El alpinista oscense, Carlos Pauner, llevó a Andorra y a Alcañiz sus vivencias en los 14 Ochomiles.
Carlos Pauner ha llevado, y sigue llevando, el nombre de Aragón por los picos más altos del mundo. De hecho, es el cuarto español en alcanzar los 14 Ochomiles. Pero más allá de las gestas, el jacetano tiene mucho que contar. Vivencias y valores que solo da un deporte como el alpinismo.
Tras media vida llena de retos superados y, sobre todo, con la agenda cargada de otros nuevos como la conquista de las 7 Cimas más altas de los 7 Continentes, para Pauner, compartir se ha convertido en una responsabilidad. Es por ello que el viernes visitó Andorra y Alcañiz.
La mañana la pasó con los alumnos del IES Pablo Serrano, con chicos y chicas en una edad decisiva. «Trato de darles unas pinceladas para que puedan comenzar a escribir ese folio en blanco que es la vida y al que todos nos hemos enfrentado cuando teníamos 15 y 17 años. Les invito a que exploren aquello que les hace vibrar y les hago ver lo afortunado que es aquel que encuentra el camino a través del esfuerzo», dijo.
Fue a esa edad cuando él decidió que quería ser químico y que quería escalar montañas. «Que alguien sea tu mentor en ese momento es clave aunque entonces no lo apreciemos», dijo.
Acabó la jornada en el teatro municipal de Alcañiz, en un acto donde le esperaban decenas de personas de edades y perfiles muy variados. «Si esta mañana he sido capaz de inspirar a un niño a que tome las riendas de su vida yo estoy feliz. Ahora, si consigo abrir el mundo del Himalaya e incitar al deporte y a que la gente viaje a la montaña, yo estoy satisfecho», aseguró. «No hace falta irse al Everest, vivimos en una tierra de montaña con nuestros Pirineos», añadió.

Historias que inspiran
Desembarcó en el teatro de Alcañiz en el ciclo ‘Encuentros con Compromiso’ que organizó la Obra Social La Caixa. Uno de los grandes proyectos del alpinista es la fundación que lleva su nombre y que nació cuando acabó su proyecto de los Ochomiles.
«Sentí la necesidad de ayudar a la gente que tanto me había dado en el Himalaya y al mismo tiempo, sigo abriendo ese mundo a nuestros jóvenes dándoles la oportunidad de tomar contacto con aquella tierra pero dejando huella», comentó. Esto lo consigue a través de propuestas como la posibilidad de completar un trekking solidario en países como Nepal.
El auditorio alcañizano vio desde dentro su conquista del Everest con la proyección de un documental que abrió un amplio turno de preguntas. «Arriesgas tu vida y entran en juego valores y aprendizajes, que si no empleamos en la vida laboral y personal, deberíamos hacerlo. Hablo del conocimiento personal, el compañerismo, el esfuerzo, la capacidad de resiliencia,… Aspectos que se llevan al límite y por eso los aprendizajes son muy potentes», concluyó.
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