La Asociación Amigos del Tambor organizó ayer, el primer Domingo de Cuaresma, la tradicional salida para tocar y almorzar
Es de los símbolos más característicos de la ciudad y que, con solo mostrar su imagen, ya transmite a todo aquel que pase por la N-232 cuál es una de las mayores tradiciones de Alcañiz. El Monumento al Tambor cumple este año medio siglo de vida con una gran vitalidad. Buena muestra de ello se dio ayer, que como cada primer Domingo de Cuaresma los alcañizanos se reunieron para hacer sonar los que para algunos fueron los primeros toques de la temporada.
Se trata de una tradición que nació con la creación de la escultura del artista de Rubielos de Mora José Gonzalvo en 1968. Anteriormente, los veteranos enseñaban en la zona de El Cuartelillo. Cuando se inauguró la estatua los alcañizanos comenzaron con la tradición de subir al Monumento, pero con el tiempo se fue perdiendo la costumbre. Hace unos 15 años la Asociación de los Amigos del Tambor de Alcañiz recuperó una iniciativa que se ha consolidado con el tiempo.
Ayer domingo no faltaron los toques y tampoco el almuerzo que reparte la asociación para coger fuerzas y entrar en calor. Pese al tiempo y el frío, la asistencia fue muy buena. Después los socios se reunieron en una comida de hermandad.