La previsión para el verano es óptima y los embalses están en buenas condiciones
El otoño lluvioso deja embalses en buenas condiciones que garantizan el agua en la presente campaña de riegos. Los datos de mediados de febrero y con Santolea en obras, muestran un embalse de Calanda al 76%, Mequinenza al 90%, Ribarroja al 93%, Caspe al 92% y La Estanca al 49%. Cueva Foradada, al 98%, se está sometiendo desde diciembre a desembalses periódicos para dejarlo al 90% de cara a la campaña.
Esta situación contrasta con la de hace un año cuando hubo que salvar una grave sequía e incluso hubo restricciones de agua de boca y de riego. «Estamos mejor que entonces en el inicio ya que, de los 175 hm3 que se necesitan anuales, tenemos unos 144 y lo que falta, seguro que entrará con lo que está bajando», detalla el presidente del sindicato central de la Cuenca del Guadalope, José Fernando Murria. «Si hubiera estado Santolea acabado, con estas lluvias ahora tendríamos todos los embalses llenos y nos hubiéramos asegurado cuatro o cinco años». Calculan que el agua está garantizada para «siete u ocho riegos». Optimismo compartido en la cuenca del Matarraña donde Pena, único gran embalse que regula el río, cuenta con 12,6 hm3, lo que representa más de un 70% de su capacidad total. Garantiza la disponibilidad de agua no solo en los regadíos de la cuenca baja del río si no un correcto suministro para Valderrobres y la cuenca media.
Las dos balsas laterales de La Trapa y Valcomuna en Maella y Mazaleón, cuyo sistema de regulación es único en Europa y modelo a seguir por otras subcuencas hidrográficas, están al 90% y al 99% de su capacidad, lo que asegura un vital suministro de agua para las acequias de Maella, Fabara, Nonaspe y Fayón. «Estamos muy tranquilos porque con las reservas con las que contamos actualmente tenemos garantizada la campaña con creces. Además, el río continúa llevando caudal suficiente», explica el presidente del Sindicato Central de Regantes, Jose María Puyol.
En espera de las balsas de regulación
Si en el Canal Calanda-Alcañiz siguen a la espera desde hace años de una solución que ponga fin a los reventones en kilómetros de tuberías, en la cuenca del Matarraña continúan reivindicando la construcción de las balsas laterales de Val de la Figuera y Val de Beltrán en el río Matarraña así como las de Comellares en el río Tastavins y otra balsa en el Algars. Este último río no cuenta con ninguna infraestructura de regulación en sus más de 70 kilómetros de recorrido y localidades como Cretas tuvieron que cortar el suministro de agua potable durante el pasado verano debido al insuficiente caudal del río. Las otras tres balsas pendientes permitirían ampliar la superficie regable, dotar de regadío de apoyo a los cultivos leñosos y en el caso del Tastavins, que tampoco cuenta con ninguna infraestructura de regulación, asegurar un mínimo caudal estival.
Todas estas obras se encuentran a la espera de que el Estado garantice financiación para ejecutar unas balsas que constituyen un ejemplo de regulación sostenible único en toda la cuenca mediterránea.