Hace 40 años José Antonio Gracia Ginés comenzó a recopilar palabras que escuchaba en su pueblo
A José Antonio Gracia Ginés siempre le ha atraído indagar en las costumbres y raíces de su pueblo. Un día, en la época en la que este andorrano pasó viviendo en Barcelona, decidió comprarse un libro de aragonés. Simplemente por curiosidad, y, ¿por qué no?, para comenzar a aprender. Sin embargo, José Antonio se sorprendió al ver que la mayoría de las palabras que aparecían en este libro procedían de la provincia de Huesca. No obstante, se sorprendió aún más cuando descubrió que estas palabras las había escuchado en su pueblo. Cuenta José Antonio que fue en ese preciso instante cuando decidió comenzar la ardua tarea de recopilar las palabras que escuchaba en casa, en las calles, de boca de los más mayores… En definitiva, las palabras andorranas más utilizadas.
Y así han pasado 40 años. Sin embargo, el andorrano afirma que «oficialmente» han sido en torno a unos 25 dedicados a recopilar, investigar, ordenar y definir vocablos, que han culminado en una obra que reúne 3.700 palabras y sus respectivas acepciones.
«Regirando por el pitañar» es el libro que presentó José Antonio en noviembre. Arropado por todos los suyos que le acompañaron en el Espacio Escénico de la Casa de Cultura de la Villa Minera, dio a conocer esta obra que, curiosamente, está siendo reclamada en mayor medida por los andorranos que viven fuera de la localidad.
Pero José Antonio no lo hizo para ser un súper ventas, sino que fue por pura satisfacción. «Personalmente, si echo la vista atrás, lo que me ha aportado es que me lo he pasado muy bien», afirma. El autor asegura que ha disfrutado de la edición de esta obra, sobre todo, en el último tramo, «cuando trabajaba en una cosa y eso me daba otras ideas e iba completándolo». Tanto es así, que no niega que a veces se haya ido a dormir a las 4 de la madrugada por estar trabajando. José Antonio compara la última etapa con la realización de una obra pictórica, cuando sólo falta añadir los detalles.
No obstante, para realizar este trabajo tan minucioso ha contado con la ayuda de varios colaboradores como José Ángel Aznar; Juan José Bielsa; Ramón Cubero; Salvador Gómez, Marco Negredo -quien ha escrito el prólogo- y la Asociación Cultural La Masadica Roya.
Palabras «andorranas»
La mayoría de palabras que se pueden encontrar en el libro, que recoge el patrimonio lingüístico de Andorra, proceden del aragonés. Hay también vocablos, aunque en menor número, que son variaciones del castellano y otro tipo de palabras que se utilizan solamente en Andorra. En este caso, son palabras que han evolucionado y tienen un significado completamente diferente al que se utiliza en castellano. Un ejemplo es el sustantivo «dolor». Mientras que en castellano significa molestia de una parte del cuerpo, en Andorra y, sobre todo utilizado por las personas mayores, significa «reúma». Por esta razón, cuenta José Antonio, «a veces puede llevar a confusión que una persona mayor se queje de «dolor» en el «ancón» (cadera, en la Villa Minera), ya que, si duele, es dolor. Pero ellos, en realidad, se están refiriendo al reúma», afirma.
Ser un «liloyo» (atontado), un «rongano» (pesado) o, por el contrario, ser una chica «pita» (apañada, lista); comer patatas con «piña» (coliflor) o pedirse un zumo de «presco» (melocotón) son otros ejemplos de esta situación que puede inducir a error. De hecho, el título ya es una declaración de intenciones. «Regirar» es buscar revolviendo, generalmente, y «pitañar» es la parte alta de algo y también es como se denomina al desván, la parte más alta de una casa. Como el propio autor indica, el título hace una referencia a lo que se puede encontrar buscando en un desván. «A propósito de las palabras de un vocabulario, hablo también de la vestimenta, las costumbres, la historia… en general, de la cultura andorrana», explica José Antonio.
Una enciclopedia
La historia, la toponimia, las tradiciones y costumbres de la Villa Minera han sido recopiladas en un meticuloso trabajo a base de una buena documentación. De hecho, «algunos lo comparan, más que con un diccionario, con una enciclopedia de Andorra que hace hincapié en las palabras», señala José Antonio.«Regirando por el pitañar» cuenta también con otras secciones como gramática, expresiones utilizadas por los andorranos, dichos típicos y festividades antiguas que se han perdido. En el libro, se muestran imágenes del siglo XX que representan escenas de la vida cotidiana de los vecinos en aquella época.
Andorra tiene una riqueza lingüística que se está perdiendo. En opinión de José Antonio, es debido a que el castellano se ha extendido y ha hecho que otras lenguas desaparecieran. «Hace 50 años se utilizaba un híbrido entre el castellano y el aragonés, pero con la instalación de la televisión todo aparece en castellano. Es un bombardeo tremendo», lamenta. La única solución que propone es continuar con su uso para que se sigan escuchando por las calles palabras como «aujetas», «pelarzos» o «miaja».