Para Miguel Perdiguer la receta de los 100 años es tener la suerte de no padecer ninguna enfermedad, no cometer excesos y no sentir envidia
¿Había pensado en llegar a los 100 años?
Nunca. Cuando iba a terminar el siglo pasado decía que me gustaría llegar al año 2000 para ver qué fiestas se hacían en todo el mundo porque leí que cuanto se llegó al año 1000 ocurrieron cosas. ¡Fíjate si me he pasado de largo!
Se lo habrán preguntado muchas veces pero… ¿cuál es su secreto?
He tenido la suerte de no padecer ninguna enfermedad mortal y, además, he llevado una vida ordenada. Hay un axioma que dice 'si quieres llegar a viejo como si fueras joven cuando seas joven vive como si fueras viejo'. También es importante no envidiar a nadie porque eso trastorna el estomago y el hígado. Hay que estar conforme con lo que te toca vivir. Estuve nueve meses en el frente en la Guerra Civil durmiendo a la intemperie y pasando frío y privaciones.
¿Cuida la alimentación?
No fumo ni cometo excesos en las comidas ni con el alcohol. Solo bebo 50 centímetros cúbicos de vino en la comida mezclados con gaseosa. Mi alimentación básica es el pan y la fruta. Aunque como de todo, en pequeña cantidad.
Vivió hasta los 11 años en Santolea, ¿fue un niño feliz?
Visto ahora la vida entonces era mala y con grandes privaciones pero fui feliz. Si lo juzgamos desde ahora la vida era mala pero si te sabes adaptar era normal.
¿Qué siente cuando regresa?
Emoción, voy tres o cuatro veces al año a las ruinas. De mi casa ya no queda nada, pero lo que más me impresiona es que todavía se mantiene en pie la escuela.
Se le entrecorta la voz al hablar de su pueblo… ¿ve solución a la despoblación?
No, tal y como se vive ahora es imposible vivir en un pueblo pequeño. ¿Qué porvenir tienen los niños si ni tan siquiera tienen escuela y amigos con los que jugar? No obstante, en una capital se vive peor, vas por la calle y no puedes saludar a nadie. Eso no llena.
¿Cuál es su rutina diaria?
Me levanto a las 9.30 entre semana y a las 10.00 sábados y domingos. Me preparo el desayuno y voy a por el periódico: Heraldo y ABC. Cuando regreso a casa le pregunto a la señora que nos ayuda si es necesario comprar algo en el supermercado y vuelvo a salir con el carro. Al regresar estoy en el ordenador. Miro el correo y el Facebook y me entretengo con las fotografías. Después de comer voy a jugar al guiñote al bar con amigos hasta las cinco, cuando meriendo y me voy al chalé de mis hijos. Allí tengo un huerto que rinde mucho y muy bien organizado con riego por goteo, dos programadores y una malla antihierba. Vuelvo sobre las 20.30, ceno ligero, veo un poco la tele y me acuesto a las doce. En la cama cojo el periódico y resuelvo dos crucigramas, algún jeroglífico y el problema de ajedrez. Sobre las 6.30-7.00 me despierto y termino lo que me queda de los crucigramas hasta que me levanto a las 9.30. Hay días que me voy de excursión con algún amigo, me gusta visitar pueblos. Cuando vivía mi hermano iba a menudo a Mas de las Matas.
A sus 100 años sigue conduciendo.
Sí, los de mi edad somos los más seguros (risas). Hay pocos muertos de 100 años con el coche porque ya no conducen.
De su profesión como médico, ¿con qué se queda?
La medicina, si se ejerce como se debe ejercer, desde un punto de vista humanitario, da muchas satisfacciones. Antes había una gran conexión entre médico y paciente y ahora vas a Urgencias y no sabes ni cómo se llama el que te atiende. Cuando no había medios de cura el mayor alivio del doctor era de tipo psicológico. Te sentabas al lado de la cama del enfermo para hablarle 20 minutos y aunque se quedaba con la dolencia por lo menos ya estaba más tranquilo.
¿Cómo ve a la sociedad actual?
La veo muy rara. Nunca se ha vivido tan bien como ahora pero también nunca la he visto tan descontenta, la gente no se conforma con nada. Hay quien está dos horas en un bar con un café de 1 euro y aún se queja de que ya no está tan fuerte el aire acondicionado. Somos protestantes, hay que protestar por todo. Hay cosas que los de mi generación no podemos asimilar como que un pantalón roto por cuatro o cinco sitios cueste más que uno nuevo y que los luzcan personas de una relativa proyección social. Es absurdo e ilógico. Antes a una mujer le hubieran dicho que descuida a su marido y ahora lo rompen a propósito.
