Dos bomberos de los que participaron en el salvamento de los dos jóvenes atrapados en el río Bergantes cuentan su experiencia
Llevan muchos años de bomberos a sus espaldas (más de veinte), pero sin duda, el del sábado fue el rescate más complicado que recuerdan como profesionales del Parque de Alcañiz. Dos jóvenes de Andorra estuvieron cuatro horas sujetos a la rama de un árbol después de haber volcado al bajar en un pequeño kayak por el río Bergantes a su paso por Aguaviva, que contaba con un caudal muy superior al habitual debido a las riadas de los últimos días.
Este rescate tenía muchos factores en contra, desde que los chicos estaban a casi 20 metros del cauce, la noche, el cansancio, la intensidad y violencia con la que bajaba el río… Sin embargo, todos ellos se superaron y terminaron con un final feliz después de cuatro horas de angustia. No obstante, podría no haber sido así por lo que ayer dos de ellos aceptaron la invitación para, un día después, relatar lo sucedido. Quieren que la ciudadanía conozca la labor del cuerpo de Bomberos de la Diputación de Teruel pero, sobre todo, concienciar de que hay que tener mucho cuidado ante las avenidas de los ríos.
Fueron cuatro los bomberos que se movilizaron el sábado por la tarde desde el Parque de Alcañiz: Francisco López, Fernando Alegre, José Manuel Larrey y Ángel Navarro, éste último oficial del turno. El rescate consistió en colocar una cuerda tensa, llamada en el argot línea de seguridad, que iba desde la orilla amarrada a tres ramas hasta donde se encontraban los chicos, a mitad del cauce (unos 18-20 metros de la orilla).
Fueron los propios jóvenes los que la amarraron y después, con la ayuda de uno de los bomberos que acudió hasta allí, se fueron deslizando por la cuerda gracias a que José Manuel Larrey les había colocado un arnés con un mosquetón con el que quedaban sujetos. Uno a uno fueron moviéndose por la línea con el impulso de sus manos mientras los otros tres bomberos, situados dentro del agua en la orilla totalmente cubiertos a excepción de sus cabezas, les ayudaban tirando de una cuerda de seguridad a la que también les habían sujetado. Así uno a uno se pusieron a salvo con tan solo una hipotermia leve y rasguños producidos por el arrastre del río tras la caída del kayak. Fueron trasladados inmediatamente a Urgencias del Hospital de Alcañiz pero no se quedaron ingresados. Ayer no quisieron realizar declaraciones.
Este rescate con final feliz tuvo tras de sí más de cuatro horas de mucha angustia por parte de los chicos y de toma de decisiones complicadas por la de los bomberos. Cuando llegaron al lugar del suceso, sobre las siete de la tarde, evaluaron en un primer momento intentar acceder por la zona alta del río e ir hacia los andorranos mediante una línea de vida pero enseguida se dieron cuenta que era imposible por la gran avenida del río y los restos que arrastraba el agua.
En ese intervalo de tiempo, los agentes de la Guardia Civil de la Compañía de Alcañiz desplazados al lugar les informaron de que había movilizado al Equipo de Rescate e Intervención de Montaña de Mora de Rubielos (EREIM) y al Grupo de Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de Huesca, aunque, debido a la distancia, tardarían en llegar como pronto casi dos horas. Bomberos también solicitó más personal y propuso la ayuda de los compañeros del parque de Caspe de la Diputación de Zaragoza, institución con la que existe un convenio de colaboración entre provincias, porque tienen un equipo de rescate en superficie con kayaks. Al tiempo que Navarro, el oficial del turno, realizaba estas gestiones, sus compañeros fueron comprobando el río y preparando las cuerdas.
Finalmente decidieron entre los cuatro bomberos que la única posibilidad de rescatar a los jóvenes era hacer una línea directa desde la orilla del río hasta donde estaban ellos. Contaban con la «tranquilidad» de que los andorranos no tenían contacto físico con el agua y, aunque se hubieran mojado al caerse del kayak, en un corto espacio de tiempo no iban a sufrir una hipotermia grave (también se encontraba el 061 en el lugar del suceso) por lo que disponían de un tiempo «extra» para realizar la instalación y asegurarse. En contra, contaban con la única luz de un foco y el peligro de que pudiera bajar algún tronco de gran tamaño.
