Albert Rojas García inició recientemente su tarea como director del nuevo Centro de Innovación de Teruel, una entidad que ya tiene sus puertas abiertas en Oliete. Con lazos directos con el territorio, este experto en innovación territorial con gran experiencia en proyectos de desarrollo social se ha instalado a vivir en Ariño para coordinar un proyecto que asume como «un reto profesional» pero también como «una oportunidad a nivel personal» para mejorar la vida de las personas que viven en la tierra de la que proviene parte de su familia.
El Centro de Innovación ya está dando sus primeros pasos desde la sede física del programa ‘Despertadores Rurales Inteligentes’ de Apadrinaunolivo, entidad que también actúa como puente en su gestión. Todo el proceso se está dando a conocer en sus redes sociales: Instagram (@citeruel), Twitter (@citdeteruel), Facebook y Linkedin (Cit de Teruel).
En su primera entrevista bajo este cargo, el director adelanta en qué fase se encuentra el centro, cómo funcionará cuando esté en pleno rendimiento y cuáles son los pasos a seguir para para garantizar los objetivos del centro: impulsar tanto el empleo como el emprendimiento así como la retención y atracción de talento, favoreciendo el asentamiento de la población en los pequeños municipios del territorio.
¿De dónde nace su interés por ser el director de este centro?
Tengo vínculos directos con Ariño a través de mi familia. Siempre he tenido una conexión directa con este municipio, y también con el resto de la provincia. A todo ello se suma que siempre me han generado gran interés temas como la lucha contra la despoblación. Por eso mismo, a través de mi oficio como trabajador social comunitario, siempre me he implicado en diferentes proyectos de reactivación de zonas rurales desde la economía social, solidaria y sostenible. Ahora, dirigir este centro se me presentó como un reto profesional para continuar ese camino, pero también como una oportunidad a nivel personal para regresar.
El espacio ya ha abierto sus puertas. ¿En qué fase se encuentra?
Hay que tener en cuenta que somos el primer CIT provincial, estamos abriendo camino. El año pasado, aunque este no estaba abierto, ya se realizaron acciones diagnóstico en dos Comarcas piloto que son Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Aragón y de ellas se obtuvieron una primera tanda de propuestas. Pero antes de comenzar a trabajar en ellas nos encontramos inmersos en la creación de una figura jurídica conjunta que defina el centro, un proceso en el que Apadrinaunolivo está trabajando como puente.
¿Cuáles son estas primeras propuestas que se plantearon?
Salieron diez propuestas relacionadas con diferentes temáticas. Algunas giran en torno a la economía circular y, por ejemplo, la gestión de residuos agrarios. Pero también hay otras relacionadas al acceso a la vivienda, erasmus rurales vinculados a la FP, cuidados a personas mayores e incluso temas de movilidad sostenible, entre otros. Por nuestra parte, ya hemos empezado a contactar con los posibles líderes de cada proyecto y ya estamos viendo la viabilidad existente para poder convertirlos en una realidad.
Una vez el centro esté en pleno funcionamiento, ¿cuáles serán sus objetivos?
El objetivo fundamental será conseguir articular todos los actores, centros o espacios que trabajan para impulsar el desarrollo rural a través de la innovación para que hagan esta tarea de forma colaborativa. Hay muchos que ya están trabajando en ciertas áreas pero de forma individualizada. Nosotros lo que queremos es sumar y unir estos proyectos para que así tengan más impacto. Todo ello aportando todo los recursos posibles que estos agentes y actores ya existentes puedan necesitar. Podríamos decir que el CIT será un dotador de recursos.
¿Podría beneficiarse también alguien que quiere poner en marcha un nuevo proyecto?
Por supuesto. Hay muchos proyectos potenciales que nunca llegan a salir adelante por las debilidades que existen en el territorio. Así como un ciudadano emprendedor de Zaragoza tiene una serie de recursos para sacar adelante una iniciativa aquí también, pero estos están reducidos. Por ello debemos generar alianzas entre los diferentes actores para que ese acompañamiento sea verdaderamente fuerte y que estos puedan tener éxito.
En estos casos encontrar financiación es uno de los principales obstáculos. ¿Qué podría hacer el CIT en este sentido?
Esta es una de las principales necesidades que hemos detectado en el territorio. Por lo que el CIT también buscará ser ese faro que pueda derivar a este tipo de personas a la fuente de financiación que resulte más adecuada, así como a subvenciones o ayudas para que su proyecto pueda salir adelante.
¿Cuáles son los retos en el territorio para los que este proyecto quiere trabajar?
Tenemos varias áreas que queremos activar a través de la cooperación que realicemos con los diferentes agentes. Una de ellas sería mejorar la conectividad, así como solucionar la falta de viviendas, dos de las principales problemáticas del territorio. También queremos impulsar e invertir en nuevos modelos de trabajo y negocio.
¿Cuándo se podrán ver resultados?
El convenio entre el Ministerio y la Diputación dura hasta 2025, por lo que tenemos dos años por delante de trabajo. Pero queremos que el CIT sea generador de propuestas y captador de recursos para tener más sostenibilidad en el tiempo. Para ello también se plantea un crecimiento en el equipo hasta cinco personas que se encarguen de todas las facetas del centro.
¿Qué impacto tendrá esto en la provincia?
Si toda va bien, en dos años, para algunas de las acciones que se están planteando en tema de vivienda o movilidad existirán modelos piloto que ya se podrán manifestar en el día a día de los vecinos. No solo es una reactivación económica de la zona, sino también eso: la mejora de la calidad de vida de las personas que viven aquí. Así se evitará una fuga de población, se atraerá a gente y se retendrá talento, algo que también es fundamental.