¿Y a Alcañiz?
El Bajo Aragón va para abajo pero Alcañiz se mantendrá porque vienen aquí a vivir desde los pueblos. A la ciudad le falta espíritu emprendedor para los negocios.
¿Qué balance hace de su vida?
Los de mi generación hemos experimentado grandes satisfacciones porque empezamos desde muy abajo. No habíamos soñado nunca con tener un coche, una radio, una lavadora… todo lo que llega son pasos adelante que te llenan de satisfacción. Si empiezas desde arriba es peor porque no encuentras estímulos. En el aspecto de las relaciones personales, antes te casabas mentalizándote de que era para toda la vida. Las parejas no tenían relaciones hasta que se casaban. Yo estuve 11 años de novio hasta que terminé de estudiar y nos pudimos casar. Ella era del Mas y cuando los dos estudiábamos en Zaragoza nos mandábamos cartas a través de un primo suyo. ¿Sabes la alegría que sentía al recibir sus cartas? Después estuve nueve meses en el frente de guerra y nos escribíamos todos los días, no llegamos a faltar ni cuatro en nueve meses. Eso es muy bonito y ya ha pasado a la historia. Los que vivimos aquello no asimilamos lo de ahora aunque entiendo que en cada época las circunstancias son distintas y si hubiera nacido ahora haría lo mismo, hay que seguir la corriente.
Llegar a centenario también supone tener que despedir a mucha gente.
El inconveniente. Despides familiares y cada vez vas teniendo menos amigos.
¿Piensa en la muerte?
No, nunca. Sé que me tengo que morir como todos y que el día que esté en el tanatorio todos estarán hablando de otras cosas y no de mí, es un formulismo eso. La rueda de la vida.
¿Cómo le gustaría que le recordaran?
Como una buena persona que no ha hecho ninguna fechoría a nadie.
Querido Miguel.
Soy José Luis Blasco y te escribo desde Reus.
No sabes el placer que tengo al leerte y saber de ti.
Me alegro de tus cien años.
Todavía ejerzo la medicina y en la residencia donde paso consulta, tengo tres personas que pasan de tu edad. Ninguno de tu clarividencia.
Un abrazo y mi recuerdo cariñoso
Querido tío Miguel:
Me alegro mucho de verte lo bien que estás, la actividad que tienes, y la mentalidad abierta..
Te deseo que te mantengas así, y vivas muchos años.
Siempre estuviste muy presente en la mente y en el corazón de mi padre.
Un fuerte abrazo Ariel, y años tuyos.
Miguel Ángel Portoles
Querido Miguel:
Soy Pablo Gómez y desde Barcelona tanto mi madre, mi hermano como yo queremos desearte lo mejor para ti y los tuyos, no sólo en este día tan señalado sino en los próximos tiempos .
Le he comentado ha mi madre tu celebración y has conseguido que en su enfermedad senil esbozara una amplia sonrisa .
Muchas gracias por compartir el trabajo y la gran amistad con mi padre.
Disfruta de estos días de tan merecida celebración y sigue siendo un ejemplo de vida y de valores no solo para el colectivo médico actual sino para todo ese gran colectivo llamado » la tercera edad».
¡¡ Enhorabuena !!
Pablo Gómez Morell
Querido tío Miguel, has llenado los cien años y seguirás llenando porque es tu misión (decía el tío Joaquín) y nuestro padre siempre te señalaba como referencia. La vida de los hombres es similar, algo que nos diferencia es que un semejante te diga “contigo he aprendido”
Gracias tío Miguel porque contigo hemos aprendido y seguimos haciéndolo muchos, muchísimos!
Un fuerte abrazo
Antonio Portolés Suso
Querido tío
Soy Carmina Inigo Zaera, hija de Carmen y Fernando. He leído el artículo de tu centenario y me alegra ver tu vitalidad , igual que me emociona leer tus experiencias como colega que soy. Un abrazo muy fuerte de tu sobrina
Que tal tio? Hecho un chaval de 100 AÑOS. Soy Mercedes Inigo Zaera. Al enterarme de tu CUMPLEAÑOS, NO QUIERO QUE TE FALTE MI GRAN FELICITACION, NO SOLO POR TUS AÑOS SINO POR TU VIDA PROFESIONAL Y AFICIONES. Me alegro mucho de todos tus exitos y sobretodo de la salud de hierro y tu cabeza lucida que tienes. Un abrazo muy fuerte mio y de toda mi famila. Besos