Luis Buñuel pasará a la historia del cine como uno de los grandes genios de dicho arte, lo que sus memorias vienen a confirmar es que el director calandino tenía una brillantez personal al nivel de su consideración cinematográfica.
El genio aragonés, junto con la ayuda de su amigo y colaborador habitual en sus películas Jean-Claude Carrière, hace un repaso excelso a su vida en sus memorias ‘Mi último suspiro’ (Debolsillo, 2012), desde sus primeros recuerdos de sus veranos en Calanda hasta los últimos apuntes que pudo realizar sobre su estado de salud, pasando por temas de mucho interés como sus primeros impulsos sexuales, tan importantes a la postre en su sugestiva filmografía, o sus años en la Residencia de Estudiantes en Madrid, de los que se saca un inmenso anecdotario junto a los personajes más importantes de la vida cultural de la época, como sus amigos y acompañantes en multitud de aventuras y canalladas Salvador Dalí o Federico García Lorca.
La mente de Luis Buñuel va recorriendo con plena lucidez los lugares de su vida. Qué hizo en tal café de París, a quién se encontró por las calles de Nueva York, qué pasó en alguna noche de parranda en Toledo o incluso llega a dedicar un amplio espacio del libro a una de las cosas que más ha amado, o esa impresión me da; el Dry Martini.
Sin caer en el pecado original de muchas autobiografías, que es caer en una reivindicación personal continua, el libro es capaz de crear un vínculo muy espacial con el lector, puesto que da la impresión de que el director natural de Calanda ha abierto su mente al público en horario ininterrumpido. Toda una vida, con su difícil discurrir, sus alegrías o sus momentos más disparatos, parece estar a nuestra disposición, y eso, en lo que a mí respecta, me parece un ejercicio interesantísimo, cuanto ni menos la vida que podemos ojear es la de una persona que tuvo una tan peculiar.
En resumen, alguien que hasta sus últimos estertores pensaba en cómo gastar una broma sobre su defunción a sus amistades no merece menos calificativo que el de genio absoluto, en el cine y en la vida.