Además, al ser de noche tampoco disponían de medios aéreos. «Les lanzamos una cuerda con nudos hechos por nosotros, unas vagas y mosquetones. Estaban afectados y con síntomas de hipotermia pero lo hicieron bien y amarraron la cuerda al tronco en la que estaban ellos agarrados. En teoría era correcto pero no dejaban de ser dos personas sin conocimientos en la materia», explica López. Por otro lado, desde la orilla se tensó la cuerda de la línea de vida a tres pequeñas ramas de poco diámetro. Los bomberos hicieron varias pruebas pasando ellos mismos por la cuerda para comprobar que aguantaba un par de metros.
Por su fisionomía, se decidió que fuera Larray el que llegara hasta los chicos, que lo recibieron con un gran abrazo. Primero comprobó la sujeción al tronco que habían hecho los jóvenes, que era la correcta y decidieron que cumplía «al 100% el objetivo de rescate». «Les colocó los arneses con el mosquetón y uno a uno los chicos tenían que aguantarse un poco con sus manos para ir acercándose a la orilla. Nosotros tirábamos a su ritmo y la técnica era ir tumbado prácticamente en horizontal para que la corriente rozara el cuerpo», precisa Navarro.
Una vez llegaban hasta donde se encontraban los bomberos, aún quedaba otra labor, subirlos a tierra firme. Se suplió el desnivel de unos cuatro o cinco metros gracias a que los guardias civiles desplazados, voluntarios de Protección Civil y otras personas tiraban con una cuerda desde arriba. «Los sacamos de uno en uno y después a nuestro compañero con el mismo sistema aunque en ese caso estábamos más tranquilos, nos preocupaban los chicos porque las fuerzas ya les empezaban a fallar (…) Tuvieron mucha suerte de que unas personas que se acercaron a un mirador para ver el río los avistaran y alertaran al 112. Imagina que llegan a pasar toda la noche allí y ante la desesperación les da por tirarse…», comentó López.
Ambos bomberos coinciden en que la acción de los jóvenes andorranos fue una «temeridad» por lo que insisten en que la ciudadanía se conciencie del peligro que tiene, en este caso, el agua. «Hay que evaluar los riesgos, hacerse un selfie en depende qué situación puede conllevar un problema», apunta Navarro con preocupación. En este caso, a la osadía de bajar en kayak por un río con un fuerte caudal se suma que no iban equipados para ello. Solo llevaban un chaleco pero ni casco ni ropa de neopreno.
¿Por qué no esperaron a los especialistas de la Guardia Civil? Finalmente optaron por ser los cuatro bomberos los que ejecutaran el rescate porque tenían la instalación hecha (la línea de seguridad) y comprobaron que reunían un porcentaje muy alto de garantías. «Si no no habríamos actuado y además, aunque los chicos no iban a sufrir una hipotermia grave de forma inminente sí que se podría haber agravado su salud y no poder colaborar en su rescate como lo hicieron. Nos vimos capaces y estuvimos todos de acuerdo en hacerlo. Si hubieran venido los equipos de Huesca o Mora habrían colaborado en el mismo procedimiento», apunta Navarro, quien agradece su colaboración a todos los servicios que trabajaron el sábado en el rescate. Estuvieron presentes 10 guardias civiles de los puestos de Alcañiz, Mas de las Matas y Andorra; y del destacamento de Trafico de Alcañiz; cuatro bomberos del Parque de Alcañiz, sanitarios del 061 y dos voluntarios de Protección Civil Bajo Aragón.
Los bomberos también destacan el «paso de gigante» que han dado en los dos últimos años en el Parque de Alcañiz en cuanto a mejora de las instalaciones, plantilla, equipamientos y formación. Ahora trabajan cuatro bomberos en cada turno de guardia –son seis- y no tres como anteriormente. A ello se suma la próxima apertura del Parque de Montalbán, con el que se recortarán tiempos de respuesta en la provincia para realizar múltiples tarea. Desde rescates de tráfico o montaña, incendios; u otras cuestiones más del día a día como la apertura de ascensores, el rescate de animales, o llevar agua en cubas a los pueblos.
Silvia dice
Enhorabuena por la gran labor que hacéis aún poniendo en riesgo vuestras propias vidas. Gracias!