Los peores presagios se confirman. La población de cabra hispánica cayó en picado en los últimos meses en el Matarraña debido a la incidencia de la sarna sarcóptica. Esta enfermedad parasitaria habría acabado ya con entre el 80% y el 90% de la población de cabra hispánica, matando a miles de ejemplares y es previsible que continúe avanzando y extendiéndose por otras comarcas. Los expertos en la materia afirmaron que la incidencia de la enfermedad está siendo la esperada y apuntaron a que podría haberse pasado ya el punto más crítico.
La recuperación de la especie sin embargo no comenzará a ser una realidad a corto plazo. Se estima que la especie necesitará, al menos, un invierno más para comenzar a crear una población más resistente a la enfermedad. Días después del temporal de nieve de la borrasca Gloria en localidades como Beceite llegaron distintos ejemplares agonizando hasta el mismo casco urbano. «Pensamos que si no hemos pasado ya el momento álgido de la enfermedad, estamos muy cerca. Se están empezando a observar algunos ejemplares resistentes pero lo cierto es que costará mucho que la población se recupere», explicó Juan Manuel Batiste, asesor técnico de buena parte de los cotos de caza del Matarraña.
Pese a la resignación con la que los cazadores y los amantes de esta especie acogen esta realidad, lo cierto es que, vistas otras experiencias, se confía en una cierta recuperación de la especie en los próximos años. En otras zonas afectadas como Sierra Nevada ha logrado sobrevivir, al menos, un 10% de la población existente que ha desarrollado una resistencia a la sarna que ha transmitido a sus descendientes. En otras comarcas como en el Maestrazgo y en Gúdar-Javalambre, pese a que todavía no se ha registrado ningún caso, esperan de forma inevitable que tarde o temprano llegue la plaga, todo ello después de unos años en los que la especie vivió un espectacular aumento de la población que fue acompañado de una dispersión y distribución por buena parte de la provincia.
Pese a que en un inicio se discutió sobre la idoneidad o no de adoptar distintas medidas para controlar el avance de la enfermedad, muchos los expertos creen que es mejor que la plaga alcance su punto más álgido cuanto antes para generar así una población más resistente. Es precisamente a finales de invierno cuando mayor es el contagio de esta enfermedad parasitaria que se propaga por contacto. La época de celo y el hecho de que muchos ejemplares mantengan un contacto más estrecho para resguardarse del frío explica que sea en esta estación cuando mayor es el riesgo de contagio.
La incidencia de esta agresiva plaga está produciendo además otros perjuicios más allá de lo meramente ecológico. La economía de muchos de los cotos de caza de la zona puede verse seriamente resentida por la práctica desaparición de la venta de ejemplares para su caza. Muchos de los cotos, especialmente los situados en las poblaciones más montañosas, con una menor actividad de caza menor, han podido sostenerse económicamente gracias, en buena medida, al interés que esta especie suscita en muchos cazadores. Algunos de ellos venidos desde otras comunidades autónomas o incluso desde otros países. Sin duda uno de los más mediáticos fue el caso de Donald Trump junior que estuvo en la comarca de Gúdar-Javalambre cazando ejemplares de cabra montés cuya subespecie existente en el territorio se denomina internacionalmente Beceite spanish ibex.
De igual modo muchos establecimientos hosteleros notaban positivamente la llegada de cazadores al territorio. Pese a no ser un número excesivamente elevado, lo cierto es que se trataba de un goteo constante de clientes que solían elegir periodos invernales y épocas de temporada baja practicar actividades cinegéticas. El foco de esta enfermedad se originó en la parte catalana de los Puertos de Beceite y en los últimos años se ha extendido a Aragón. Recientemente se han localizado los primeros ejemplares afectados en la provincia de Castellón en las localidades limítrofes con Aragón. La enfermedad está provocada por un ácaro que parasita al animal. No afecta a humanos y provoca una dolorosa muerte del ejemplar después de acabar con todo su pelaje y afectar gravemente su piel.