Norbert Feher es un «psicópata primario», el más peligroso que existe, que sabe muy bien lo que hace puesto que no padece ninguna patología ni una percepción alterada de la realidad. Se encuentra en plenas facultades mentales, con «capacidad de juicio», conoce perfectamente el alcance de su comportamiento y su conducta es «reflexiva» y «deliberada». Tuvo otras conductas alternativas en la fatídica noche del 14 de diciembre de 2017 para seguir escabulliéndose de la justicia y, entre todas, decidió atacar porque, como dijo, «había que eliminar obstáculos» terminando con tres vidas.
Los profesionales que lo han analizado han rechazado que sufra la neurosis de guerra con estrés postraumático, que es lo que alega su abogado como eximente para librarlo de la cárcel, y han alertado de que no dudará en volver a utilizar toda la violencia instrumentral que sea necesaria en un momento dado para conseguir el objetivo que se proponga.
El perfil del conocido como Igor el Ruso se analizó este jueves en la cuarta sesión del juicio por el triple crimen de Andorra, una jornada más técnica en la que testificaron los médicos forenses y las psicólogas que han estudiado a Feher mediante entrevistas personales en las que ya dijo lo que reiteró el lunes ante el jurado popular, que «su Biblia es más importante que la vida de las personas» y que cuando «escucha» los cargadores de los guardias asume todos los riesgos que hagan falta para evadirse. Durante las pruebas que le realizaron llegó a decir que «la muerte es inevitable» para justificar los asesinatos.
«Soy rápido, conozco la anatomía humana y sabía donde disparaba», dijo durante su examen psiquiátrico, lo que coincide con los ataques con los que terminó con la vida de José Luis Iranzo, Víctor Romero y Víctor Caballero. Eso sí, no quiso responder e incluso sonrió cuando le preguntaron por qué a Iranzo le disparó en el corazón y a los guardias en zonas que no estaban cubiertas por los chalecos pese a que mantiene que no sabía que eran agentes.
Los abogados de las acusaciones definen la jornada de este jueves como «muy importante» porque se puso de manifiesto cómo fueron los asesinatos pero también que Feher se encuentra en plenas facultades. «Ha quedado patente que su conducta es reflexiva y deliberada; y es importante que los profesionales hayan descartado que padezca neurosis de guerra», apunta Pablo Martínez, abogado de UAGA. «Es frío, calculador, narcisista… Con un perfil asesino. Y eso no es una enfermedad, como bien ha quedado acreditado, sino un tema de conducta», añade Mariano Tafalla, abogado de la viuda de Caballero y de los padres y hermanos de Víctor Romero.
Los informes forenses
De los informes forenses se extrae que Feher sorprendió a los dos guardias disparándoles por la espalda, ya que los primeros disparos los recibieron en el glúteo. Pese a que Feher aseguró que les disparó de frente tras sentirse amenazado por el sonido del cargador, ayer se confirmó que no fue así. Le causó lesiones en la zona de la cadera (Romero) y la pelvis (Caballero) por las que enseguida cayeron en el suelo. «Permanecieron de pie muy poco tiempo». Fallecieron por importantes hemorragias masivas tanto internas como externas. Los forenses no quisieron entrar a valorar las preguntas de Mariano Tafalla, abogado de la viuda de Caballero, sobre si el chaleco era de su talla. En el caso de Romero sí hubo un disparo a menos de 35 centímetros, «a cañón tocante», y el resto a más distancia.
En cuanto a Iranzo, el primer disparo al ganadero fue mortal al alcanzarle el corazón aunque aún pudo recorrer unos metros y recibir otro tiro en el brazo cuando lo tenía levantado. El ganadero falleció de forma «muy muy rápida» porque el primer disparo le llegó al corazón y le lesionó también el pulmón izquierdo, el diafragma y la arteria derecha produciéndole una importante hemorragia con lesiones muy graves.
El ganadero recibió dos disparos, Romero cuatro y Caballero hasta siete, lo que les dejó a los tres «sin capacidad de reanimación». «Aunque les hubieran disparado a las puertas de un hospital, no podrían haber sobrevivido», apuntaron los médicos forenses del Instituto Medicina Legal de Aragón Gustavo Sierra y Mª Dolores Ramón.
Feher, en el espejo
Según las psicólogas Cristina Andreu y Victoria Minguez, también del Instituto Medicina Legal de Aragón, una combinación de bajo neuroticismo, alta estraversion y alto psicoticismo que presenta Feher confluye en lo que en conjunto se denomina un psicopata primario. Una manera de ser que «genera mucho dolor a los demás».
«¿Qué quiere decir? Que es una persona motivada por el poder que no tiene ninguna sensibilidad al castigo. Por eso tienden a tener conductas antisociales, porque aunque conocen las consecuencias, no las temen. Quien no es capaz de experimentar miedo no teme a nada y se atreve con cualquier cosa», apuntaron las psicólogas.
Las características de esta «combinación» son una persona activa, muy sociable, desafiante, fría, con alta autoestima, sin remordimientos, que no respeta las normas y con dificultades para la empatía emocional (no siente como el resto aunque sí se da cuenta de lo que sienten otras personas).
De hecho, en las entrevistas con las psicólogas el único momento en el que no estuvo «tranquilo» fue cuando «provocaron su autoestima» para ver cómo reaccionaba. «Fue el único momento en que se mostró enfadado y con ira, incluso se puso rojo», apuntaron.
El informe de su exploración mental que se ha presentado este jueves constata que no padece ninguna patología psiquiátrica. Ni durante los asesinatos ni después ninguno de los profesionales que lo analizaron detectaron la existencia de ningún tipo de alteración mental que altere su percerción de la realidad que le hiciera modificar su conducta.
Este viernes continúa el juicio con la testifical de agentes de Escena del Crimen y el lunes, de los testigos que esta semana no han podido declarar.