La Central Térmica de Andorra ha dejado de echar humo esta misma noche. La desconexión del sistema eléctrico de lo que ha sido el icono industrial de la provincia de Teruel se produjo durante el turno de noche y prácticamente por sorpresa. Los trabajadores conocieron la decisión al mediodía, pese a que intuían que este momento iba a llegar más temprano que tarde. Lamentaron que la empresa no les informara con «más tiempo» y aseguraron que «no por ser una muerte anunciada es menos dramática».
Aunque parece más que probable que la Central permanezca apagada, aún no se puede hablar del final del carbón puesto que todavía quedan 25.000 toneladas de lignito en la campa de la Térmica. Según defiende Endesa, esta cantidad -que daría para unos cinco días de actividad puntuales o ininterrumpidos- se quemará hasta el 30 de junio de 2020, cuando se produzca el cierre definitivo de la Central Térmica. Endesa insiste en que la planta andorrana estará disponible hasta esa fecha, de modo que, en el momento en el que la demanda energética lo requiera, se conectaría al sistema y comenzaría a producir con el carbón acopiado.
Anoche, los trabajadores de la Central veían con impotencia la última exhalación de la chimenea. Iban a pulsar un botón que supondría el final de una etapa. Ellos piensan, al contrario de lo que dice Endesa, que la Central no volverá a encenderse. Explican que el carbón que queda, «que es todo barro y hay menos de 25.000 toneladas», acabará en alguna escombrera y que, en las próximas semanas, lo empezarán a notar en las plantillas. Han solicitado una reunión con Endesa para informarse de la situación y llaman a la manifestación que tienen prevista en Zaragoza el próximo 29 de febrero.
«Desde mi infancia, he visto la Central echando humo. Es pensar en no verla más, y se me hace un nudo en el corazón. Pero lo que más me fastidia es que no voy a ver ni mi pueblo, porque me voy a tener que ir de aquí», decía emocionado Pedro Miñana, presidente del comité de la empresa auxiliar Maessa, ayer por la noche.
Antonio Planas, trabajador de Endesa y miembro también del Comité, se mostró indignado tanto con la empresa como con las administraciones. «Nos han engañado y nos han faltado al respeto. Solo hemos recibido palmaditas en la espalda de unos y otros», indicó. «Hace un año vino la Ministra Teresa Ribera y nos prometió que Andorra iba a ser referente de la transición. Y no hay transición ni justa, ni injusta, ni nada», denunció.
«A los gobiernos les tenía que dar vergüenza acercarse por aquí», añadió Gustavo Mañas. En su caso, es operario de Endesa desde hace 16 años, está viudo y tiene una niña de 9 años. No sabe qué le depara el futuro porque está pendiente de una recolocación que no sabe cuándo llegará ni dónde le llevará. «Hay compañeros que ya se han tenido que ir. Uno a Melilla y otro a Cuenca. ¡Y eso que las recolocaciones iban a ser en la zona!», reclamó. No obstante, reconoció que mayor problema tienen los «compañeros y amigos» que pertenecen a subcontratas, «porque ellos están aún peor».
Uno de los ejemplos es Ángel Villén, que entró a trabajar en la Central Térmica de Andorra en 1988 y tiene 53 años. Ahora pertenece a la subcontrata Nervión, de limpieza, y reconoce que tiene la moral «por los suelos». «¿Ahora dónde voy a ir? ¿Qué empresa me va a coger con 53 años y toda la vida dedicado a la limpieza industrial?», se preguntaba a las puertas de la Térmica.
Se mantiene el ritmo del empleo
Desde Endesa, llaman a la calma y reiteran que el apagón no va a afectar a la plantilla ni a los contratos que la eléctrica tiene con las empresas auxiliares de limpieza, mantenimiento y el resto de tareas. «Se mantendrá el mismo ritmo de empleo», dicen. Recuerdan que todavía quedan 130 empleados pertenecientes a la empresa eléctrica que se irán recolocando en los próximos meses y subrayan que ya se ha reubicado a 22 personas.
A partir de hoy y según aseguran desde la eléctrica, los empleados llevarán a cabo tareas de mantenimiento, limpieza y revisiones, las mismas que se realizan cuando los grupos se encuentran parados. La última desconexión de la Central de Andorra se produjo durante la borrasca Gloria, cuando la Térmica se vio obligada a detener su actividad. La quema se retomó el viernes pasado y estos días ha trabajado un grupo quemando unas 5.000 toneladas diarias.