«Quiero que mi parroquia siga en pie», «salvemos el patrimonio de nuestro pueblo», «honremos a nuestros mayores que hicieron posible este bellísimo templo». Estas son algunas de las consignas que encabezan la campaña de recaudación de fondos que el párroco de la Iglesia de Andorra ha impulsado para llevar a cabo la reforma integral del techo. El objetivo es recaudar poco más de 10.000 euros. «Contamos lógicamente con un estudio técnico de las actuaciones necesarias», ha recalcado el sacerdote David Julián Rojas.
Representantes de numerosas entidades de la localidad-Junta de San Macario, Cáritas, La Asociación del Cachirulo, Cofradías de la Semana Santa, la Concejala de Cultura o la congregación religiosa, entre otras- y también vecinos a título particular se han sumado a la causa a través de un vídeo que ya circula desde hace una semana por las redes sociales para informar y animar a todo el que quera colaborar en la restauración. «La campaña ha querido incluir distintos tipos de representaciones, personas que creen, personas que no creen, pero que al final les une el mismo sentido común por querer conservar el patrimonio. Se ha generado una conciencia de sentido de pertenencia».
Existen dos formas de participar, ingresando la aportación al número de cuenta ES42 3080 0004 1024 6825 4012 (Caja Rural) creado exclusivamente para la recaudación de fondos o a través de las recolectas de la misa. «Empezamos la campaña hace una semana y la gente va respondiendo, poco a poco van aportando en las medidas de sus posibilidades».
Cabe recordar que la Iglesia ha permanecido cerrada durante un tiempo para salvaguardar la seguridad de los vecinos. Además de los daños en el tejado, la borrasca provocó también importantes desprendimientos de algunas molduras y decorados de escayola de las ventanas que cayeron al interior del templo. Durante el cierre se realizó una inspección interna para determinar el alcance de los daños y se llevaron a cabo diferentes actuaciones para eliminar el peligro. «Se retiraron aquellas molduras que estaban mal y que peligraban caerse, se reforzaron algunas y el peligro se quitó», ha resaltado el párroco.
El Ayuntamiento también colaboró en parte de los arreglos con una inversión de 6.000 euros. Realizó varias actuaciones en las tejas con riesgo de desprendimiento y la eliminación de las ornamentaciones del interior del templo en el techo y las paredes con peligro de caerse. «Hicimos estas actuaciones por responsabilidad», ha explicado el alcalde, Antonio Amador. Para tapar el agujero también intervino el seguro de la Diócesis.
Después de haber saneado parcialmente los daños y dado el visto bueno por parte de los servicios técnicos del Arzobispado de Zaragoza y del Ayuntamiento de Andorra, la Iglesia volvió a reabrir sus puertas entrada ya la fase 1 de desescalada del estado de alarma con las medidas de seguridad pertinentes.
Ahora desde la Parroquia se sigue adelante en la labor de restaurar la infraestructura, para que los vecinos puedan disfrutar de su Iglesia que lleva a cuestas siglos de historia.