El tambor o el bombo en los nueve pueblos de la Ruta y en otros muchas localidades del territorio es mucho más que la afición que uno puede tener a tocar un instrumento. Lleva consigo muchas connotaciones y no importa tanto la destreza como lo que significa a nivel emocional.
De esos sentimientos saben mucho en la familia Galve Borraz. Fernando Galve (padre) es desde finales de 2019 presidente de la Ruta del Tambor y Bombo y vicepresidente del Consorcio Nacional, por lo que aún no se ha estrenado en ningunas Jornadas. Después de nueve años presidiendo la Cofradía del Cristo de los Tambores y Bombos de Andorra, su pueblo, y con una larga trayectoria tamborilera, asumió este cargo como uno de los mayores honores para una persona para la que el tambor es toda una pasión. «Hay a gente que le gusta el fútbol u otras actividades. El tambor es mi pasión, mi hobby. Soy un enamorado de la Semana Santa y por eso me animaron a dar un paso adelante», explicaba hace unos días en el parque de San Macario junto a su familia, confiando en que al año que viene, por fin, se pueda celebrar una Semana Santa con absoluta normalidad.
Fernando se ve desde muy pequeño con las túnicas y tambores heredados de su hermano y sus primos. En casa, preparándolo todo. En la escuela del tambor, aprendiendo a redoblar desde muy pequeño. «Como todos los que hemos vivido y nacido en esta tierra», reflexiona.
Ahora Fernando enseña a sus hijos, Fernando y Lucía, a vivir la Semana Santa y el toque como a él se lo inculcaron. «Les transmitimos esa pasión y les animamos a participar activamente». Habla en plural porque para conseguirlo tiene a su lado a la mejor aliada. Aunque no comparten ni túnica, ni toques, ni procesiones, ni siquiera pueblo en Semana Santa, su mujer, Pilar Borraz, es otra apasionada de la tradición bajoaragonesa. Es de Calanda y es allí donde pasa cada Pascua, con su familia y amigos. De hecho, tocar el tambor en Andorra para Semana Santa se reduce a estos dos años de pandemia.
De pequeña salió de hebrea y más tarde de Judith con la cabeza de Holofernes -papel que ocupará su hija cuando se retomen las procesiones-. Fue costalera de la Dolorosa desde los 14 años hasta que se casó y de María Magdalena hasta hace dos años. Ahora procesiona como cofrade del Santo Ángel.
Pilar explica que hace las maletas cada Miércoles Santo para vivir en Calanda las mejores fechas del año. El Jueves Santo recoge a sus hijos para llevarlos con ella. El Sábado Santo, tras el cese del toque en Calanda a las 14.00, regresan a Andorra para que Fernando y Lucía terminen de tocar con su padre. «Yo después del cese de Calanda ya me quito el tambor hasta el año que viene», matiza.
Pero Fernando y Pilar sí que tocan el tambor juntos. Lo hacen en las Jornadas de Convivencia de la Ruta y en las Nacionales del Consorcio. No se han perdido ninguna y coinciden en que son los fines de semana que más disfrutan de todo el año. «Bueno, en Semana Santa mi padre también se escapa a Calanda el Sábado Santo por la mañana a almorzar huevos fritos en casa del tío Paco y la tía Teresa», confiesa divertido el pequeño Fernando.
Con un toque prometedor, el joven Fernando explica que toca el tambor desde muy pequeño, en la escuela de tambores de Andorra y también en casa, donde todos ensayan con un tambor sordo. También prepara el Cristo de los Tambores junto a su padre para que todo esté listo antes de la procesión de las Antorchas de la madrugada del Viernes Santo. En Calanda, aunque no toca el tambor, participa en las procesiones. Hace dos años salió como Nazareno. «Antes tocaba el tambor también en Calanda, pero dejé de hacerlo porque es que me tengo que aprender muchos toques…», se queja sonriendo divertido. A sus 10 años, recuerda perfectamente cómo fue la Semana Santa de 2019 y las anteriores y, como no podía ser de otra manera, las echa de menos. «Es una rutina que nos gustaba mucho pero que llegará otra vez», confía.
Lucía, con 7 años, es muy clara cuando le preguntan qué es lo que más le gusta de la Semana Santa de Andorra: «tocar el tambor con mi padre y mi hermano». De Calanda, le gusta que, además de tocar el tambor, se puede participar en las procesiones de muchas formas. «Puedes salir de personajes diferentes como Judith y muchas cosas», dice. A los tres años comenzó en la escuela del tambor. «El año pasado sólo fui cuatro días pero ahora ensayo en casa. Aunque mi hermano me dice que me ayuda él, yo le digo: no, mejor papá», explica entre risas.
Su madre subraya que la tradición en el territorio está muy «arraigada», por lo que cree que no corre peligro que los más pequeños se «desenganchen» de la Semana Santa. «Si no podemos transmitirles los sentimientos a través de las procesiones o el tambor, les enseñamos vídeos, les contamos cómo lo vivimos… las familias estamos intentando que nuestros niños no olviden lo que somos», explica.
El presidente de la Ruta reconoce que ha sido muy difícil tomar la decisión de no celebrar Jornadas ni actos estos dos años pero destaca que la prioridad es la salud y que al año que viene volverán los redobles a las calles «con más fuerza que nunca».
estas mujeres —– ,,,,, pues nada amigo fernando . el domingo de pascua a calanda . y el lunes PASCUICA . la pilar pa
ANDORRA . un saludo FAMILIA