Centenares de personas arroparon la cita de Ejulve que este año se concentró en una única jornada
Centenares de personas disfrutaron del Carrasca Rock en Ejulve en un año con novedades que parece que convencieron. Tanto el formato de un día como la oportunidad de acogerse a las ventajas del Bono Carrasquero que incluía comida, camiseta y entrada obtuvieron el visto bueno del público que gozó de una programación diurna que arrancó a las 11.00 y nocturna hasta las 6.30.
Desde la organización calculan que en el tramo diurno alrededor de 400 personas pasaron en algún momento por la plaza del Ayuntamiento, mientras que los conciertos nocturnos en el polideportivo semicubierto concentraron a otras 300. La cita, que cumplió doce años, acogió el primer concierto de Skaparapid en Aragón en su regreso a los escenarios. La banda valenciana se ha vuelto a reunir de forma puntual tras haber cerrado un ciclo de 15 años en 2007. Pusieron a bailar a cientos de personas a ritmo de ska, tanto a los seguidores que rememoraron tiempos pasados, como a las nuevas generaciones. Ejulve sonó a rock y del bueno dejando revelaciones sobre el escenario. La de este año lleva el nombre de Free City, que desde tierras vallisoletanas «se decidió a pisar Aragón «para conquistarlo definitivamente». La formación desplegó su punk rock y hardcore del bueno, «notablemente inspirado en grupos referentes como Desakato, que dejaron punteos de gran calidad y una energía inusitada sobre el escenario que caldeó una fría noche».
El celtic punk de Drunken Fighters (Barcelona) y el hardcore punk de Milenrama (Girona) gustaron al respetable, que arropó con su presencia al último grupo en tocar, los andorranos Última Sentencia. Su actuación, como la de todos, estuvo presidida por las pancartas de Siempre Iranzo que colocaron los amigos del ganadero asesinado en diciembre de 2017. Como recordaron desde el Carrasca, José Luis Iranzo solía subir con sus amigos a disfrutar del festival.
Un Carrasca para todos los públicos
La modificación del formato de dos días a uno, trajo consigo una programación muy completa y el refuerzo de franjas horarias como el vermú. De hecho, «las gambas a la plancha y la buena rumba de los Tumbaos se confirmaron como un buen binomio». Antes, Violeta y su maleta llevaron a la plaza del Ayuntamiento un cuentacuentos que animó a la lectura y a ser mejores personas a los pequeños, que también disfrutaron de un taller de batucada. Tras la comida popular, a la que se inscribieron cerca de 200 personas, el propio cocinero, el Sr. Balbín, puso un toque de humor con un monólogo.
Muy celebrada fue la actuación de Embers Path, grupo zaragozano de ska californiano que dejó con ganas de más al respetable. Sus ocho canciones dejaron un gran sabor de boca que terminó de rematar Tente con su punk rock inspirado en Los Ramones, con canciones propias y versiones de la banda.
La batucada Samba da Praça, «fiel escudera del festival ejulvino», puso el colofón a la tarde con un divertido pasacalles que bajó a la gente al polideportivo para tomar un bocadillo antes de las actuaciones de la noche y seguir con el Carrasca Rock.