrana Ana I. Gracia en el periódico digital, periodista que ha seguido muy de cerca el caso, Feher no se arrepiente absolutamente de nada, dice estar aislado del exterior aunque se queja de «las exageraciones» de los medios de comunicación y se ofrece a resolver previo pago algunas de las dudas que aún empañan este caso: «Las preguntas que me hace valen 2.500 euros». Unas palabras que han indignado a los familiares y a la sociedad bajoaragonesa en las que, con gran frialdad, reconoce abiertamente que su objetivo más inmediato es «hacer negocios» con la memoria de sus víctimas, a las que ignora por completo en toda la carta. «Podemos colaborar, puedo darte información más precisa. Pero esto tiene un precio. Ahora hago negocios. Y los negocios son negocios», reconoce sin rodeos en una misiva en la que habla constantemente de «vender» información detallada sobre cómo llegó a Teruel y por qué no huyó después de que disparara a matar a dos vecinos nueve días antes del triple crimen. «Gratis no trabajo», añade.
Asesinó conscientemente
En este año se ha podido conocer más sobre la personalidad del asesino a través de las pruebas que se le han realizado en la cárcel y que se han incorporado al sumario. «Feher no presenta sintomatología psicótica aguda ni residual, ni déficit intelectual, ni deterioro cognitivo ni otro tipo de patología psiquiátrica que suponga menoscabo alguno de su capacidad para comprender la naturaleza y consecuencia de sus actos y actuar conforme a dicha comprensión dirigiendo o inhibiendo su conducta». Es una de las conclusiones que recoge el informe mental que han realizado los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón después de entrevistar al también conocido como Igor el Ruso en la cárcel dos días este verano.
Este documento ya ha sido incorporado a la causa junto al informe pericial psicológico. Ambos recogen aspectos que determinan que el asesino fue consciente de sus actos durante el momento de los hechos y también posteriormente, que distorsiona la realidad y se cree con poder sobre la vida de los demás.
No es un militar experto
Otra cuestión que ha quedado clara estos meses es que el Ruso se inventó una vida de experto tirador con formación paramilitar y asesino a sueldo que no es la suya. En realidad solo es un vulgar criminal de manual: un hombre en permanente huida, disfrazado de militar, armado, alcohólico, que no siente ningún aprecio por la vida de los demás. Llegó a hacerse pasar por 23 personas distintas y en Italia se le buscaba por tres muertes y múltiples robos y atracos. De hecho, un vídeo de abril de 2017 del minuto que duró el forcejeo con el camarero de la localidad italiana de Budrio Davide Fabrri antes de matarlo se aprecia cómo la víctima pudo arrebatarle de la mano el fusil sin ningún problema.
Los hechos del masico de Albalate también desmontan que fuera un experto paramilitar con un pasado sanguinario del calibre de un sicario. Igor estaba apuntando a quema ropa con el arma al cerrajero Marcuello cuando éste se abalanzó sobre él, lo tiró al suelo y le intentó quitar la pistola. No pudo porque la llevaba atada a la muñeca. Durante el forcejeo, este vecino intentó morderle la yugular sin éxito porque el criminal se protegía con un abrigo militar que le tapaba hasta la barbilla. El asesino consiguió darle una sola vez en el brazo. Al otro paisano le alcanzó con otra bala en el hígado. Quemó una veintena de casquillos y los dejó heridos de gravedad. Pero no los mató.
Juanje dice
Francamente,no acabo de entender este artículo, pero desprende un cierto tufillo a intoxicación que, de una manera subliminal, siembra una duda razonable sobre la idoneidad de las decisiones tomadas por cierto mando de la Guardia Civil en aquellos días.
La experta periodista en temas militares nos informa de que solamente era un alcohólico, inexperto en temas militares y utilización de armas, como demuestra por ejemplo el hecho de que un simple camarero pudo arrebatarle su fusil; y de que los vecinos de Albalate no resultaron muertos.
Se podría concluir que, para detenerlo, podría haber sido suficiente enviar una ambulancia con un enfermero y un psicólogo especializado en marginación y alcoholismo.
Repugnante.
A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Y al mando de la Guardia Civil que minusvaloró el riesgo y no tomó las decisiones adecuadas (haciendo caso omiso de los informes, valoraciones y peticiones de TODOS sus hombres sobre el terreno), sanción y cese. Como mínimo.
Y, por cierto, no digo que no sea repugnante que el asesino haga negocio con el dolor ajeno que él mismo ha provocado, y que eso sea indignante; pero, si estuviese seguro de que por dos mil quinientos euros íbamos a obtener una información cierta sobre los pasos y las motivaciones del asesino, ahora mismo me ponía al frente de una cuestación. Pero es imposible obtener fiabilidad alguna de ese personaje. ¡Si ni tan siquiera la obtenemos de nuestros “defensores” profesionales!