Las obras de reparación del túnel de trasvase entre el río Matarraña y el embalse de Pena se encuentran paralizadas desde hace, al menos, un año y medio. Según apuntaron varias fuentes consultadas por La COMARCA, la situación del interior del túnel sería peor a la prevista inicialmente y presentaría varias deficiencias. El túnel cuenta con daños en el revestimiento y algunos desprendimientos en el interior del mismo. La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) está realizando un estudio de la cavidad localizada en el punto kilométrico 1,450, dotada con 7.200 euros y que finalizará en noviembre de este año. Según explicaron fuentes del propio organismo gestor de cuenca, el revestimiento se ha ido deteriorando con el paso del tiempo por la presencia del agua y el empuje del terreno margoso, siendo necesario hacer un estudio geológico-geotécnico que permita dimensionar un nuevo sostenimiento para el tramo. Esta actuación será incluida en el nuevo proyecto junto con el resto de actuaciones que estaban pendientes de ejecutarse en el contrato anterior.
Una vez termine el estudio está prevista una nueva licitación de la reparación del túnel para principios de 2023. Según los plazos que baraja la CHE, las obras deberían iniciarse en el último trimestre de 2023 y concluir a mediados de 2024. No obstante, durante este tiempo sería posible utilizar el túnel en caso de sequía. Todo ello después de que la Confederación Hidrográfica del Ebro iniciase los trabajos en el túnel, de seis kilómetros de longitud, en octubre de 2020. La actuación se adjudicó por 434.000 euros con el objetivo de subsanar varias deficiencias y desprendimientos aparecidos en el interior del mismo y con el propósito de concluir la reparación a principios de este año. Sin embargo, pocos meses después del inicio de los trabajos se interrumpió la actuación a instancia del contratista -Obras y Servicios Públicos S.A- por causas económicas ajenas a la CHE, según asegura el propio organismo gestor de cuenca.
El citado túnel-trasvase cuenta con el azud de derivación en el paraje natural de El Parrizal. Fue construido a finales de los años 70 para subsanar la irregularidad y los escasos aportes que el río Pena aporta durante los años de escasa pluviometría. Parte del túnel se revistió con hormigón. Sin embargo algunos tramos que se excavaron en roca viva no se revistieron. Esta obra es especialmente útil en años de lluvias escasas cuando el río Pena aporta muy poca agua debido a que necesita de grandes y persistentes temporales para contar con un caudal considerable. En estas épocas los caudales del río Matarraña suelen ser suficientes para aportar los decámetros o hectómetros suficientes para garantizar reservas en verano.
La capacidad máxima del túnel es de unos 5 metros cúbicos por segundo. Por contra, en años y épocas de abundancia de lluvias el río Pena puede llevar caudales extraordinariamente altos, que pueden superar los 100 metros cúbicos por segundo generando un enorme impacto sobre el nivel del embalse de Pena. Por todo ello, cabe recordar que desde Beceite reivindicaron una revisión de los caudales ecológicos a partir del azud de derivación.
Regantes y Consistorio pidieron en su día aumentar los caudales mínimos ya que, explicaron, cuando el Matarraña lleva un nivel inferior a un metro cúbico por segundo, trasvasar apenas tiene impacto en el embalse de Pena pero sí que causa que varios tramos de río se sequen en pleno invierno, como ha sucedido varias veces en las últimas décadas. Defendieron que en épocas de grandes avenidas se desvíe parte del gran caudal que presenta el Matarraña durante unas pocas horas, ya que minimiza los daños en los caminos agrícolas de la localidad y, de igual modo, sí tiene ya un gran impacto en el nivel del embalse de Pena. Asimismo, pidieron una escala para peces. El túnel no trasvasa agua desde 2020 debido al inicio de los trabajos de reparación y a la extraordinaria abundancia de agua en estos últimos dos años.
Reservas «más que suficientes»
En lo que respecta a los regantes no preocupa, por el momento, que el túnel-trasvase no haya estado operativo en los últimos meses. El embalse de Pena se encuentra al 81% de su capacidad en pleno final de la campaña y las balsas de Valcomuna y La Trapa cuentan con reservas suficientes para lo que queda de temporada. «Tenemos todavía agua en las balsas y el embalse supera el 80% así que contamos con reservas más que suficientes. En cualquier caso sabemos las limitaciones que tiene nuestra cuenca y optimizamos al máximo el agua», explicó Miguel Zurita, presidente del Sindicato Central de Riegos del Matarraña. Cabe recordar que la cuenca continúa demandando la construcción de las balsas laterales de Val de La Fieguera -también en el Matarraña-, Els Comellars en el río Tastavins y la balsa de Serrats en el río Algars. Estos dos afluentes del Matarraña no cuentan con ninguna infraestructura de regulación en todo su recorrido.