Aragón ha retrocedido este lunes a alerta 3, el más restrictivo de los tres niveles que establece el decreto ley aprobado el pasado lunes por el Gobierno de Aragón en consejo de gobierno. El pequeño comercio del territorio se ve afectado sobre todo en lo que respecta a los aforos. En las tiendas más pequeñas sólo pueden entrar los clientes de uno en uno, algo que ya estaba ocurriendo en la alerta 2. El aforo es del 25%.
En Alcañiz, desde la Asociación de Comercio y Servicios, lamentan sobre todo la situación de los empresarios hosteleros, que atraviesan una situación dramática. El cierre de la hostelería también afecta al pequeños comercio ya que los vecinos salen menos de casa y no se propician las compras. No obstante, desde las asociaciones siguen trabajando en las campañas de Halloween y Navidad para incentivar el consumo local.
«Vienen tiempos duros pero intentaremos luchar»

Varios bares del territorio potenciarán la comida para llevar. Es el caso de algunos como La Chesita de Alcañiz, que ya comenzó este verano y que está funcionando muy bien adaptando la carta a la temporada. También seguirá con la terraza a la mitad. Elena Marín explica que por ahora las mesas en la calle tienen buena acogida pero cuando llegue el frío invernal no sabe cómo responderán los clientes. «De momento veo a la gente muy animada, somos muy de salir. El viernes por la noche estuvimos llenos y nos preguntan si vamos a tener comida para llevar. Vienen tiempos duros pero con ilusión intentaremos luchar».
«Es incongruente que se legisle aquí igual que en Zaragoza»

Los hoteles y alojamientos pueden permanecer abiertos y a los clientes alojados pueden darles servicio de desayunos, comidas y cenas. Eso sí, sin superar el 25% de los aforos en los comedores. En la Fábrica de Solfa, en Beceite, han establecido dos turnos. Además, a los clientes no alojados les seguirán dando servicio en la terraza, que instalaron tras más de tres meses cerrados durante el primer estado de alarma. «El principal problema es que se está legislando sin tener en cuenta el medio rural ni el turismo rural. Es incongruente. Estamos en una zona sanitaria en la que hay un bajo nivel de covid, que nada tiene que ver con Zaragoza», explica el gerente Javier Moragrega.
Clases dirigidas al aire libre o en grupos de seis con distancias

Las actividades deportivas, entrenamientos y clases dirigidas en el polideportivos como el de Alcañiz ya se reestructuraron la pasada semana con la alerta 2, ya que las restricciones son similares. Las clases dirigidas se pueden realizar en espacios cerrados en grupos de seis (pueden ser varios grupos siempre y cuando entre ellos haya una distancia de al menos cinco metros y no exista interacción entre ellos). Además, muchas clases se mantienen en el exterior, donde los aforos son más amplios. En cuanto a los clubes, se opta por trabajo más técnico en los entrenamientos para evitar el contacto. En las aulas más reducidas, como la de danza, se alternan las clases.
Reorganización de los cursos en autoescuelas y formación

Las academias y autoescuelas han tenido que modificar sus clases. Es el caso de Autoescuela 2.000, que cuenta con cuatro centros formativos situados en Alcañiz, Calanda, Híjar y Valderrobres. «Nos afecta en la planificación de los cursos, la capacidad de las aulas quedan disminuidas por lo que nos repercute en una menor rentabilidad y en muchos casos no poder cubrir la demanda», ha explicado Angus González, director de la autoescuela. Si en circunstancias normales recibían a un máximo de 20 alumnos por aula, ahora este volumen se remitirá al 30% permitido. También se han dado demoras en los servicios de examinación debido al primer confinamiento. «Se ha ido acumulando y todavía no hemos podido sacar, pero dentro de lo que cabe vamos dando el servicio».
«Tenemos que ver lo positivo y sacar lo mejor de la situación»

El centro de formación Indavi es otro de los espacios que se va a ver afectado por esta nueva normativa. En el centro solo se permitirá un el 30% del aforo. Los muchos cursos con los que cuenta se verán perjudicados y tendrán que readaptar el número de alumnos, aunque en muchos casos ya se imparten online. A pesar de estas circunstancias complicadas, su gerente, José Miguel Borruey, prefiere ver el «vaso medio lleno»: «Hay que ver lo positivo de la situación y sacar lo lo mejor de ella, no podemos salir de casa, pues aprovechemos el tiempo para aprender un nuevo idioma o ampliar algún conocimiento que nos servirá cuando todo esto acabe».