El Liceo de Alcañiz acogió ayer una charla sobre la historia de este deporte como antesala de la 10K
El Liceo de Alcañiz realizó ayer un viaje al pasado con la ayuda de cuatro ponentes de excepción. El historiador José María Maldonado ejerció de padrino para hablar sobre el pasado y el presente del atletismo bajoaragonés. Junto a él tres atletas de excepción: Luis Lahoz, Isabel Esteban y Laura Clavería. Juntos realizaron una radiografía del deporte del atletismo desde sus inicios, allá por finales de los años 60, hasta la actualidad, con el Club Atletismo Tragamillas como referencia. Una conferencia que sirvió de antesala a la carrera de la 10K que hoy se celebra en Alcañiz por duodécimo año seguido.
Maldonado fue el primero en tomar la palabra. Fue de los primeros, junto a Luis Lahoz, en lanzarse a correr por las calles y caminos de Alcañiz a mediados de los 60. «Yo era un atleta de nivel menor, no como estos tres que tengo al lado», bromeó. Enseguida surgieron las anécdotas y vivencias. Se refirió a la carrera del pavo como una de las primeras pruebas que se celebraron por las calles de Alcañiz y que este año cumple su 50 aniversario. «Es curioso porque hemos averiguado que la primera fue en el año 66. O por lo menos una carrera similar».
Como si de una carrera por relevos se tratase, Luis Lahoz recogió el testigo de su compañero de batallas, y amigo, y prosiguió con las explicaciones. De las carreras del pavo de Alcañiz, que en sus inicios terminaba con la subida por la calle Mayor, pasó a hablar de las carreras de los pollos, «muy famosas en aquellos tiempos». «Había mucho público y también venía gente a correr que era muy buena y que, además, se podía sacar un dinero importante. Todavía recuerdo que en Calanda, creo que en 1969, nos tocó hacer 100 vueltas en la plaza de toros», dijo Lahoz al mismo tiempo que bromeó con que «siempre acabábamos los últimos».
Pioneros en el atletismo en Alcañiz y también los primeros en salir a correr por los montes de los alrededores del pueblo. En aquellos tiempos era algo casi desconocido para la gente, a quien le pillaba por sorpresa. Por aquel entonces, no existían pistas de atletismo y cualquier pista era buena para correr, «que no entrenar». No existía unas instalaciones como las de hoy, pero tampoco equipaciones específicas para correr. «No teníamos ni un chándal en condiciones. Bueno, recuerdo que alguno de los compañeros sí que tenía. Por ejemplo, uno tenía uno que le regalaron con el Cola-Cao…», bromeó Luis Lahoz.
Los años fueron pasando y cada vez era más normal ver a gente corriendo por Alcañiz. La afición fue creciendo y también se formó un equipo de chicas. Isabel Esteban fue una de las integrantes de ese equipo y tuvo su primer contacto con el atletismo gracias a la Carrera del Pavo de Alcañiz, aunque su pasión por el deporte parecía innata. «Digamos que era algo que se me daba bien sin entrenar. Cuando era niña jugaba en la calle y recuerdo que subíamos y bajábamos todo el tiempo la rampa del castillo. No me hacía mucha falta entrenar…». Esteban también resaltó la precariedad con la que corrían las atletas en sus tiempos, llegando incluso a tener que compartir zapatillas. «Es curioso porque con unas zapatillas podíamos correr hasta cuatro chicas el mismo día. Una terminaba y enseguida se las dejaba a la otra y daba igual si venía un poco más grande o un poco más pequeña…».
Después de hablar sobre las diferencias del atletismo de antes y ahora, de competiciones triangulares que llevaron a los hombres a competir en Aviñón y Tortosa y de comparar las zapatillas con las que antes corrían, llegó el turno de palabra para Laura Clavería. Ella comenzó a correr en Albalate del Arzobispo, su localidad natal, aunque llegó a Alcañiz a principios del 2000. De hecho fue una parte fundamental para la puesta en marcha y posterior crecimiento del Club Tragamillas. «La creación del club en el 2001 fue sin duda un punto de inflexión para el atletismo en Alcañiz. El reto era crear una Escuela de Atletismo y hoy en día la tenemos. En su día comenzamos con tan solo dos alumnos e incluso nos planteamos si lo mejor era seguir. Y debimos de elegir de la manera correcta, porque hoy en día el club cuenta con más de un centenar de alumnos«, destacó Clavería.
Otro de los puntos de inflexión para el atletismo alcañizano y bajoaragonés fue la construcción de las pistas de atletismo. Gracias a las nuevas instalaciones los nuevos atletas han podido y pueden entrenar todas las disciplinas de este deporte, porque como ayer se encargaron de explicar «el atletismo no es solo correr, hay muchas disciplinas más». Las nuevas pistas de atletismo han conseguido que los nuevos deportistas puedan entrenar salto de altura, longitud, lanzamiento de jabalina, de peso o de martillo. «Todavía recuerdo los primeros años cuando entrenábamos en las pistas antiguas. Cuando fuimos por primera vez a un Campeonato de Aragón a Zaragoza, los chicos alucinaron con las instalaciones…», señaló Laura Clavería. Mucho tiempo antes, las pistas de atletismo eran mucho más diferentes. Se anexionaron al campo de fútbol casi a la fuerza, teniendo que modificar la ubicación del terreno de juego. «Cuando nosotros corríamos ni se sabía lo que era el tartán. Antes las pistas eran de ceniza, aunque la de aquí era de gres machacado. No teníamos ni vestuarios y nos tocaba cambiarnos en las gradas, aunque poco a poco fuimos consiguiendo cosas», detalló Maldonado.
Durante los 17 años de historia del Club Tragamillas han sido muchas las personas que han disfrutado del atletismo en Alcañiz y las que han comprendido y aprendido los valores del deporte. Nombres como Alberto Sábado, Roberto Prades, Luis Florentín o Laura Clavería, entre otros, son referencia para los jóvenes. Pero la charla de ayer sirvió también para poner en valor a aquellas personas que se atrevieron a salir a correr y que pusieron la semilla de lo que hoy significa este deporte en Alcañiz.