Ha terminado después de ocho años la reparación de un Citroën berlina C4 de 1930 que adquirió en Autoclassic hace una década
El alcañizano Emilio Sánchez espera la matrícula de vehículo histórico para poder sacar a pasear a su nuevo coche, un Citroën berlina C4 de 1930. Un vehículo que precisamente adquirió en la feria Autoclassic de hace diez años y que ha restaurado en los últimos ocho años. Se lo compró a un francés con el que al final «arregló» un precio. «Estoy muy satisfecho, a un coche en el que has trabajado tanto tiempo le tienes el mismo cariño que a un hijo, es uno más en la familia. Nos iremos y él se quedará», comenta Sánchez.
El aficionado a los clásicos, pintor de profesión, se ha encargado personalmente junto a su hijo Rubén de desmontar, limpiar, rascar e imprimar las piezas del vehículo. También de visitar con su amigo Enrique Clavero numerosas ferias especializadas de toda España como las de Sils, Valencia, Barcelona o Mollerussa para encontrar piezas. «He tenido que buscar todos los elementos que estaban deteriorados con el termómetro de la parte delantera. El cromado se hizo en Zaragoza, la tapicería en Zuera y las ruedas de encargo en la Michelin para que tuvieran un dibujo antiguo», precisa el alcañizano. Del montaje se ha encargado el taller de Ángel Martínez. El toque final ha sido la pintura. Ha obviado el negro originario, un color «triste», por pintar la parte delantera en un tono crema para darle «más vida» tal y como vio a otros vehículos por internet y en ferias.
Sánchez, miembro del Bajo Aragón Club de Vehículos Antiguos, siempre ha estado muy ligado a Autoclassic al igual que a otras ferias españolas. Lamenta que internet haya hecho decaer todos estos eventos especializados en el motor. La red ofrece muchas más posibilidades desde cualquier lugar del mundo para el objetivo por el cual se crearon las ferias: comprar y vender vehículos o piezas para los mismos. Otro cambio significativo es que ya no se muestran coches para restaurar sino que los que se ponen en exposición ya están totalmente terminados, lo que resta la magia de que una persona se encargue de poner a punto su vehículo como ha hecho Sánchez en los últimos ocho años. «Ya no es lo mismo, la satisfacción que te aporta ser quien restaura tu propio vehículo no te lo aporta uno totalmente nuevo», apunta el alcañizano.
