El miedo al qué dirán, la presión de los vecinos e incluso de las propias familias, motivada por la cercanía y carencia de anonimato entre los vecinos del medio rural hace que las mujeres víctimas de violencia de género sufran y no den el paso a denunciar su situación. Son algunas de las principales conclusiones de la jornada online sobre violencia de género en el medio rural organizada por la Diputación de Zaragoza con la que la institución provincial se ha sumado a la conmemoración del 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y que fue retransmitida en la tarde del martes a través de la web de la DPZ y la de El Periódico de Aragón y a la que se han conectado más de 3.000 personas.
A lo largo de la jornada se puso de manifiesto que se trata de una realidad «invisible» y «estigmatizada» y se alertó del aumento de casos de violencia de género entre los más jóvenes. Cinco mujeres expertas en la materia aportaron datos e información sobre las peculiaridades que esta lacra tiene en el medio rural.
«Trabajamos constantemente para acabar contra la violencia de género. Es una responsabilidad de las instituciones poner los medios necesarios para luchar contra la lacra de la violencia machista», afirmó durante la presentación de la jornada la diputada delegada de Igualdad de la Diputación de Zaragoza, Pilar Mustieles, quien quiso destacar el «compromiso firme» que la institución provincial tiene con esta causa. Mustieles, en este sentido, enumeró también algunos de los planes y ayudas que la DPZ pone en marcha cada año, como el plan de Igualdad para Todas y Todas, dotado con 200.000 euros o la convocatoria de subvenciones para entidades sin ánimo de lucro que fomenten la igualdad en los municipios de la provincia, bajo el que también se han distribuido 200.000 euros.
El programa de la jornada, moderada por la periodista del gabinete de Comunicación de la Diputación de Zaragoza Eva Sanz Castillo, se dividió en cuatro videoconferencias y un coloquio final en el que los espectadores pudieron realizar preguntas y compartir sus reflexiones.
‘La Guardia Civil frente a la violencia de género’ por Beatriz Berné
La comandante jefa de Policía Judicial e Información de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza y primera y única mujer en ocupar este rango en la provincia de Zaragoza, Beatriz Berné, es además responsable de VioGen (el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género) en el ámbito rural de la provincia de Zaragoza. En su intervención explicó cómo es el proceso de atención a las mujeres víctimas de violencia de género en el medio rural que, según la comandante «están más expuestas a la vulneración de su derecho a la intimidad y al honor» y lamentó que el hecho de que en los municipios todos los vecinos se conozcan y comenten «hace que al final el nombre de la víctima esté en boca de todos sin saber lo que está pasando y lo que esa víctima está sufriendo». «Estas habladurías lo único que hacen es mermar la fuerza que la víctima haya adquirido para poner esa denuncia», señaló Berné, que apuntó, que se ha conseguido que cada vez se denuncie más este tipo de casos.
Berné explicó también que en la mayoría de casos de violencia de género que se dan en el medio rural son los vecinos los que avisan a la Guardia Civil a través del 062. En este sentido, informó que además de este teléfono existe una aplicación para el móvil llamada «alertcop» que facilita un sistema de alerta con el que solo pulsando un botón envía la ubicación a tiempo real a la comandancia.
La comandante jefa de Policía Judicial puso de manifiesto otro de los aspectos que diferencian la violencia de género en el medio rural: el hecho de que sean las víctimas las que tienen que salir de su pueblo y no los agresores. «Es entendible que si quiere empezar una vida nueva deba dejar atrás pero se les hace muy duro tener que ser ellas y no el agresor, lo que trastoca su vida, especialmente si tienen niños en edad escolar, algo que en las ciudades no pasa», señaló.

Además, detalló las peculiaridades que observan en los casos donde las víctimas proceden de otros países, hecho que, complica el abordaje de la situación. «Tienen un gran desarraigo familiar, normalmente no tienen a su madre o a alguien que pueda ayudarles moralmente y otros aspectos, lo que les lleva a ser más reacias a dejarse ayudar», apuntó la comandante jefa.
En conclusión, Berné hizo una apuesta por aunar fuerzas, educar en igualdad y no cesar los apoyos para conseguir «ayudarlas entre todos a empoderarse» para que cojan las riendas de su vida poco a poco. «Hay mujeres que rehacen su vida, que son capaces de salir del círculo y eso es una satisfacción», añadió.
«Evolución y progreso de la violencia de género en el ámbito rural», a cargo de la abogada Amaya Betoré
La licenciada en Derecho por la Universidad de Zaragoza y letrada del Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza, Amaya Betoré, repasó las mejoras en los recursos que ha ido viendo a lo largo de sus 16 años de experiencia en el turno de asistencia a víctimas de violencia de género en los juzgados de Ejea de los Caballeros y Tarazona.
