La periodista zaragozana Patricia Peiró ha sido la encargada de recoger en una serie de podcasts todo lo que rodeó al Triple Crimen de Andorra, centrándose en la figura de Igor el Ruso. Tras varios meses de investigación ha salido a la luz el primero de los capítulos -producidos por Podium Podcast- que tratan de arrojar luz sobre este caso, que conmocionó profundamente al territorio.
¿De dónde surge la idea de llevar a cabo este trabajo en profundidad?
Todo empezó por un tuit. Cuando tuvo lugar el Triple Crimen de Andorra lo estuve siguiendo con interés. Me llaman la atención este tipo de sucesos y estuve muy pendiente, pero cuando vi que habían atrapado a Igor el Ruso en cuestión de horas dejé un poco atrás el tema. No obstante, uno o dos años después encontré en Twitter a la Asociación de los Amigos de Iranzo. Empecé a leer sus tuits, comencé bucear y me di cuenta de todo lo que reclaman, las 87 preguntas. Y es precisamente eso lo que se intenta abordar en estos podcasts, todos los interrogantes que dos años y medio después siguen en el aire.
¿Ha resultado complejo reconstruir todo lo que ocurrió?
Sí, tuvo cierta dificultad pero con tiempo todo sale mejor. Lo primero que hice fue ir Albalate y Andorra para hablar con la gente: alcaldesas, Amigos de Iranzo… recorrer la zona. Muchas veces casi se me ponían los pelos de punta. Resultaba bastante estremecedor sentir todo lo que había pasado allí y, sobre todo, las dudas que siguen existiendo entre los vecinos, entre los compañeros de Víctor y Víctor Jesús… Como sabéis esto no se ha olvidado y sigue muy presente.
Decidimos también abordar y profundizar mucho en la parte italiana de toda esta historia. Igor el Ruso nació en Serbia, con 20 años se fue a Italia y allí es donde empezó su carrera delictiva. En este sentido pudimos hablar con el fiscal que llevó el caso allí, con carabinieri e involucrados en la investigación, abogados, con gente que lo conoce de esa época y que también han ayudado a juntar las piezas de este rompecabezas para darle un poco más de consistencia y tratar de arrojar un poco de luz.
¿Cuántas voces intervienen en esta serie de podcasts?
No queríamos hacer un podcast de ‘esta es la verdad absoluta y te la vamos a contar’. Hay una serie de preguntas, hay una serie de dudas, pues vamos a hacérselas a todo el mundo que haya tenido algo que ver y que quiera participar. La historia abarca desde su juventud en Serbia, que pude reconstruir gracias a una periodista de allí. También hablé con periodistas italianos, el que fue su compañero de celda… Hay una serie de voces también que ayudan a explicar cómo fue ese ‘crecimiento’ como criminal, por así decirlo.
Finalmente los dos últimos capítulos están más centrados en toda la parte española. Ahí han colaborado y contribuyen mucho los vecinos de la zona, alcaldesas, compañeros de la Guardia Civil… que lo reviven cien por cien porque para ellos esta historia no ha muerto.
También habéis contado con La COMARCA para este proyecto...
Sí, sí. Cuando hicimos esa primera parte de documentación contactamos con vosotros y nos pasasteis mucha información, muchos audios. Hablé personalmente con algunos de vosotros y tuve la suerte de conocer a María Quílez en Teruel. Todo el material que nos hicisteis llegar fue súper útil, y parte de ello está incluido en el podcast. Además estuvisteis también presentes cuando sucedió todo, como me contaba María… Al final el periodismo de proximidad es lo más útil y lo que más llena en esos momentos.
¿Qué sensación te queda tras esta investigación periodística y después de poder hablar con los vecinos del territorio?
Lo tenía bastante claro desde el principio pero conforme iba trabajando en ello se fue reforzando la idea de que quería ser muy respetuosa con ellos. Trataba de ponerme en su lugar, insisto, responder esas preguntas y revisitar lo que se hizo mal. No desde un punto de vista acusatorio, sino analizar qué fue lo que se hizo mal, cuáles fueron esos errores. Este podcast no trata de contar la vida de un asesino, no, no pretende eso. Intenta revisar lo que pasó porque fue todo muy confuso, quedan muchos interrogantes, muchas cosas que te hacen pensar ‘¿cómo puedo pasar esto?’. Creo que si la gente tiene dudas es justo y es lícito que queden resultas en la medida de lo posible, sobre todo para que nunca vuelva a pasar. Es muy complicado que algo así vuelva a ocurrir pero cuando hay posibilidades es cuando no se analiza lo sucedido.