Convertir el patio en un «refugio climático». Es el objetivo del proyecto en el que se encuentra inmerso el Colegio Público de Aguaviva. La idea es renaturalizar este espacio para que los alumnos puedan aprender a través de las sensaciones, las experiencias y el trabajo en comunidad.
Perteneciente al CRA Olea, este centro cuenta en el presente curso con un total de 36 alumnos que se implican en este proyecto, en el que también colaboran desde diferentes asociaciones y entidades. En estos momento se están adaptando los dos patios, delantero y trasero, a fin de configurar ese «refugio climático». «Es un proyecto para nosotros muy ambicioso, porque participa parte de la comunidad no solo escolar, sino de la localidad: las asociaciones de padres e incluso la cooperativa que está situada en la ermita, que son los que han elaborado el proyecto y que son con los que estamos mano a mano elaborando estas actuaciones en el patio», explica Merche Margelí, directora del centro y también concejal de Educación de Aguaviva.
La cooperativa de la que habla es Zoocánica, que el pasado 2020 puso en marcha en la localidad un centro de investigación. Dedicados a la creación de biomateriales y bioestructuras, participan ahora en este proyecto, implicándose más si cabe con Aguaviva, donde cuentan con uno de sus centros base.
Esta reestructuración de los patios del colegio de Aguaviva se está llevando a cabo gracias a una subvención para entidades locales destinada a la adaptación de espacios en relación al cambio climático. Varias han sido las actuaciones llevadas a cabo ya en el patio delantero: «Se han puesto unas pérgolas para dar sombra, jardineras para que haya mayor vegetación. Hemos puesto también un domo, una cúpula, que nos han ayudado mucho desde el centro de investigación a ver cómo se podría hacer… Hemos pintado dibujos en el suelo también para que puedan jugar los niños…», cuenta la directora.
Pero las labores continúan en el trasero, en el que incluso se ha incorporado flora y fauna para que los pequeños puedan conocer de cerca algunos aspectos de la naturaleza. Se ha creado un huerto escolar en el que implicar también a las familias. «Queremos que las personas de la tercera edad vengan y nos cuenten los métodos tradicionales de cultivo y se involucren con nosotros», añade Margelí. A esto se suma una zona de descanso y una gran novedad: una charca para conocer distintas especies vegetales y animales.
Una experiencia que espera seguir construyéndose poco a poco dentro de este proyecto, muy marcado por la implicación desde diferentes ámbitos de la sociedad aguavivana. Además, desde el centro animan al resto de aulas integradas en el CRA y a sus localidades a que puedan sumarse. «La idea es continuar, e incluso extenderlo a los otros pueblos del CRA porque al fin y al cabo somos un cole de los seis que forman nuestro CRA y nos gustaría poder aplicar este modelo al resto de colegios», concluyó Margelí.