Betoré admitió que continúa existiendo presión social y familiar especialmente en el medio rural. Ante esto, la abogada insistió en que todas las mujeres «vivan donde vivan» tienen a su disposición recursos para ser asistidas jurídicamente «de inmediato» y «con las mismas garantías que en la ciudad», para lo que trabajan junto a los ayuntamientos, con los que se logró crear sinergias que han permitido poner a la disposición de las víctimas pisos de acogida en los que se atienda a las víctimas y a sus hijos y puntos de encuentro.
«La divulgación, sensibilización y visibilización ha hecho que la presión social ya comience a ser para el agresor. Hemos conseguido que la sociedad rural empiece a mostrar repulsa y colaboren con la víctima. La presión social se está transformando en apoyo, aunque todavía se ven casos. La mujer comienza a saber lo que es la violencia de género en toda su extensión, hemos conseguido que sepan que más allá de la agresión física hay comportamientos que son violencia de género y no tienen por qué soportarlo», aseguró Betoré.
Aún así, dejó claro que «no podemos bajar la guardia» y alertó del aumento de casos de violencia de género entre los más jóvenes. «Estamos viendo casos en parejas muy jóvenes, incluso menores de edad. Hemos detectado aceptación de comportamientos de violencia de género por las propias jóvenes e incluso los propios amigos, la aceptación como algo normal de que nos controlen las redes sociales, por las que se divulgan imágenes de la víctima, que agravan su situación, máxime en el medio rural. No es raro ver en gente joven como se niega que determinados comportamientos sean violencia de género», concluyó.
‘Aportación desde el Tercer Sector: visibilización, detección y alianzas para el trabajo en red’
Expertas en malos tratos y atención a mujeres víctimas de violencia de género, María Jesús Soler y Yolanda Paúl, señalaron el cambio en el perfil de las víctimas, que han pasado a ser mayoritariamente, según indicaron, mujeres migrantes, sin trabajo ni recursos y sin red familiar ni social.
Para ayudarlas, desde la entidad trabajan día a día desarrollando proyectos «que vengan a sumar», como los relacionados con la inserción sociolaboral o los basados en la atención a las víctimas que en muchos casos ya han agotado el tiempo en otros recursos y también aquellas líneas de trabajo basadas en la concienciación y en la sensibilización. «Son procesos complejos en los que hay que extremar la colaboración, hay que construir una red fuerte y protectora en la que nadie se quede fuera», han asegurado, al mismo tiempo que han explicado la crueldad de los casos que han atendido: mujeres víctimas de todas las violencias, obligadas a prostituirse, a contraer matrimonio, que no podían identificarse como víctimas a las que ha sido necesario trasladar a otra ciudad porque su vida corría peligro, presionadas por su familia, etc. «Esto es real, no es una ficción», alertaron.
‘La realidad de la mujer rural ante la violencia de género’ por la formadora experta en violencia de género Luisa Velasco
Velasco es exinspectora de la Policía Local de Salamanca con 32 años de experiencia, doctora en Psicología con distintos másteres en violencia de género, y colaboradora en varias publicaciones sobre violencia doméstica y machista, se mostró de acuerdo con las peculiaridades de la violencia de género en el medio rural puestos de manifiesto a lo largo de la jornada. Casos que conforma, dijo, «una realidad compleja», a los que hay que enfrentarse «utilizando otras ópticas», ya que «entender el mundo rural nos ayudará a atender a la mujer y a sus decisiones».
«No siempre la percepción de esa realidad puede ser real porque igual solo vemos una parte del problema. El ámbito rural siempre va a tener mayor dificultad, es un entorno más rígido, que tiene consecuencias para la mujer, pierde su anonimato, cercanía a la familia del agresor, reconciliación con nuevos embarazos que añaden dificultad, el miedo al cambio, ese aislamiento, e incluso verse expuestas en su centro de salud o ante las fuerzas y cuerpos de seguridad a los que están muchas veces próximos a sus agresores», señaló.
Velasco también hizo un llamamiento a actuar con prontitud ya que «es más fácil actuar ante las primeras muestras de violencia. Si el tiempo pasa y la mujer no decide romper continuará siendo maltratada y será más complicada la ruptura».
La jornada se retransmitió en directo pero ya puede verse al completo en este enlace.
Eso que dice el titular es una solemne tontería. Eso quien lo dice, una «experta» de Zaragoza»????
Si en un pueblo se sabe que una mujer es maltratada, salta la alarma de forma inmediata, y al que se pone en cuarentena es al presunto maltratador. A lo mejor en Nueva York, es al revés.
Ya vale de criminalizar al mundo rural, ya vale.
Que bien se vive de las arcas del estado.