Atrás queda una Semana Santa que no caerá en el olvido. Ni los mayores del lugar podían imaginar un año sin procesiones en la calle y, sobre todo, sin esas reuniones en torno a un tambor. Ha habido Semana Santa de otra forma, desde casa cumpliendo las medidas del estado de alarma y haciendo sonar los tambores, el sonido Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Entre las coberturas propias y las imágenes que nos han hecho llegar desde tantos lugares de confinamiento, esta Semana Santa quedará para la posteridad.