Los vecinos de Ráfales estrenarán a lo largo de esta semana nuevo botiquín médico. El tímido aumento de la población que la pequeña localidad del Matarraña está viviendo en los últimos años animó al consistorio, hace varios meses a actuar para renovar las instalaciones que albergan el consultorio del médico, la consulta del practicante y la farmacia y que están situados en el mismo edificio que el hogar de la tercera edad. Por todo ello el Ayuntamiento de Ráfales decidió invertir 2.000 euros en la adecuación de un nuevo espacio en el que está previsto que se ponga en marcha a finales de esta misma semana.
Lo cierto es que hasta el momento los vecinos de Ráfales ya disponían de servicio farmacéutico a través de la farmacia de La Fresneda, ya que la localidad, desde el punto de vista sanitario está asignada a la farmacia de esta última localidad.
Sin embargo, a partir de esta semana, contará con un espacio físico que abrirá sus puertas coincidiendo con los días en las que la médico, en este caso, de La Portellada, pasa consulta en el pueblo. «Creemos que ha quedado un espacio muy adecuado para prestar este servicio y ya tenemos ganas de verlo en funcionamiento», explicó Jose Ramón Arrufat, alcalde de Ráfales.
Demandan la ampliación de la escuela
Simultaneamente técnicos del Gobierno de Aragón han visitado en los últimos días las instalaciones del colegio público de la localidad tras la demanda del consistorio para que Educación renueve y amplíe el edificio tras el aumento de nacimientos que el municipio ha vivido en los últimos años. Los 14 alumnos con los que cuenta actualmente el centro educativo han hecho que las instalaciones, que datan de los años 50, se hayan quedado pequeñas. Desde el inicio de este curso, los desdobles de varios de los cursos deben llevar a cabo sus clases en varias de las salas de la casa consistorial.

Además del espacio, el edificio se ha quedado totalmente obsoleto por la antigüedad de su diseño y por sus instalaciones. Por todo ello desde el consistorio confirmaron que continúan trabajando junto con el servicio de Educación, para dar luz verde a la ampliación del actual edificio educativo y poder ganar así una nueva aula, además de renovar y adecuar las actuales instalaciones. Pese a la demanda que plantean desde la localidad, que tan solo suma 140 habitantes, no ocultaron su satisfacción por el aumento de niños experimentado en los últimos años.
Todo ello después de varias décadas consecutivas de pérdida de población. Una regresión demográfica que ha sido constante e imparable desde los años 60. La localidad contaba con 616 habitantes en los años 50 y llegó a superar los 800 habitantes a principios del siglo XX. Sin embargo, y pese a la gran historia que atesoran sus calles y casas solariegas, la localidad ha sido, como el resto de la provincia, víctima de la despoblación.