El día de Todos los Santos se ha vivido de una forma muy diferente este año. El confinamiento perimetral de Zaragoza y Teruel así como el cierre de las comunidades vecinas ha provocado que miles de familias no hayan podido honrar a sus difuntos este año visitando los cementerios y dejando flores frescas a sus seres queridos. En los camposantos, la jornada se ha desarrollado con tranquilidad, con una afluencia tres veces inferior a la de todos los años. Los vecinos han escalonado sus visitas desde el viernes en una de las jornadas más tristes que se recuerdan.
En Alcañiz, los que se han acercado este 1 de noviembre de Todos los Santos lo han hecho comprobando de antemano que no había aglomeraciones. Muchos otros han adelantado su visita en días anteriores a esta fecha. «La jornada está siendo bastante tranquila, la gente está siendo consciente de las circunstancias y se han ido repartiendo las visitas», ha explicado Sergio Flores, peón del cementerio, quien ha matizado que el volumen de visitantes de otros años triplicaba la afluencia de este domingo.
Las medidas higiénico-sanitarias como el uso obligatorio de mascarilla, entradas y salidas señalizadas o geles hidroalcohólicos repartidos por diversos puntos del cementerio han sido la tónica general del ambiente cargado de silencio en el camposanto. «También se han puesto unos carteles informativos en las dos entradas del cementerio y alfombrillas para que la gente se limpie los pies», ha explicado Flores.
Salvo quejas puntuales «por tener que llevar la mascarilla en el cementerio», como ha reclamado una persona nada más acceder al recinto, no ha habido mayores incidentes y la gente se ha mostrado solidaria y cooperante. «Creo que estas medidas son en beneficio de todo el mundo», ha insistido el trabajador municipal.
Las flores frescas depositadas en la mayoría de los sepulcros han sido la prueba de la afluencia escalonada tanto en días anteriores como en la jornada de este domingo.
Para muchos de los visitantes este ha sido «un día aún más triste se cabe». Han querido mantener la tradición de recordar a sus seres queridos en este 1 de noviembre, anteponiendo ante todo la seguridad. «Hemos venido y hemos dicho, si hay mucha gente nos daremos la vuelta», ha señalado, Ángela Gascón, una de las personas que se ha acercado este domingo al camposanto. No ha sido el caso, y tanto ella como sus dos acompañantes, han podido acceder con tranquilidad respetando todas las medidas higiénico-sanitarias.
La crisis no ha podido «romper la costumbre», aunque sí la ha condicionado. «Lo vivimos con mucho cuidado. Con el miedo que tienen todas las personas de no encontrarnos con mucha gente», ha recalcado. Para Ángela la visita de este año ha sido «aun más emotiva». «He superado el virus y gracias a Dios para mí ha sido pasajero y en mi familia no hemos tenido ninguna muerte. Debe ser durísimo para la gente que ha perdido a su familiar y no lo ha podido despedir».
También ha tenido una reflexión sobre cómo el virus le ha trastocado la vida. «Es penosa la situación, nos parte la vida. Somos mayores y estábamos en el derecho de disfrutar de algún viaje, de tomarnos un café con las amigas, ahora lo tenemos muy limitado. Pero entiendo que la gente que tiene necesidad del dinero lo está pasando peor que nosotros», ha recalcado.
«Hemos buscado el horario adecuado para que no fuese una hora de mucha gente», ha explicado Esther Alavés, vecina de Alcañiz, que también ha mantenido su visita como todos los años. «Para mí es un día triste, es un día de reconocimiento y de memoria para ellos. Pienso que posiblemente este año los cementerios se visiten más porque la gente ya no ha viajado tanto», ha recalcado.
«Estamos todos con miedo, hemos venido a ver a la familia porque por desgracia tenemos gente aquí», han señalado otros visitantes al camposanto que han querido salvaguardar su identidad. Han mostrado «su pesar» por todas las personas que no han tenido una segunda oportunidad ante el coronavirus. «Es aún más triste vivir este día en estas circunstancias».
Muchos de los visitantes se han acercado con sus propios vehículos, habiendo un continuo goteo de llegadas y salidas del parking del camposanto. Por su parte, el servicio de autobús (línea cementerio) ha notado este año una considerable disminución de la afluencia. «Está siendo una jornada muy tranquila, no hay afluencia apenas, en lo que llevo de día solo he llevado a unas 5 ó 6 personas», ha destacado Juan Carlos Ponz, el conductor. El servicio tampoco ha notado mucha demanda en días previos de vecinos que han podido adelantar la visita al cementerio. «Con respecto al año pasado mucha menos gente».
Ausencias en el Matarraña
En el Matarraña se ha notado especialmente la ausencia de muchos catalanes descendientes del territorio. Los vecinos han respondido a los bandos municipales que la mayoría de los ayuntamientos han ido emitiendo en los últimos días y han escalonado unas visitas a los camposantos, que comenzaron a producirse a principios de semana.
Ha sido el caso del cementerio de Valderrobres, donde buena parte de los vecinos que han acudido hasta el lugar, han apuntado que la afluencia ha sido considerablemente menor a la de otros años. «Está todo muy tranquilo, la gente ha hecho caso de las recomendaciones y apenas se ve gente a pesar del buen día que hace», reconocían desde la familia Gil, que ha acudido a depositar flores en los nichos de sus antepasados. Otros vecinos han apuntado que la situación se ha repetido en toda la comarca. «No hay ni la décima parte de gente que en anteriores años. Pero no solo aquí, venimos del cemenerio de Beceite y la situación era similar», han explicado los integrantes de la familia Giner.
Sin embargo lo que sí ha sido evidente a ojos vista es la abundancia de flores y ornamentos en las tumbas de los seres queridos, similares a las de otros años.
De igual modo, en municipios de menor población como Fuentespalda, los vecinos han hecho caso de las recomendaciones y no se han registrado aglomeraciones de personas. «Estamos muy satisfechos porque emitimos un bando para evitar que se produjesen aglomeraciones y los vecinos han hecho caso y han acudido de forma muy escalonada», ha explicado Carmen Agud, alcaldesa de Fuentespalda.
Además de las visitas al territorio, la tradicional celebración de la cena de la Castañada, prácticamente ha sido anecdótica. El otrora común olor a castañas asadas ha estado prácticamente ausente, en esta ocasión, de las calles y hogares de los matarrañenses.