Más de 80 familias, en desacuerdo con la «gravosa» modernización, exigen que DGA entregue la concentración.
«No vamos a pagar el 40% del anteproyecto». Así de claro lo tienen los miembros de la plataforma recién creada en Samper de Calanda para mostrar su disconformidad con el último proyecto de concentración parcelaria de la huerta y modernización del regadío. El anteproyecto tiene un coste de 188.000 euros de los que ya se han abonado 113.000 y restan por pagar 75.000. Cantidad que no están dispuestos a pagar. «Devolveremos los recibos que haga falta», añaden.
La «Huerta de Samper» supone la modernización de los regadíos tradicionales del río Martín, con concentración parcelaria y cambio de sistema de riego a aspersión. Ya está redactado el Acuerdo de Concentración pero la comunidad de regantes deberá adaptarse a las nuevas condiciones de financiación de regadío del Gobierno de Aragón. Es en este punto en el que no están de acuerdo.
El proyecto está valorado en 6,6 millones de euros y no comparten el cambio de política de la DGA. «Las ayudas en 2014 eran de el 65% de la obra a efectuar y ahora, hablamos de una ayuda del 50% sobre los 9.000 euros primeros de gasto en cada finca, es decir, 4.500 euros que abonarán en distintos ejercicios económicos», relata Miguel Abós, uno de los miembros.
Reivindican además que se les entregue la concentración que ya está hecha. «Todos somos partidarios de la concentración y la queremos porque está hecha y poder disponer de la tierra y vender porque no vamos a entrar en un proyecto tan gravoso», añade.
Una huerta abandonada
Desde la plataforma, de la que forman parte más de ochenta familias, critican que la huerta samperina esté sumida en el abandono desde hace más de doce años. Ven en su recuperación la revitalización de la agricultura. Denuncian que «la huerta se abandonó para una concentración y modernización que lleva 11 años parado. No tenemos ni una cosa ni la otra», añade José Lorén. Denuncian la presencia de puentes hundidos, tajaderas obstruidas y que el agua no discurre por la acequia nueva.
«Recuperando las acequias de siempre en unos cinco años tendríamos regadío como se ha hecho toda la vida, cada uno pagando por el agua que emplea», comentó Alejandro Abadía.
Señaló además a la pérdida de patrimonio como los restos de un antiguo molino y el caño que atraviesa buena parte del casco urbano y es por donde debería pasar el agua de la acequia nueva. «Desde el sindicato se han empeñado en una gran obra que lo único que hará es fijar población pero a base de endeudar a los usuarios», añadió.
Respecto al sindicato señalan que «hace caso omiso de los acuerdos tomados en la última junta general a comienzos de año». En la de comienzos de años fueron elegidos cinco miembros de la plataforma. «No hemos podido constituir nueva junta porque no hacen caso», dicen.
Desde la plataforma han iniciado acciones de protesta como exponer pancartas reivindicativas en balcones aprovechando épocas de afluencia como Semana Santa o la reciente feria de agricultura y ganadería.
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